Fosas masivas y casi ninguna esperanza en el sur de la India
NUEVA DELHI (DPA)- En remolques de tractores y camiones, los muertos son llevados a las fosas masivas en Vailankanni, en el sur de la India, donde son enterrados unos sobre otros. En la costa huele a putrefacción. Entre escombros y embarcaciones hundidas, sigue habiendo cadáveres.
«Están en mal estado», dice un testigo ocular. Los habitantes del pueblo y los voluntarios que trabajan en las tumbas compiten contra el tiempo para evitar la amenaza de epidemias.
Dos días después del maremoto, la pesadilla aún no terminó. Decenas de miles de personas en las regiones afectadas por la catástrofe en Asia siguen desaparecidas.
En la India, la necesidad hace que también los hindúes sean enterrados, a pesar de que su religión en realidad establece que sean incinerados.
También en el norte de Sri Lanka se cavaron fosas masivas. «Llegaron camiones cargados con cadáveres», dice un colaborador de una organización de ayuda. «Los familiares aún intentaban identificar a alguno. Pero todo debía ser muy rápido. Y luego 350 personas fueron enterradas a la vez».
La playa en Vailankanni, en la que hasta el domingo aún había chozas y pequeñas tiendas, es ahora un campo de escombros. No hay nada en pie.
Hasta dentro del pueblo, las tres olas gigantes llevaron las embarcaciones de los pescadores y la destrucción. «No hay nada más que salvar», dice un fotógrafo. «Nadie sobrevivió a esto».
Los familiares en Vailankanni y en otras zonas afectadas por la catástrofe, sin embargo, no quieren aceptar que sus seres queridos fueron arrastrados por el agua hacia el mar y seguramente nunca regresarán. Personas desesperadas siguen buscando a sus familiares desaparecidos.
En la televisión india se leen constantemente sus llamados de ayuda en el lugar en el que habitualmente están las cotizaciones de la bolsa.
«Si están todos a salvo, por favor llamen», se lee por ejemplo. O «¿Quién tiene noticias de mis familiares, de los que supe por última vez el domingo?». O simplemente: «Rezamos por ustedes».
En la India, pueblos enteros de pescadores fueron arrasados por el agua.
Las personas se aferraban a troncos de árbol arrancados y a otros escombros flotantes cuando fueron arrastradas hacia el mar. Pero incluso si pudieron sobrevivir el primer tiempo, ahora ya no queda esperanza.
«Esas personas van a morir», dice un periodista visiblemente conmovido en la devastada isla india de Car Nicobar.
De hecho, ni en la India ni en Sri Lanka hubo una sola noticia sobre supervivientes que hubieran sido encontrados: ese pequeño milagro parece que no se producirá en esta tragedia.
La dimensión de la catástrofe aún no es calculable. La cifra de muertos sigue subiendo constantemente. Desde las regiones más apartadas, como algunas islas de Andaman y Nicobar, ayer seguían sin llegar noticias.
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