Fernanda Archanco abre «Las puertas del espejo»
Luego de nueve meses de trabajo, la actriz Fernanda Archanco estrenará hoy el unipersonal "Las puertas del espejo", obra cuya dramaturgia creó junto a Anahí Muñoz, quien la dirige. El estreno será hoy a las 22, en un lugar alternativo de Casa de la Cultura: el cuarto de los trastos.
ROCA .- Basándose en una ima-gen inicial como disparador, la actriz Fernanda Archanco trabajó desde febrero con la dirección de Anahí Muñoz, para lograr una dramaturgia que según su expresión «sale desde las tripas» y que terminó siendo «Las puertas del espejo» una obra que se estrenará hoy a las 22 en un extraño lugar de Casa de la Cultura: un cuarto lateral al escenario donde se guardan las cosas que no se utilizan y donde caben apenas 15 espectadores. Allí es donde se abre el mundo de Juana, una empleada con cama adentro que tiene una forma especial de evadirse de su mundo opresivo: a través del espejo, como podría hacerlo Alicia del País de la maravillas, pero también a partir de los aromas, que envuelven y marcan su vida.
Fernanda y Anahí han trabajado visceralmente en esta propuesta, donde Fernando Genoud realizó la utilería y escenografía, ayudado por Gabriela Otogalli que aportó sus conocimientos de cerámica para realizar la cacharrería imprescindible.
La música es de Sabina Muruat y la iluminación es cosa de Pablo Donato. Obviamente que la actuación es de Fernanda Archanco y la dirección (la primera de su vida) es de Anahí Muñoz.
Los textos que hilvanan esta historia contada desde la acción, pertenecen en parte a las actrices, pero están entretejidos con otros que son producto de Patrick Süskind, Leonard Cohen, Jean Genet, Baudelaire, Clarice Linspector, Rimbaud y Federico García Lorca.
Está pensado para lugares que están relacionados con la tierra, la suciedad, el desorden como desvanes, altillos, sótanos, lugares donde se van dejando las cosas que ya no sirven más y dentro de este lugar aparece Juana que es una sirvienta de una casa de clase alta, que convive con estos malos olores, con el olor de la lavandina y de la tierra.
Pero ella tiene una verdadera obsesión por los buenos olores que aprendió de la señora de la casa y son el eje de su mundo porque lo que ella quiere encontrar son los buenos olores, que se le vuelven en contra porque siempre está sumergida en los malos olores.
El espejo tiene que ver con todo lo femenino y en este caso juega como la puerta para ir a jugar que le devuelve su imagen como una mujer bella, como todo lo que ella quisiera ser, o se le vuelve en contra.
«Son como esas jugarretas del destino- aporta Anahí- que lo ponen a uno en situaciones totalmente contradictorias con lo que uno es. Pienso por ejemplo en el tema de aquellas personas que se enferman por el lado que les es imprescindible como un pianista que se le agarrotan los dedos; esas cuestiones que uno no sabe por qué genera y sobre las que no tiene manejo».
«Son los olores los que abrirían las puertas de este espejo, reflejándola como una mujer que desarrolla ese sentido. No se sabe si realmente alcanza a resolver este conflicto -dice Fernanda- si la posibilidad de verse ella misma como una mujer por estar sola, le permite desarrollar sus fantasías. Eso de si lo resuelve o no, es tarea para el público», agrega.
«Esperemos que quede así, con varias puntas, y que el espectador haga su propia historia de este personaje. Es un fragmento de su vida y de él tienen que sacar la conclusión de quién fue y quién va a ser».
En la construcción formal de la obra, hay una interacción con los objetos y con el espacio y se lo puede considerar un espectáculo inscripto dentro de lo que es el teatro ambientalista.
«El público va a estar muy cerca de la actriz, en el taller de escenografía, detrás de los camarines de Casa de la Cultura. Encontrar el lugar, nos sirvió para cerrar la dramaturgia del trabajo», aporta Fernanda.
Dos actrices muy fuertes
Estas dos mujeres suenan muy fuertes, son dos personas con una extrema sensibilidad que se les desborda en la mirada, los gestos, hasta el el pelo; vibran en la misma cuerda de energía y además son amigas con un lazo afectivo que va más allá de cualquier trabajo.
«No tuvimos conciencia de que esto estaba gestándose, nunca pensamos que llegaría a realizarse, pero sin embargo seguimos trabajando cada día sin aflojar. La producción fue como el espejo mismo de la obra, lo tomamos como una espacio de juego, de relajarnos, de crear. Confiamos en la intuición, dejamos que las cosas fluyeran, como elementos necesarios, como lo que ocurre en la creación, que siempre es fluida y misteriosa en sus carriles. Lo que sí sabemos es que en este tiempo le dimos mucha paciencia a ese fluir».
Este trabajo es muy diferente con el que hace poco estrenó Archanco en la obra que dirige Poli Bontas. «Esta es una historia propia- dice Fernanda- que nace de las tripas, no de la máscara y la distancia. Este trabajo es muy riesgoso, no sólo porque actúo sola sino porque tiene mucho de expuesto, de carne viva».
«Yo tenía en claro que quería verla actuando -dice Anahí- con todo lo visceral y bello que ella puede dar. Esto lo tuve en claro desde que empezó».
Una imagen disparadora
Comenzaron a trabajar casi de la nada, con una imagen que aportó Fernanda: un estuche de una guitarra que adentro tenía un traje de novia. Una imagen que reúne elementos que convencionalmente no van unidos o relacionados. A partir de ahí surgieron varias escenas distintas que ella iba proponiendo», dice Anahí Muñoz, respecto de lo que decía Fernanda Archanco.
«La estructura del personaje apareció mucho después: quién era esta mujer, por qué iba a estar ahí, qué contradicciones tendría, cuáles iban a ser los hilos de tensión entre el afuera y el adentro».
Concuerdan ambas que «las decisiones fueron muy compartidas porque estábamos trabajando en confianza», dado que estas dos actrices se tienen un mutuo afecto que salta a la vista.
Anahí ya había utilizado este entretejido de ideas al crear la dramaturgia de «La luz Pendular», pero con un proceso diferente. «Este trabajo es muy particular porque depende de la sensibilidad de la otra persona, por eso me topé con un montón de cosas nuevas que no me habían sucedido en «La luz…» por estar en un rol diferente, el de director. En última instancia, la que está viendo soy yo», dice Anahí, que confiesa que para ella este trabajo le genera un vacío constante debido a que se 'muere' por salir a al escenario.
«El día del estreno creo que me van a tener que atar directamente porque me sucede todo el tiempo eso de querer salir a poner el cuerpo, y eso me pasa porque fundamentalmente soy actriz».
A Fernanda, como actriz le pareció «como una borrachera todo este proceso».
ROCA .- Basándose en una ima-gen inicial como disparador, la actriz Fernanda Archanco trabajó desde febrero con la dirección de Anahí Muñoz, para lograr una dramaturgia que según su expresión "sale desde las tripas" y que terminó siendo "Las puertas del espejo" una obra que se estrenará hoy a las 22 en un extraño lugar de Casa de la Cultura: un cuarto lateral al escenario donde se guardan las cosas que no se utilizan y donde caben apenas 15 espectadores. Allí es donde se abre el mundo de Juana, una empleada con cama adentro que tiene una forma especial de evadirse de su mundo opresivo: a través del espejo, como podría hacerlo Alicia del País de la maravillas, pero también a partir de los aromas, que envuelven y marcan su vida.
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