Francisco caminó 30 km y apareció en Arroyito
La familia Verderone, de Cipolletti, se reencontró ayer luego de una angustiante búsqueda con vehículos, caballos y hasta un avión en la zona del Anfiteatro. Las luces de la presa guiaron a “Pancho” durante la noche.
Miguel Gambera
VILLA EL CHOCÓN (AC).- Los padres de Francisco vivieron 20 horas de angustia y desesperación. Lo buscaron toda la madrugada, casi sin luz, con lluvia y mucho frío. La historia empezó el domingo por la tarde y lo que había comenzado como una salida de campo familiar terminó en una intensa búsqueda por aire y por tierra. Finalmente “Pancho” apareció cerca del mediodía de ayer en la presa Arroyito, después de caminar unos 30 kilómetros, según las estimaciones coincidentes de efectivos de Gendarmería y de puesteros del lugar.
Camionetas, caballos y hasta un avión recorrieron la zona de El Anfiteatro, ubicada a unos 60 kilómetros de Las Perlas.
La familia Verderone había llegado al lugar el domingo a las 11 de la mañana para pasar un día al aire libre.
Después de comer comenzaron a recorrer y a caminar por los senderos en una zona de grandes cañadones.
El grupo estaba conformado por Francisco, de 11 años, una hermana más chica, su papá Aldo y su mamá Ana Martínez. También iba la abuela de Pancho y cuatro conocidos de la familia.
“Estábamos haciendo el recorrido y en un momento miré para otro lado y ya no estaban mis papás. Cuando presté atención había muchos caminos, entonces me metí por donde se habían ido ellos, pero nos los encontré más”, contó Francisco en el hospital de El Chocón, donde los médicos lo asistieron cuando apareció.
Pancho fue y volvió por el camino, muchas veces. Tomó otras opciones para buscar a la familia y no los pudo encontrar. Los padres se dieron cuenta enseguida de que faltaba y regresaron por el sendero.
“Al parecer se desencontraron y cuando el chico iba por un camino la familia tomaba el otro”, opinó un hombre que participó del intenso operativo de búsqueda.
Después de una hora, los Verderone optaron por avisar a los efectivos del destacamento Las Perlas.
Enseguida la policía coordinó con la Comisaría Cuarta, con los bomberos y con el área de Protección Civil municipal para iniciar el recorrido por la zona.
Desde entonces la familia, los amigos y allegados a Francisco vivieron “la noche más larga de sus vidas”, como la describió su papá.
En medio de la oscuridad, con algunas linternas y mucho frío la gente gritaba constantemente el nombre del chico.
Los padres también se perdieron, se embarraron y hasta pasaron toda la noche mojados porque en un momento “cayó un chaparrón que complicó todo”, dijo un poblador de la zona.
“Temíamos por la vida de Francisco, como es una zona de muchos cañadones hay grietas y pensábamos que nuestro hijo había caído en algún lugar y que se podría haber lastimado”, contó angustiada la mamá.
La madrugada no fue la mejor, la temperatura rozó los cero grados, estaba muy nublado y llovía. El estado de salud de Pancho era incierto para todos.
Con las primeras horas de la mañana de ayer un avión empezó a recorrer la zona y ya la gente que llegaba hasta el lugar conformaba un numeroso grupo.
La incomunicación se constituyó en un factor que complicaba más las cosas.
En algunas zonas no había señal de teléfono y los rescatistas desconocían por donde estaban los otros grupos de trabajo. Para entonces ya se habían sumado los perros de la policía que seguían los rastros de Francisco, el grupo especial BORA, Gendarmería Nacional y hasta funcionarios municipales.
A las 11:30 de la mañana, Pancho apareció en el puesto que Gendarmería tiene sobre la presa Arroyito.
Todo el tiempo había caminado hacia las luces de la central. No tuvo frío, no pudo dormir, cruzó un arroyo, estaba mojado, con hambre y con sed. Pero tranquilo, él sabía que en algún momento iba a llegar y no anhelaba nada más que eso.
Desde Arroyito fue trasladado en una camioneta hasta el hospital de El Chocón, que queda a 26 kilómetros del embalse. En el nosocomio se le realizó un chequeo y los médicos comprobaron que estaba bien.
En la puerta se reencontró con la familia y un fuerte abrazo cerró la historia que mantuvo desconsolada a la familia por casi 20 horas.
“Llovió y me mojé un poco, también crucé un arroyo y anduve con las zapatillas y el pantalón empapados”, contó el chico.
Después de casi 20 horas, la odisea del chico de 11 años terminó bien
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