García: “Que se vayan a hacer un curso de petróleo”

Omar García tiene una chacra cerca del INTA Guerrico desde hace varias décadas, donde conviven manzanas, peras y uvas. Supo ser un productor viñatero fuerte, pero hoy le quedan sólo dos hectáreas de uvas Merlot, que encima tienen que compartir terreno con algunas plantas de manzanas de la variedad Chañar.

“No sé qué hacer con la poca uva que me queda plantada, hoy es imposible vivir de ella”, plantea el productor.

García entrega su producción habitualmente a bodegas Canale, pero este año tuvo algunos contratiempos ya que según dice “me recibió la mitad de gauchada y la otra mitad a maquila”.

“A 2,50 el kilo y en cómodas cuotas, de las cuales la primera se la lleva entera el IVA”, responde al ser consultado sobre cuánto recibió por su producción.

“Ellos (Canale) hacen cosecha y acarreo de la mitad, el resto lo tengo que cubrir yo”, sostiene. Y acá tampoco los números cierran.

Ya no vive de esta producción de uvas, pero habla de ella como si fuera lo más importante de su existencia. Y en verdad lo fue. Recuerda que “hace cuarenta años tenía blancas y tintas, todo injertado con barbechos de Canale, luego se me fue la vida replantando”.

Y tira sobre la mesa otra realidad de la fruticultura valletana. “Yo insistía para que mis hijos siguieran con esto, ahora les dije que se vayan a hacer un curso de petróleo”, se sincera.


Omar García tiene una chacra cerca del INTA Guerrico desde hace varias décadas, donde conviven manzanas, peras y uvas. Supo ser un productor viñatero fuerte, pero hoy le quedan sólo dos hectáreas de uvas Merlot, que encima tienen que compartir terreno con algunas plantas de manzanas de la variedad Chañar.

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