Flamarique renunció y Santibañes se quedó

Las presiones acorralaron al cuestionado funcionario, lo reemplaza Carlos Becerra

Alberto Flamarique renunció esta tarde al Gabinete nacional sin haber llegado a cumplir 24 horas al frente de la Secretaría General de la Presidencia.

El ex ministro de Trabajo fue arrastrado por la crisis generada tras la dimisión del vicepresidente Carlos Alvarez y se vio forzado a alejarse «en forma indeclinable» del Gobierno de la Alianza, mientras el Frepaso, al que pertenece, planeaba expulsarlo del partido de manera «deshonrosa».

Flamarique era uno de los hombres de confianza de Alvarez con quien finalmente terminó enemistado. El presidente Fernando de la Rúa lo había designado el jueves como secretario general como un gesto de confianza y apoyo luego de las acusaciones que pesaban en su contra por el escándalo de presuntas coimas en el Senado.

Tras permanecer reunido durante varias horas con el primer mandatario y otros miembros de Gabinete, Flamarique anunció en Casa de Gobierno su renuncia «indeclinable» a su cargo.

«Si bien el Presidente me ratificó su confianza le dije que no me siento posición de seguir ejerciendo un cargo y le presenté mi renuncia indeclinable», manifestó Flamarique al periodismo.

Consideró que la situación desatada tras la renuncia del vicepresidente el Gobierno debe llevar a la Alianza a «fortalecer todas las opciones políticas», para poder seguir gobernando «en el marco de los principios que dieron sustento al marco de la alianza».

Señaló que su decisión es «el mejor gesto dentro del camino a la consolidación del Gobierno», y aseguró que responde a una «actitud personal» que solo persigue el objetivo de «seguir apoyando a la Alianza».

«La política para mi es un gesto de servicio, no una actitud de permanecer atado, y más si hay una posición de cuestionamiento dentro de sectores de mi propio partido», agregó Flamarique en referencia al pedido de expulsión del Frente Grande que fuera solicitada ayer por la mesa ejecutiva del partido.

A pocas horas de la renuncia de Flamarique, el gobierno anunció su reemplazo. El viceministro del Interior, Carlos Becerra volvería a la Secretaría General de la Presidencia, lugar que ocupó durante el gobierno de Alfonsín.

En su trayectoria política Flamarique fue asesor del cuestionado ex ministro menemista Manzano y operador del ex candidato a presidente y compañero de fórmula de Alvarez, Bordón.

Si bien entró a la Alianza de la mano de Chacho, Flamarique se transformó en los últimos meses en uno de los hombres que formaba parte del círculo íntimo del presidente, quien lo respaldó nombrándolo secretario de presidencia.

A las cataratas de renuncias que siguió a los cambios dentro del Gabinete, se suman rumores de otros alejamientos que confirman la teoría de un filósofo francés que en su libro titulado «Elogio a la traición», señaló que en política «no se pueden escalar posiciones si hay rigideces en los sistemas de lealtades». (Infosic, DyN)

De la Rúa no aceptó la ida del jefe de la SIDE

A medida que avanzaba la tarde la tensión crecía. Como nunca, la clase política se mostraba desencajada, perpleja, ante los acontecimientos y muchos políticos repetían «estas crisis se sabe cómo empiezan pero no se sabe cómo terminan». Irrebatible verdad.

El vértigo iba in crescendo. En cuestión de minutos las dos renuncias más esperadas de los últimos meses se sucedieron.

Flamarique y De Santibañes anunciaban su retiro. «Crónica TV», en sus clásicas letras catástrofe sobre fondo rojo afirmaba que De la Rúa ofrecía las dos cabezas más cotizadas desde que estalló la crisis en el Senado para que Chacho vuelva.

Nada de eso ocurrió en verdad. Cuando Flamarique y De Santibañes anunciaron sus respectivas renuncias, se escucharon aplausos en la calle, en lugares de trabajo, en confiterías donde la gente rodeaba un televisor.

Pero la euforia no duró mucho. El presidente De la Rúa, que hacía oíos sordos a estas espontáneas reacciones colectivas, anunciaba que no estaba dispuesto a aceptar la renuncia de su amigo, el jefe de los espías, y lo ratificaba en su cargo.

