Farmacéuticos se organizan para defender sus derechos

Al menos el 45% de los profesionales del país trabaja en relación de dependencia y el gremio que los representa denuncia abusos. Desde Bariloche reclamaron que se respeten las leyes que regulan el descanso diario, vacaciones y, sobre todo, la garantía a los clientes.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Representantes del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos denunciaron que en esta ciudad -al igual que en todo el país- «existen muchas farmacias que no respetan la ley e incurren en permanentes casos de abuso laboral».

El sindicato obtuvo hace pocos meses su personería nacional y también con una delegación en esta ciudad. Tanto el presidente del sindicato, Marcelo Peretta, como el representante en Río Negro, Aldo Neñer, explicaron que el problema central pasa por la colisión entre el ejercicio de la profesión y los intereses comerciales de los dueños de las farmacias.

«Hasta los años '90 el dueño debía ser un farmacéutico pero luego la actividad se desreguló, muchas personas que buscaban un negocio rentable pusieron farmacias y tuvieron que contratar profesionales, porque la ley los obliga a tener un director técnico responsable», explicó Neñer.

Esa figura, con el tiempo, también se fue flexibilizando y hoy es frecuente que las farmacias permanezcan abiertas 12 ó 14 horas por día sin asegurar la presencia permanente de un farmacéutico como impone la normativa profesional.

Como resultado, abundan las presiones para que el profesional cumpla horarios maratónicos, saltee francos, vacaciones y otros derechos le concede la Ley de contrato de Trabajo.

Peretta dijo que actualmente «con variaciones según la ciudad, entre el 45 y el 80% de los farmacéuticos en ejercicio trabajan en relación de dependencia».

Aclaró que la conformación del sindicato «no es para crear conflictos sino para garantizar el cumplimiento de la ley». Dijo que la entidad que representa «no es un colegio profesional porque no administra matrículas, sino un gremio de trabajadores».

Según Peretta, muchas farmacias no contratan más farmacéuticos porque les resulta caro pagar su capacidad profesional y se manejan con empleados idóneos.

Para mantener el local abierto sin un profesional a cargo la ley establece que deben colocar un cartel de advertencia a los clientes, y en ese caso sólo podrán expender remedios de «venta libre». Claro que casi nadie lo cumple.

La omisión suele quedar en evidencia en esta ciudad y en otros centros turísticos, porque a diferencia de los argentinos, los europeos y estadounidenses están habituados a pedir en el mostrador el consejo de un farmacéutico.

«Los dueños de farmacias cada vez hacen menos caso a las normas porque eso implica vender menos, pero el profesional no está formado para ser un simple expendedor de medicamentos», sostuvo Peretta.

Neñer, por su parte, señaló que la presencia asegurada de un farmacéutico detrás del mostrador no es sólo una reivindicación gremial sino «una garantía para el público».


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