Fito fue profeta en su Rosario natal 

Unas 80.000 personas colmaron el Hipódromo de la ciudad."Argentina en Vivo" tuvo su noche más cálida y colorida.

ROSARIO (Télam)- Con la fuerza de una fiesta popular abrasadora e impecable, Fito Páez se dio el lujo de desmoronar la idea de que «nadie es profeta en su tierra» y, en la quinta noche del ciclo «Argentina en vivo», ofreció un emotivo concierto ante una multitud de 80 mil rosarinos en el Hipódromo de esta ciudad.

Con el recital de antenoche en el amplísimo predio verde enclavado en el Parque Independencia, la programación musical de «Argentina en vivo» -organizado por la Secretaría de Cultura y Comunicación de la Nación- tuvo su noche más caliente, masiva y colorida.

Ataviado con saco, remera, pantalón y zapatillas de color rojo, Fito salió a escena a las 22.05 y desde el borde del escenario y rodeado por sus músicos dijo: «Buenas noches Rosario querido, buenas noches Argentina, buenas noches país. Vamos a arrancar el siglo aquí, a diez cuadras de donde nací y vamos a pasar una noche inolvidable».

El heterogéneo público recibió a su artista con una ovación ensordecedora, con una andanada de rollos de papel higiénico (lanzados al modo de las serpentinas que se arrojan para saludar el ingreso de los equipos de fútbol) y agitando banderas en las que, por ejemplo, se leía: «Aguante Fito Páez (Arroyo Seco)» o «Rosario Páez».

Aún a riesgo de ser poco original, el creador abrió musicalmente la actuación -primera en forma gratuita en su tierra- entonando «Cerca, Rosario siempre estuvo cerca/…/», de su pequeño «Tema de Piluso» que fue recibido como una señal de gloriosa identidad compartida por la apasionada audiencia.

Ya en la ruta tradicional de la gira de conciertos de presentación de su última placa «Abre», el concierto continuó con el tema que da título a la placa y con una versión algo desinflada del difundido «Al lado del camino».

En otra muestra de complicidad coterránea, Fito entregó el estreno absoluto de la canción pop «Hay algo en el mundo» -que será incluida en un nuevo álbum a grabarse en septiembre- y luego arremetió con «Dos en la ciudad» y «Es sólo una cuestión de actitud».

Apoyado en su ensamblada formación integrada por Niolás Ibarburú (guitarra), Gonzalo Aloras (guitarra y teclados), Guillermo Vadalá (bajo), Claudio Cardone (teclados), Emmanuel Cauvet (batería), Adrián Elizalde, Reinaldo Larrinaga y Carlos Huerta (vientos) y Ana Alvarez de Toledo (coros), Páez no ocultó su excelente humor.

Como para levantar la tensión del hecho musical en sí, se sucedieron la impactante «La casa desaparecida» que fue acompañada con encendedores prendidos por la concurrencia que bramó el estribillo que habla de «…/Argentina es la casa desaparecida/…/» y el antiguo pero siempre encantador «11 y 6».

Con la música asociada definitivamente a la fiesta, hubo lugar para estupendas miradas sobre «Tumbas de la gloria» y el impresionante clásico de Charly García «Cerca de la revolución».

Mientras Páez vibraba entregado a su gente y la devolución se multiplicaba, su mujer, la premiada actriz Cecilia Roth -con un sencillo vestido negro- se paseaba entre bambalinas sacando fotos del especial momento y cuchicheaba animadamente con su mamá, la artista Dina Rot.

Sin poder desplegar a pleno la relación entre intensidad y calidad, el concierto se aproximó a su primer epílogo con «El amor después del amor» (para el que se sumó Claudia Puyó), «Polaroid de locura ordinaria» y la extrañamente descolorida «Ciudad de pobres corazones».

A la hora de los bises fue el turno de «Circo Beat», «Mariposa Technicolor» y para los festejos llegaron «A Rodar» (durante el cual se sacó la remera roja) y el flojo «La buena estrella». 

«Gracias por esta fiesta preciosa»

Haciéndose plenamente cargo de su condición de anfitrión en un espacio común y mientras estallaban fuegos artificiales contra el cielo rosarino, el músico se despidió de los suyos con una exultante alocución.

«Gracias por esta fiesta preciosa aquí y gracias por esta vida maravillosa que me han dado. Prometo buenas canciones por muchos, muchos, muchos años y gracias por tanto amor; nadie se merece tanto», concluyó.

El anochecer en el Hipódromo de Rosario tuvo su costado formal con la presencia del secretario de Cultura y Comunicación de la Nación, Darío Lopérfido, quien dialogó con la prensa en uno de los salones del deteriorado pero imponente predio.


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