Ezequiel Rodríguez, a la búsqueda de su propio camino

RIO COLORADO (ARC).- El protagonista masculino de esta película es Ezequiel Rodríquez. Tiene 22 años y alcanzó cierta popularidad con su trabajo en «Verano del 98». Aunque su carrera comenzó a los ocho años, luego de un casting para chicos que supieran bailar y cantar. Grabó el disco «Relámpagos» entre otros con Florencia Peña y Marcelo Rago (hermano de Pablo), trabajó en publicidad y en varios programas de televisión. Entre ellos «El Superclan», una producción chilena de gags cómicos con respecto al mundo de los adultos visto desde la óptica de los niños. Más tarde participó en «Gerente de Familia» con Arnaldo André y Andrea Bonelli, «Las chicas de enfrente» y «bolos» varios en «Hombres de Ley» y «Grande Pá».

Hasta «Verano 98», que por continuidad le sirvió de mucho para despegar después de tanto carreteo.

En la pantalla grande trabajó años atrás en «Tres alegres fugitivos» «Las puertitas del señor López», «El mundo contra mí» y «La edad del Sol».

-Ezequiel, después de tanto remar llegó el primer protagónico….

-Está bueno que me llegue en este momento, más allá del resultado. Evaluar todo por el resultado resulta muy tedioso y en el terreno personal pretendo llevar agua para mi molino en lo que respecta a la experiencia. No tomarlo como una oportunidad porque eso crea presiones.

-¿Como es tu personaje en este filme?

-La conformación de este personaje fue un trabajo que delineamos con Javier (el director Olivera). Había algo que contar que es lo importante. El personaje que interpreto viene de San Isidro, de un status económico importante y no se relaciona en un plano de igualdad con alguien de un pueblo. Dentro de su ignorancia, para él son raros. No es algo que buscó, sino que heredó. Se da cuenta de eso y empieza un proceso de cambio a lo largo del filme, donde todo para él, es la primera vez.

-¿Hay puntos en común con Ezequiel Rodríguez?

-A mí me pasa todo lo contario a ese rol. Soy un pibe de barrio, de una familia humilde, de clase media baja. Mi padre es colectivero y mi madre ama de casa pero que me dieron todo. Ojo, que por allí eso no es suficiente para relacionarse en un plano de igualdad. Pero para mí es más fácil.

-¿Como se refleja en la actuación esta diferencia?

-Esto es el arte de lo sutil, lo obvio no sirve. Con sutilezas establecemos con el director que este pibe marca una distancia con la gente, por allí con la sola mirada. Porque si hay un cambio tiene que ser profundo. No podemos quedarnos en el cambio de tonadita al hablar. Pasa por cambiar la energía, que sea de menos lucha con la gente y adaptarse. Eso es lo que nos planteamos con el director y estaría bueno que eso se note en la película.

– ¿Que explicaciones le encuentras al fenómeno «Verano del 98»?

-Pasó algo muy raro. Yo no puedo ponerme a acusar a nadie del canal ni mucho menos. Pero fue un programa que cambió varias veces de horario, siempre se adaptó y el público igual lo seguía. Era como un corcho, por más que lo quisieran hundir, no se podía.

–Entonces..

– Se habla de una mecánica azarosa, porque no hay otro condimento para el éxito. Sin con esto desmerecer, se trataba en un comienzo de actores jóvenes sin muchas herramientas, con libros que puede ofrecer una tira. Y el programa funcionó, entonces se habla de una magia.

– También hubo cambios profundos en la temática a lo largo del ciclo…

– Sucede que se hacía muy complicado sostener un programa con cambios de horario tan abruptos. Y por eso, también cambiaba el contenido.

-¿Cuanto influyó en tu carrera?

-Yo le estoy muy agradecido a ese programa. No hablaría tanto de un despegue porque yo venía trabajando en esto desde hace mucho. Pero me sirvió.

-¿Volvés a la tira una vez finalizada la película?

– Rescindí contrato cuando me fui y quedamos en hablar con el productor a mi vuelta. En televisión nunca se sabe. (DEG)