F. C. Sud trágico y su puente

Una huelga, un envenenamiento, algún crimen, la caída fatal de un dinamarqués

Entre los antecedentes de la fundación de Neuquén (los buenos y los que no lo fueron) la historia conocida, fuera de algunos tramos novedosos aportados en estas páginas («Historias patagónicas»), omite -curiosamente- las dificultades de los gobiernos territoriales neuquinos anteriores a Bouquet Roldán. Los conflictos con los opositores, el comercio, la prensa y PE. Ni los enfrentamientos facciosos, las persecuciones políticas, las denuncias públicas, ni las intervenciones de comisionados, se narran en las biografías o semblanzas a mano, sobre todo, de los gobernadores Olmos y Alsina. La reprochable omisión le hace un flaco favor al destino de los ciudadanos. Tuerce su identidad dejándolos frente a los bronces de sus antepasados antes que abreven en la franca realidad histórica. Si reconociéramos a aquellos personajes como de carne y hueso, nuestra actualidad resultaría comprensible. El pecado juvenil de Abel Chaneton siendo juez de paz de Las Lajas -el rapto de una menor de 14 años publicado en los diarios porteños- lo pagó con una condena de un año. Otro tipo de pasiones le valieron -poco después- la exoneración como comisario neuquino, pero pronto se erigió como impecable intendente y mejor periodista, también mártir de la defensa de la verdad sobre los crímenes de Zainuco. Y hasta su enemigo -y también periodista- Adolfo León Dachary acaso ¿no figura como comisario de órdenes entre 1919 y 1920 habiendo sido antes -aunque en defensa propia- el matador del policía Ponce Escobar, además de un protagonista importante en la fuga masiva de la cárcel de Neuquén de 1916?

Es bueno acopiar toda novedad que hace al pasado regional, aún las rectificaciones menos candorosas. Incluso detalles más triviales que no son la médula de la historiografía regional, pero constituyen la verdad cotidiana del pasado.

En ese orden, algo poco divulgado: desde Buenos Aires, el poderoso comerciante y hacendado David Spinetto (el del mercado erigido en Balvanera en 1894) contribuyó con 500 pesos a los festejos de la fundación de Neuquén. O esto de los fuegos artificiales, verdaderamente encendidos durante la inauguración de la ciudad de Neuquén (hay crónica que lo alude y otra que menciona al encargado de encenderlos.

Sin embargo, lo dicho en la vejez por el «petiso» Arsenio B. Martin, es que los fuegos fueron suspendidos (había pasado medio siglo. Aunque, en 1904, el entonces joven Arsenio, como periodista corresponsal -entre otras tareas que encaraba el entonces – brindó buenas crónicas y datos cu

riosos en los umbrales de aquellos festejos y que oportunamente se detallarán en esta serie de historias.

Dramas sobre rieles

Se sabe que la construcción del ramal de Bahía Blanca a Neuquén del F.C. Sud -y sobre todo el puente sobre el río que puso la punta de rieles sobre territorio neuquino- resultó decisivo para la futura fundación de la capital definitiva de Neuquén, pero esa epopeya no sólo abundó en dificultades sino que costó varias vidas. Al gobernador y coronel Lisandro Olmos le tocó gobernar desde poco antes de la inauguración de línea, cuando la inundación de ese 1899 frustró el banquete que se daba al presidente Roca en el homónimo pueblo rionegrino, un desastre que finalmente arrasó el valle, arruinó el ramal entre Roca y Chelforó y sembró la muerte y la pérdida económica (ya detallado en estas páginas).

Disputas personales, accidentes fatales de trabajo y hasta alguna huelga, pusieron máculas que no figuran, claro, en la historia del F. C. de Rögind, pero rescataron los diarios. A principios de octubre de ese año 1899, coincidió, por ejemplo, el asesinato del peón ferroviario José Coristia en Chelforó en pelea con Luis Gentilo -que fugó-, con la huelga de 150 peones ferroviarios que amenazaron de muerte al ingeniero Gounier del F.C.S., algo que desde Choele Choel movilizó al jefe de policía Eduardo Beovidez y la huelga «fue dominada pacíficamente debido al tacto…» del mism (LP del 5 y 7 de octubre de 1899).

Tres días después, en un boliche de Choele Choel, un capataz de cuadrilla del F.C., el italiano Juan Ceroni «envalentonado por el alcohol, blasfemó contra los argentinos…» (LP del 9/10/899) e irritó al nativo Santiago Cabrera que lo hirió a cuchillo. Intervino Beovidez, apresó a Cabrera en la fonda «del señor Córdoba» y, en un tren, el italiano marchó a salvar su vida en Bahía Blanca. También había buenas noticias, como la de 10 días después, cuando se divulgó que el jefe de la estación terminal Limay (hoy Cipolletti) levantó una colecta vecinal para ayudar a los soldados dados de baja en la cordillera arribados de a pié y sin dinero para volver en tren a sus pagos.

