Florencia Bonelli, dueña de “La tierra sin mal”

Se trata de la última entrega de la Trilogía de Perdón

LIBROS

Florencia Bonelli, la escritora argentina del género romántico más vendidas de los últimos tiempos, habla sobre “La tierra sin mal”, última entrega de la Trilogía de Perdón, donde dos jóvenes que se conocen de pequeños deberán atravesar apasionamientos, traiciones y, en medio del nacimiento de un hijo, una catarata de sentimientos encontrados en los que tendrán que ver si pueden curar sus heridas.

¿Con qué se encontrarán los lectores en esta nueva entrega? “Una historia peculiar, distinta de las anteriores -asegura Bonelli en entrevista con Télam-. Por supuesto es una historia de amor, pero los protagonistas, Aitor y Emanuela, se conocen desde niños y eso cambia el ritmo de la novela”, publicada por Suma de Letras.

“Por lo demás, estará siempre el aspecto histórico que tiñe toda la trama y a la que mis lectores están acostumbrados. Esta vez será en las misiones jesuíticas del siglo XVIII”, explica Bonelli.

La autora de “Indias Blancas” cuenta que la investigación de este nuevo trabajo le llevó poco menos de dos años y si bien hay mucho material se enfocó en otras cuestiones que componen la trama, como la Inquisición y la Guerra Guaranítica.

“Hacía tiempo que quería escribir una gran historia de amor en ese paraí­so que es la provincia de Misiones y qué mejor que ambientarlo en las míticas misiones de los jesuitas”, se pregunta la autora de “Marlene”.

Bonelli quien abandonó la carrera de contadora para dedicarse a escribir las historias que apasionan a miles de seguidores que esperan ansiosos sus textos, habla sobre sus personajes con la misma pasión con que les da vida.

“El pa’i Ursus, el jesuita capellán de la misión donde se desarrolla la historia, es especialmente querido por mí y por las lectoras; la protagonista Emanuela, es una de mis ‘hijas’, como yo las llamo, más dulce y sensata”, dice con ternura la escritora cordobesa.

“Pero el que se ganó mi corazón por sobre todo -señala- es Aitor, anatematizado por su propio pueblo, ya que por ser séptimo hijo varón era considerado un lobisón o luisón”.

Delineado de manera en que todo el mundo le temiera, despreciara y marginara, Aitor “es uno de mis protagonistas más complejos y atormentados”, revela Bonelli.

Desde hace años, apenas sus novelas se anuncian, las fanáticas comienzan a generar movimiento en las redes sociales para tener un ejemplar en sus manos y acceder esas intensas narraciones que no dejan de lado el componente erótico.

¿En qué momento de su vida la encuentra el final de esta trilogía? “Siempre oía decir que no hay mejor momento de una mujer que cuando llega a los 40. Bueno, ahora puedo decir que es verdad”, sentencia confidente.

“Me queda energía y entusiasmo para encarar nuevos proyectos, pero la diferencia es que lo que encare de acá en adelante lo haré con más sabiduría y un espíritu más acabado y enaltecido. De todos modos, aún me queda mucho por aprender”, declara quien arriesgó su comodidad laboral para lanzarse a las arenas movedizas del mundo editorial.

En estos momentos, la mujer que un día se topó con el libro “El árabe” de Edith Hull, que la impulsó a dedicarse profesionalmente a la escritura, está trabajando en la trilogía adolescente “Nacidas”.

Recientemente se publicó en México, Colombia y España el segundo tomo, “Bajo el sol de Acuario”, que se presentará en el país en abril próximo. “No veo la hora de que la lean. Fue muy fuerte para mi escribirlo, es un libro bastante dramático”, expresa.

Durante sus períodos de producción, que es casi todo el año, se aleja para concentrarse en lo puntillosa escritura que hace su éxito de ventas, pero a pesar de eso se toma un tiempo para conectarse con sus lectores.

La escritora ejemplifica el caso de la Feria del Libro de Buenos donde presentó “Almanegra”, segundo libro de esta trilogía, “una experiencia increíble, tanto en la charla como en la firma de ejemplares, que duró siete horas seguidas pese a que en varias ocasiones la editorial me ofreció cortar, les parecía demasiado esfuerzo”.

“Pero yo respondía ‘me quedo a firmar hasta el último libro’, imaginate que muchas lectoras viajan desde lejísimos para verme; una muestra de cariño que comenzó a construirse en 2003 cuando se me ocurrió poner mi casilla personal de correo electrónico en la solapa de ‘Marlene’ “, rememora.

“Eso se conmueve dio lugar a una relación muy estrecha con mis lectoras, con muchas de las cuales he forjado amistades valiosas.

“Hasta el día de hoy sigo respondiendo los mensajes que me llegan a esa casilla, y, pese a la gran carga de trabajo que tengo, lo hago yo misma con mucho cariño”.

“Algunas no creen que sea yo la que responde y piensan que lo hace una secretaria o asistente, lo cual me hace sonreír pues no tengo ni secretaria ni asistente, y si las tuviera, no delegaría esta actividad en ellas porque para mí leer y responder los mensajes es un momento de relax y alegría”, confiesa.

¿Cómo ve el género en la actualidad, puede seguir creciendo? “Está en su mejor momento, sentencia Bonelli, en especial porque venció esa barrera de ocultar que se leía romántica. Y sí, claro que puede seguir creciendo. Creo que ahí fuera hay un montón de potenciales lectoras que no conocen lo mágico que es leer”, se despide.

Télam


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