Fervor religioso del mar a la cordillera

Un fervor religioso corrió ayer del mar a la cordillera. En Junín de los Andes el Vía Christi reunió a dos mil personas, al igual que en Neuquén donde el obispo, Marcelo Melani, habló sobre las amenazas que se suceden en la provincia. «Es un sentimiento de dolor y sufrimiento porque uno esperaba que esto fuera sólo un recuerdo y no una realidad», dijo sobre las amenazas el prelado, ante una consulta de este diario.

En tanto en Viedma, Río Negro, unas 700 personas participaron de la ceremonia.

El Vía Crucis de Neuquén recorrió anoche la avenida Argentina hacia la Plaza de las Banderas, donde se encuentra el Cristo de madera. Había antorchas y muchos jóvenes.

En tanto, el recorrido por el circuito de dos kilómetros que conforman el Vía Christi del Cerro de la Cruz, en Junín de los Andes, reunió a una multitud, que a lo largo de dos horas pudo acceder a una de las más fantásticas obras del arte sacro en el país.

Los peregrinos iniciaron el periplo desde la primera estación ubicada en la base, «El Pesebre», para arribar finalmente a «Jesús y los Discípulos de Emaús». Luego, continuaron hasta la cruz emplazada en las alturas del cerro, donde se celebró la misma.

La columna estaba compuesta por familias y muchos eran turistas arribados a Junín de los Andes en las últimas horas.

El Vía Christi es un parque escultórico que recrea el camino de Jesús, en la vida, muerte y resurrección, y que junto a otra obra de notable factura como es el Santuario Virgen de las Nieves y Beata Laura Vicuña, hacen de Junín de los Andes un verdadero faro espiritual en la Patagonia.

El Vía Christi de Cerro de la Cruz es el resultado de la visión artística del arquitecto Alejandro Santana, en combinación con el trabajo de la comunidad.

Las estaciones de la Pasión de Cristo están construidas al aire libre, con estilo grotesco y unas proporciones que son dos veces y media las del cuerpo humano. Las figuras están ubicadas en solados constituidos por plazas secas de 12 metros de diámetro cada una.

A su vez, se combinan con figuras que recrean imágenes de las culturas precolombinas, todas confeccionadas a mano.

Cada estación es acompañada por placas en relieve que reflejan paralelos entre la vida de Cristo, la fe proclamada por la Iglesia y la cosmovisión del pueblo mapuche; todo en un circuito de unos dos kilómetros.

Los pasajes evangélicos que animan al Vía Christi fueron seleccionados sobre la base de varios criterios: que reflejen la vida, la esperanza, la alegría; que sean los que para don Bosco resonaban con mayor intensidad y que sinteticen en las imágenes la vida de Cristo .

En Viedma, más de 700 personas acompañaron el Vía Crucis . La procesión fue la última celebración del viernes santo en la capital rionegrina. Partió de la iglesia Don Bosco y finalizó en la catedral de Viedma.

Los feligreses recorrieron en la capital rionegrina unas 20 cuadras. (ASM, AN, AV)