La intención del jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de alejarse del Gobierno se conoció minutos después de que el flamante secretario General de la Presidencia, Alberto Flamarique, presentara su renuncia al cargo en forma «indeclinable». Sin embargo, el vocero de Santibañes, Ricardo Rivas, informó que era ratificado.

Las dimisiones de Santibañes y Flamarique fueron interpretadas primero como un gesto dirigido a convencer al vicepresidente de que revea su decisión de renunciar, pero la ratificación de De la Rúa, confirmó claramente lo contrario.

Liporaci cita a «Chacho» Alvarez

El renunciante vicepresidente Carlos Alvarez deberá presentarse el viernes ante el juez federal Carlos Liporaci, a raíz de sus declaraciones en un programa televisivo en el que afirmó que en el caso de que se hubieran pagado sobornos a los senadores para la aprobación de la ley de reforma laboral, el dinero debió haber salido del gobierno.

Así lo confirmaron fuentes judiciales, al indicar que Alvarez, que ya había declarado como testigo en la causa, fue citado para ampliar su declaración «para despejar algunas dudas del juzgado y para ratificar o no sus duras afirmaciones».

La citación fue ordenada a raíz de declaraciones que Alvarez realizó esta semana en el programa «Almorzando con Mirta Legrand», ya que habría afirmado que si se pagó dinero para que se aprobara la ley, el mismo debe haber salido del gobierno.

Alvarez, que presentó ayer su renuncia como vicepresidente de la Nación, aseguró en varias oportunidades que la figura del ex ministro de Trabajo, y ex Secretario General de la Presidencia, Alberto Flamarique, había quedado desgastada por el escándalo de las coimas. Flamarique fue mencionado por varios dirigentes sindicales que declararon en la causa, y que ratificaron que el ex ministro dijo en una conversación la famosa frase «para los Senadores tengo la Banelco».

Cuando comenzó la investigación, Liporaci tenía pensado citar a Flamarique, por lo que no se descarta que sea convocado a declarar, como testigo o como imputado. El ex vicepresidente también había reclamado el alejamiento del jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes, otro de los grandes sospechados en la investigación que lleva adelante Liporaci, y que a pesar de haber renunciado fue ratificado por el presidente. (Infosic)

Para los fiscales, la SIDE no aclaró sus cuentas

BUENOS AIRES (ABA) – El fiscal actuante en la causa por los presuntos sobornos en el Senado, Eduardo Freiler, negó que la SIDE haya despejado las dudas acerca del destino que le dio a los 6 millones y medio de pesos que retiró de dos cuentas del Banco Nación el 13 de abril.

De ese modo, discrepó de plano con el ex ministro de Justicia, Gil Lavedra quién el jueves pasado (después de presentar documentación ) dijo que «ya no quedan dudas de que no hubo ningún movimiento de dinero irregular. Para nosotros el episodio está cerrado».

«Esas es una interpretación de Gil Lavedra», afirmó Freiler en declaraciones exclusivas a «Río Negro». El miércoles, la SIDE a través del ex titular de la cartera de Justicia presentó documentación que supuestamente avalaría el testimonio prestado en su oportunidad por el director de Finanzas de la Central de Inteligencia, Juan José Gallea.

Sin embargo, Freiler relató lo que ocurrió: «La documentación respalda que -tal como indicó Gallea- el dinero se derivó a gastos operativos, pero ocurre que la asignación específica de cada erogación sigue manteniéndose en estricto secreto». De tal forma, puede decirse que la situación se mantiene en el mismo estado que antes de la presentación de Gil Lavedra (en una movida que se pretendió insinuar como el esclarecimiento de todas las dudas, con la intención oculta de evitar la citación como imputado del titular de la SIDE.

Las palabras del fiscal a «Río Negro» fueron más claras que el agua: «Nada se sabe de la forma de ejecución de los gastos cuyo deslinde sigue estando protegido». En este contexto, Freiler expresó que «va a ser muy difícil destrabar la situación».

En el juzgado de Liporaci se ampararon todos los datos bajo «secreto de sumario». Curiosamente, los investigadores judiciales justifican que no se develen los gastos operativos con el argumento de que podrían involucrarse operaciones conjuntas con otros servicios secretos del exterior. El terreno judicial parece estar empantanado. Un dato es elocuente: Ni Liporaci, ni los fiscales se deciden a citar a De Santibañes que, por ahora, respira tranquilo.


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