Feudal debió escapar de la bronca del Soyem

El intendente de Bariloche fue abordado por un grupo de municipales descontentos por la falta de pago de sus haberes. Debió enfrentar insultos y forcejeos, y después tuvo que huir varias cuadras con los trabajadores persiguiéndolo por pleno Centro Cívico. Un móvil policial le sirvió de refugio de los enfurecidos integrantes del Soyem. En el escape no la pasó nada bien el secretario de Gobierno, Rodolfo López Alfonsín, víctima de patadas y empujones.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Atilio Feudal vivió ayer su día más amargo desde que asumió en diciembre al frente de la intendencia local. Discutió y forcejeó en pleno Centro Cívico con un grupo de empleados municipales enojados por los sueldos impagos y después de ser perseguido varias cuadras a pie consiguió escapar en un móvil policial.

El Soyem había una convocado una asamblea en la puerta del edificio municipal para decidir cómo continuar con el reclamo que lleva varios días por los haberes adeudados de julio y del último aguinaldo.

En realidad algunos ya recibieron su sueldo de julio -los que cobran menos de 700 pesos- y desde el Ejecutivo se anunció que a partir de las cero de hoy lo harán lo que gana entre 700 y 1.000 pesos.

Pero entre los trabajadores no había voluntad de esperar más. Aunque en términos objetivos el atraso salarial parece menos grave que otras veces, la paciencia escasea en las filas del Soyem. Más aún después del prolongado conflicto que mantuvieron el año pasado con César Miguel. Y precisamente la imagen de Feudal rodeado e insultado por la militancia más activa del gremio trajo una reminiscencia inevitable de lo que fue una constante en los últimos meses del anterior intendente.

El cuadro resultó grotesco porque de un lado de la plaza se encontraba el móvil de Rock & Pop con Mario Pergolini emitiendo su programa en vivo para todo el país, mientras a 50 metros campeaba la crispación y la furia. Durante la discusión Feudal estuvo acompañado de sus secretarios de Comunicación y de Gobierno -Daniel Lorenzo y Rodolfo López Alfonsín-. El segundo de ellos llevó la peor parte en los forcejeos, patadas y empujones y debió refugiarse en la comisaría. Desde allí repudió la intolerancia de la «patota sindical».

También al comienzo de los incidentes se encontraba cerca de Feudal el asesor legal del municipio, Carlos Fernández, aunque luego no se lo volvió a ver.

A decir verdad, Feudal estuvo a punto de evitar el ingrato contacto con el Soyem. Ya se había subido a un auto para marchar a una entrevista con el obispo y nadie lo había advertido. Pero uno de sus colaboradores lo hizo bajar para presentarle a dos periodistas de este diario y de inmediato lo rodearon los trabajadores.El diálogo de sordos comenzó con alguna argumentación («si trabajan y recaudamos, vamos a pagar antes», propusieron de un lado; «acá sobran funcionarios y hay muchos que no hacen nada», protestaron del otro). Pero en seguida comenzaron los insultos.

Feudal intentó primero retornar a su despacho pero en el umbral lo pararon a pechazos y decidió retroceder para evitar mayor violencia. Luego inició un curioso derrotero, a paso vivo y sin rumbo fijo, que cumplió rodeado puntualmente por los manifestantes gritando «queremos cobrar».

La improvisada peregrinación tomó por Urquiza y luego dobló por Moreno, Quaglia y Mitre (una vuelta manzana), hasta que Feudal atinó a subirse a un taxi. A esa altura ya habían llegado tres policías, pero aún así el vehículo no pudo avanzar, bloqueado por la muchedumbre.

Entre gritos y redoblantes, el taxi fue forzado a retroceder y depositó otra vez al intendente en el Centro Cívico. Allí Feudal se bajó y caminó una vez más hacia la calle Morales, increpado siempre por los municipales.

La patética coreografía terminó cuando la policía logró introducirlo en un patrullero, que partió raudo y de contramano, sacándolo del atolladero.

En el apuro quedó abandonado a su suerte López Alfonsín, quien sufrió allí los zamarreos mas violentos, hasta que consiguió llegar a la comisaría.

Feudal conseguirá la próxima semana el dinero para ponerse al día, pero todo parece señalar que el escándalo de ayer marcó un quiebre en su gobierno.


SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Atilio Feudal vivió ayer su día más amargo desde que asumió en diciembre al frente de la intendencia local. Discutió y forcejeó en pleno Centro Cívico con un grupo de empleados municipales enojados por los sueldos impagos y después de ser perseguido varias cuadras a pie consiguió escapar en un móvil policial.

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