Fue un trámite sencillo para los All Blacks

La selección neozelandesa, anfitriona del torneo, se enfrentará el próximo domingo a Francia en la final del Mundial de rugby, tras superar con autoridad por 20-6 a sus vecinos australianos en la segunda semifinal, en el estadio Eden Park de Auckland.

Francia le ganó 9-8 a Gales y la final contará con los mismos protagonistas que la de la primera edición, en 1987, la única donde se han coronado los All Blacks, que en aquella ocasión superaron a los Bleus por 29-9.

Para acceder a ‘su’ final, los neozelandeses ejercieron una presión constante y asfixiante sobre los Wallabies, especialmente sobre su apertura Quade Cooper, cuyas imprecisiones hicieron rugir a los 60.000 hinchas congregados en el Eden Park.

Hipermotivados y dominadores en todos los aspectos, los locales pudieron aprovechar su velocidad, guiados por el apertura Aaron Cruden, el wing Cory Jane y el fullback Israel Dagg, todos ellos muy acertados.

A pesar de no contar con unos números perfectos, con cuatro fallos con el pie de Piri Weepu y uno de Cruden, el equipo de Graham Henry controló bien la situación y nunca llegó a verse en peligro.

Dos penales de Weepu, un try de Ma’a Nonu y un drop de Cruden pusieron al equipo con una ventaja de 14-6 al descanso.

En la segunda mitad, Weepu sumó dos penales y puso el marcador en el 20-6 final.

Los Wallabies, que se toparon con una defensa infranqueable, tuvieron que contentarse con un penal sumado por James O’Connor (15) y un drop de Quade Cooper.

El estadio de Auckland continúa siendo talismán para Nueva Zelanda, que no pierde allí desde 1994. Francia y Nueva Zelanda se han enfrentado en cinco ocasiones en Mundiales, con tres victorias para los segundos.

Hemos estado muy bien, los chicos han estado heroicos. Estoy muy orgulloso de ellos, pero no hemos terminado el trabajo