Garra, corazón .y pase a la final

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MAR DEL PLATA (Joaquín Peralta, enviado especial).- A fuerza de mucha garra y corazón, Cipolletti dio vuelta un partido increíble y consiguió meterse en la final del Argentino A en forma heroica. Perdía 2 a 0 con Aldosivi y parecía que el sueño otra vez se desvanecía, pero la solución estaba en el banco: Javier Muñoz y el «Toto» Méndez entraron y empataron el partido.

El 'albinegro' ahora se cruzará con Racing de Córdoba y el primer partido será el fin de semana venidero en la «Visera», que seguramente explotará luego de la hazaña conseguida.

Los dirigidos por Perilli salieron a jugar de manera inteligente. Contrariamente a lo que se pensaba, fueron los locales los que se dedicaron a esperar en los primeros minutos y eso fue bien aprovechado por Cipolletti, que antes de los diez ya había tenido cinco tiros de esquinas.

Favorecido por el viento y por las propias debilidades de Aldosivi, 'Cipo' fue el que propuso juego. Severini se tiró a la derecha y complicó. Cuando se fue a la izquierda, perdió más de las que ganó. Hasta los 20, ni noticias de Aldosivi. Su conductor, Pablo Corti, debía tirarse muchos metros atrás y meter pelotazos para los delanteros.

Ese fue el argumento con el que el local comenzó a acercarse y al promediar la etapa, tuvo las más claras. Fueron varias seguidas, con buenas intervenciones de Ciattaglia, pero en una de ellas el «Gringo» salió mal y Cajaravilla puso el 1-0.

Con el correr del tiempo, se puso áspero, y a los 45, Dobrik se fue a las duchas por una patada criminal a Ancatén. En la protesta, el árbitro también expulsó a Perilli, que venía de 13 fechas de suspensión. Antes le había anulado un gol a Raúl Muñoz por una supuesta posición adelantada, y amonestado a Landeiro porque entendió que simuló, cuando en realidad recibió una clara falta.

En el arranque del segundo, «Cipo» fue una sombra de lo que había sido en el primero. Encima a los 3, doble cabezazo en el área y Paratore le mandó al gol para darle el pase a Aldosivi.

Luego de unos diez minutos de desconcierto, Cipolletti se tranquilizó, Perilli se la jugó con Javier Muñoz y el «Toto» Méndez y fueron ellos los que llevaron al equipo a la final. Después de desperdiciar un par, apareció Muñoz, que desde afuera el área le pegó mordido, pero la pelota le picó antes a Bertoya y se le metió al lado del palo.

Entonado por el descuento, que lo ponía en los penales, el 'albinegro' fue por más. Faltaban tres y el «Toto» tomó una pelota en posición de «9», se sacó de encima un defensor y definió con mucha categoría para desatar el delirio del puñado de hinchas que llegaron hasta la Feliz para presenciar un nuevo paso de Cipolletti en su camino de regreso a la B Nacional.

Nota asociada: Tempesta y el síndrome «albinegro»  

Nota asociada: Tempesta y el síndrome «albinegro»  


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