Gaudio quiere ser profeta en su tierra…
No jugó del todo bien, pero igualmente le alcanzó para derrotar en dos sets a Martín.
Gastón Gaudio ya pertenece a esa categoría de jugadores de elite que, aún no jugando del todo bien, ganan sus partidos montados a su clase. Ayer, pese a que en pocos momentos «sintió» sus golpes como los había sentido ante Rafael Nadal, derrotó al siempre difícil español Alberto Martín por 6-3 y 6-4.
El «Gato», de este modo, alcanzó su sexta final consecutiva en canchas de polvo de ladrillo, racha que incluye, naturalmente, su victoria e París de junio pasado y su triunfo reciente en Viña del Mar, Chile.
Lo de Gaudio podría explicarse de este modo sintético: el piso de su tenis es el techo de muchos, muchísimos jugadores. Quiere decir que cualquiera de sus rivales tiene que jugar perfecto para ganarle sobre canchas lentas.
No es exagerado afirmar que Gaudio es, hoy, el mejor jugador de polvo del mundo. Con Coria y Ferrero aún lejos de su mejor nivel, y Moyà algo falto de ritmo, la actualidad del chico de Temperley es inmejorable.
A excepción de ese primer set ante Nadal en donde estuvo ausente, Gaudio luce mucho más concentrado, mucho más maduro. Es como si el triunfo en París lo hubiera convencido de que es un «crack», de que su clase es de corte internacional.
Ha mejorado notablemente su derecha, tiene un físico extraordinario y ya no debe lidiar con esas enormes lagunas en las que se ahogaba irremediablemente. Puede hundirse, como lo hizo en el primer set ante Nadal, en donde parecía aturdido, pero sabe salir a flote y dar vuelta el partido como quien se cambia de ropa.
Ayer ante Martín lo de Gastón fue sólido, pero no vistoso. Hizo lo justo para vencer a un rival-corredor como el español, que siempre le ha propuesto un tenis físico que Gaudio, ayer, no estaba en condiciones de ofrecer.
No porque no quisiera, sino porque sumó su noveno partido -todos triunfos- en apenas once días. El ajetreo se hace sentir en el físico del 8º del mundo.
Por suerte para él, le alcanzó con su cada vez más pesada derecha. Y, por supuesto, el aliento de la gente que lo ve ganador.
Gaudio arrancó jugando muy fastidioso, tanto con el viento co-mo con su juego.
El campeón de París perdió su saque en el primer game -recién comenzaba el en
cuentro y ya había golpeado varias veces la raqueta contra el piso- pero lo recuperó rápidamente en el segundo y siempre intentó tomar la iniciativa del partido, que se jugó en un estadio colmado por 6.000 personas que no dejaron de alentar nunca al argentino.
El transcurso del tuvo el mismo tono: irregular como todo el partido. Intercambiaron quiebres y Gaudio fue marcando la diferencia a fuerza de errar menos.
Quebró en el octavo para 5-3 y luego jugó un game formidable con su saque para cerrar 6-3.
El intenso viento se mantuvo durante todo el segundo parcial por lo que la tónica del encuentro no se modificó. Ese set final tuvo peloteos menos largos, y Martín comenzó a jugar más profundo.
Parecía que la distancia con Gaudio se había acortado. Pero el Gato metió un zarpazo clave en el quinto juego. Se puso 3-2 y su saque, y más allá de algún que otro susto, siempre mantuvo lejos a Martín. Conservó su saque hasta llegar al 6-4 definitivo.
El favorito del público está en la final. Hoy, ante Puerta, tendrá dos rivales: el cordobés que quiere revancha y el cansancio.
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