Folclore sin fronteras

por: JORGE VERGARA

jvergara@rionegro.com.ar

Las fronteras de la música, de la que tantas veces hablamos, dejan pasar cosas tan lindas de un país a otro que en cierto modo se pierde la pertenencia de algunas creaciones propias de tal o cual país.

Las influencias van en un sentido y en otro. El ejemplo de Mendoza con la cueca es el más claro a la hora de analizar cómo la música propia de un país, tiene mucha fuerza en otro, donde los límites geográficos no tienen ningún sentido si de cultura o de música se habla.

Todo esto viene a cuento a partir de la sugerencia de un amigo cipoleño que el otro día me preguntó por qué no hablaba de los olvidados autores, de los cuales en nuestro país hay muchos y buenos, pero en este caso elegí empezar por el otro lado de la cordillera. Lo hice simplemente a partir de una creación fantástica, de lo mejor que haya escuchado en folclore sin fronteras. «Casamiento de negros» es un tema extraordinario, traído a primer plano en uno de los trabajos del Dúo Coplanacu, pero antes interpretado por otros célebres folcloristas latinoamericanos.

«Casamiento de negros» es creación de Violeta Parra, una letra maravillosa sin desperdicios, capaz de llevarnos por un momento a un sitio ideal donde los negros tienen su fiesta también ideal.

No lo hago habitualmente en esta columna, pero vale la pena compartir aunque sea un pedacito de ese tema. Dice la letra de la excelente creadora y recopiladora chilena:

«Se ha formado un casamient todo cubierto de negr negros novios y padrino negros cuñados y suegro y el cura que los casó…

era de los mismos negros.

Cuando empezaron la fiest pusieron un mantel negr luego llegaron al postr se sirvieron higos seco y se fueron a acosta debajo de un cielo negro.

Y allí están las dos cabeza de la negra con el negr amanecieron con frí tuvieron que prender fueg carbón trajo la negrit carbón que también es negro.

Algo le duele a la negr vino el médico del puebl recetó emplasto de barr pero del barro más negr que le dieran a la negr zumo de maqui del cerro.

Ya se murió la negrit que pena p'al pobre negr lo echó dentro de un cajó cajón pintado de negr no prendieron ni una vel ay, que velorio más negro».

Dígame si no es fantástico, es de esas viejas creaciones de Violeta Parra que no tienen desperdicio, de esas creaciones sin fronteras que suenan igual en Chile que en Argentina, en América que en Europa, es la mejor demostración de que la música y sus creadores no son propiedades de los países en que nacen, sino más bien podríamos decir propiedad de todos aquellos dispuestos a escucharlos.

Dicen por ahí que los cantores son los más cercanos al pueblo, que la música es el mejor reflejo de los tiempos de una nación, o de una gran nación que involucre a varios países. Porque si uno rastrea la historia a través de la música, seguramente podrá meterse de lleno en lo que fue sucediendo en cada país, porque la buena música, la que dice cosas, supo reflejar en detalle cada paso que se dio en la historia de una nación.

Basta con escuchar el folclore para ver cómo la música fue reflejando cada capítulo de la historia.


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