Falleció el autor belga Hugo Claus

Además de escritor, fue pintor e hizo guiones. Entre sus obras están "El asombro", "Los rumores" y "Belladona".

BRUSELAS – Ya no tenía la mirada intrépida de las fotos de los años 70. Su paso se había vuelto más tranquilo, dubitativo. Pero su presencia seguía entusiasmando al público incluso cuando ya había superado ampliamente los 70 años. Cuando Hugo Claus, el escritor más famoso de Flandes, se sentaba delante de un micrófono con su camisa roja y leía sus poemas, los oyentes lo seguían como bajo un embrujo. Con Hugo Claus murió ayer en Amberes el que posiblemente era el autor contemporáneo más importante de Bélgica. Y su muerte fue tan decidida como su escritura.

Claus mismo había elegido el momento de su muerte y había pedido que se le aplicara la eutanasia, comunicó su editorial a pedido de la familia. El escritor de 78 años padecía el mal de Alzheimer.

Claus debutó a los 18 años con un volumen de poesía experimental. Eso fue en 1947. El hijo mayor de una familia de impresores, nacido el 5 de abril de 1929 como Hugo Maurice Julie Claus en Brujas, se ganaba la vida en aquel entonces como trabajador temporario en una fábrica de azúcar en el norte de Francia. Ya su primera novela «Los Metsiers» (1951) fue un éxito. A ese debut, hace 57 años le siguieron 150 publicaciones de poesía, novelas cortas, novelas largas y obras de teatro, traducidas a unas veinte lenguas.

Como obra más destacada de su prosa se suele mencionar «El asombro» (1962) y «Los rumores» (1996). En ambos libros, Claus describe los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Ese tema determinó también su obra principal, la gran novela «La pena de Bélgica» (1983). Claus relata en 774 páginas un retrato costumbrista de atmósfera densa de la guerra y la posguerra en el norte de Bélgica. A pesar de que esta crónica familiar está ambientada en Flandes, con numerosos elementos autobiográficos, la perspectiva de Claus iba bastante más allá.

Junto con Georges Simenon, autor de más de un centenar de novelas policiales de primera clase, Claus es uno de los escasos autores belgas que han trascendido el provincialismo cultural de Bélgica desde la guerra. Claus nunca rehuyó la fama, inclusive la extra literaria.

Junto a la escritura, el joven poeta también se dedicó a la pintura y en 1950 se fue por tres años a París. Allí entró en contacto con el surrealismo, el existencialismo y los artistas del Grupo Cobra.

La liberación del individuo de las ataduras de la escuela, la familia, la Iglesia y el Estado también marcó su obra literaria. «Sin embargo, nunca aspiró a una escritura comprometida de un Jean-Paul Sartre o un Günter Grass», comentó el Centro de Estudios de Claus de la Universidad de Amberes.

Claus se casó en varias ocasiones, y una de sus esposas fue la actriz Sylvia Kristel, estrella en la década del setenta de la serie de películas eróticas que tenía como título general «Emmanuelle».

Claus usó su versatilidad literaria para exponer la injusticia social, las agobiantes relaciones familiares y la represión católica en Flandes. Durante muchos años, fue mencionado como fuerte aspirante al premio Nobel de Literatura.

(DPA/AP)


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