Del estudio preliminar del puente sobre el Neuquén se ocupó el ingeniero Carlos Crag desde setiembre del '99. El informe viajó a Londres y allí el proyecto lo confeccionaron los ingenieros consultores Livesey, Son y Henderson. En plena construcción, se instalaron carpas para los trabajadores en la isla intermedia (sofocantes en verano y reemplazadas por ranchos de totora) y en la evacuación por la inundación de julio de 1900, cuando milagrosamente se salvaron las vidas de quienes persistieron en quedarse allí.

El río bravo tuvo entonces un listado nutrido de ahogados. El 29 de marzo de 1901 se tragó para siempre a Evaristo Hidolo, valeroso, solitario y ahorrativo guardahilos español, cuya pequeña fortuna quedó vacante. Pero de las víctimas fatales en la construcción del puente, la más curiosa fue «de envenenamiento por imprudencia de un peón de la cuadrilla…» (LP del 28/04/1901).

 

Dinamarqués inmolado

 

No faltaron otros accidentes hasta que el puente quedó concluido y la vías siguieron hasta donde se levantó la estación Neuquén. Pero el 5 de setiembre de 1901 «el maestro pintor Matías Mackeprang se cayó al río por entre los durmientes…» (LP del 8 de setiembre) y fue inútil el intento con dos botes por salvarlo. Sólo se encontró el saco y la gorra. Era dinamarqués y su familia -en Tandil- quedó en el desamparo. La Prensa del 8 de setiembre narró esa muerte y protestó por la falta de tablones «que sirvan de camino e impidan el mareo».

Aún en la tarde del 26 de octubre, al llenar por primera vez con 300.000 litros el tanque de agua de la estación Choele Choel -y un día antes de llegar el gobernador rionegrino Eugenio Tello- estalló al saltársele las duelas de cada fleje.

Todo sucedió durante el gobierno del coronel Lisandro Olmos, al margen de su gobierno, claro. Conviene explicar su conflicto con el juez letrado y su propio jefe de policía, el en parte homónimo Arturo Olmos y en tiempos que soñó con Casimiro Gómez en erigir el pueblo donde, 3 años después, se inauguró la capital neuquina.

Curiosidades patagonicas

• Sin agua y sin cartero. Para el 8 de febrero de 1904 – según LP- en Rawson, Chubut, rogaban por un cartera (sólo había «mensajero» para telegramas) mientras en Trelew se carecía de agua y los vecinos marchaban «una legua y media hasta río» con damajuanas y barriles.

• Correo para San Blas. Lo reclamaba en esa misma semana el vecindario para vincularlo con Patagones, servicio que cubría gratuitamente Rodrigo Gómez.

• Perjuicio a menores. En Sierra Grande el comisario Zenón H. Aguirre desenmascaró al recién instalado (LP del 11/02/1904) estanciero Juan Escudero que se titulaba dueño de haciendas. Aguirre investigó 7 meses y descubrió que la hacienda se la entregó su socio Remigio Pereira a título de albacea de los hijos de los fallecidos Pedro Escudero y Señora. Le sustrajeron boletas de marca y marcas de hierro. Pereira tenía a los menores con una familia de Patagones, pero a partir de la investigación, él y su socio marcharon presos a Choele-Choel.

• Canal para Roca. Según La Prensa del jueves 11 de febrero de 1904, el día anterior arribó el gobernador Tello con el ingeniero galés Owen y personal (10 hombres). Ese plantel estudiaría el canal que tiene proyectado e irrigará 40.000 hectáreas.

• Abandono en estación Río Negro. Los diarios del 13 de febrero de 1904 denunciaban que los materiales destinados al hospital militar regional permanecían abandonados -la mayor parte a la intemperie- en la estación Río Negro (luego Stefenelli).

• Gobernador del Chubut fuera de límite. En la gira que el gobernador Julio B. Lezana del Chubut hizo en 1904 para recorrer su territorio, se fue de límites. Según LP del 14/02/904, el día anterior 200 vecinos del rionegrino Ñorquinco (RN) lo aclamaron y peticionaron. Iba acompañado del jefe de policía Julio Fougere y del salesiano Mario Luis Migone que llevaba varias giras apostólicas y como comisionado del registro civil. Desde Ñorquinco el gobernador hizo peticiones telegráficas al P.E. excedidas de su jurisdicción, y siguió por Bariloche y El Bolsón.

• Salesiano galopador. El cura Migone en su paso por Ñorquinco inscribió 44 chicos, bautizó 35 y casó 6 personas, en su mayoría indígenas. El año anterior (1903), su gira duró 6 meses e informó al superior que «he recorrido, siempre a caballo, un trayecto de 1.050 leguas, pasando por todos los todos diseminados por el Chubut» (Archivo salesiano de Bahía Blanca, legajo Migone, y según P.R. Paesa – «El amanecer del Chubut»). En esa gira realizó 600 bautismos.

fnjuarez@interlink.com.ar


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