Federer-Baghdatis: el reloj suizo contra la Cenicienta

El artista que gana casi todo enfrenta en la final al sorprendente chipriota

MELBOURNE (DPA).- Si se preguntase entre los espectadores del Abierto de tenis de Australia cuál sería su final deseada, el resultado sería el mismo que dictaron las «semis», con Roger Federer, el artista quien lo gana casi todo con estilo, y Marcos Baghdatis, el «showman» que revivió el cuento de Cenicienta.

El suizo y el chipriota se enfrentarán mañana a las 5.30 con el «Rod Laver Arena» a rebosar y el título del primer Grand Slam de la temporada en juego.

El número uno del mundo es el favorito para el título, pero no puede descuidarse ante un joven que en las dos mejores semanas de su vida alcanzó la final dejando en el camino a varios «top ten».

Será una final, ante todo, atípica. Sólo en seis ocasiones anteriores se enfrentaron en la final de un Grand Slam el primer cabeza de serie y un jugador no preclasificado, y siempre ganó el favorito.

El peligro para el suizo reside en que él es el único que puede perder, porque su rival ya superó cualquier expectativa posible llegando a la final.

Baghdatis persigue un sueño, una fiesta, una alegría que el parlamento chipriota invitó a presenciar a sus padres, mientras que Federer busca la historia.

Será la séptima final de un Grand Slam para Federer, quien ganó las seis anteriores. Si levanta el séptimo trofeo dará un gran paso en el ranking de los mejores entre los mejores.

Dejará atrás a Boris Becker, Stefan Edberg y Don Budge y se unirá a otros como René Lacoste, John McEnroe y Mats Wilander. Y estará exactamente a mitad de camino de los 14 de Pete Sampras. Sería también el tercer título «grande» consecutivo después de Wimbledon y US. Open, y en el trasfondo está la gran cuestión de la que todos hablan menos él, como es la ganar los cuatro en un año, lograr el otrora imposible Grand Slam.

Para llegar a la final, Federer venció ayer al alemán Nicolas Kiefer, por 6-3, 5-7, 6-0 y 6-2.

Los números, incluidas las apuestas (1,15 a 1 se paga el triunfo del suizo y 4,75 a 1 el del chipriota), asustan, y el propio Federer reconoció que antes de jugar con Kiefer estaba «bastante nervioso» ante la posibilidad de llevarse «una decepción».

Si fuera por los enfrentamientos anteriores, no debería preocuparse, porque se impuso en los tres.

Sin embargo, Baghdatis ya demostró que los números no le importan en Australia. Tiene un tenis de gran nivel y sobre todo muy completo. Ninguno de sus golpes llega a ser sobresaliente, pero todos se llevan un cómodo notable.

En una final repleta de ingredientes, el público tendrá también su papel. Es seguro que Baghdatis contará con la fidelidad de varios centenares de emigrantes chipriotas, que convirtieron Melbourne Park en un estadio de fútbol en los últimos días.

¿A quién apoyará la mayoría del público, que será australiano? Por un lado estará el favorito, al hombre educado y amable que juega al tenis como los ángeles y por el otro un joven simpático, divertido, soñador y rebelde que tiene una oportunidad única en la vida. La respuesta, como la final, sólo podrá tener un ganador.

Al cierre de esta edición, Justine Henin-Hardenne y Amelie Mauresmo definían el título de las chicas.


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