¡Gente de bronce!

– ¿Cuál es el tema bajo análisis? – pregunté ni bien entré al quincho y el gordo Boedo me respondió con velocidad de centauro:

– ¡La flema, Eduardito: la flema!…¿La gente pierde la flema?…

– Sí… no sé… bueno… dice Bertrand Russell que los ingleses pierden la flema cuando de la cacería de zorros con perros se trata…

– ¿Y los senadores del PJ cuándo la pierden?…

– Cuando ven una tarjeta Banelco – dijo «Parroquia»…

– ¿Qué les gustará de la tarjeta Banelco a nuestros senadores?…

– Yo creo que los seduce el color púrpura que tiene esa tarjeta… Es… es… es un color solemne… el color de los cardenales… de los largos pendones del Vaticano… Un color con personalidad… sobrio…

– Buena ecuación… porque si hay algo sobrio en este país son los senadores- reflexionó «Parroquia».

– Sí, sí… y en el caso de los peronistas, lo sobrio no les quita audacia a estos ínclitos senadores – acoté

– Sí, sí… y hay algunos senadores audaces como la banda del gordo Valor… pero para hacer política, claro está… Operan en el instante oportuno y cosechan – comentó el gordo.

– ¡Aclará lo de la cosecha, gordo! – dije

– ¡Cosecha, cosecha… cosecha… los senadores cosechan elogios y el reconocimiento unánime de los argentinos por el esfuerzo que hacen desde el Senado!…

– ¿Qué esfuerzo? – preguntó Ludovico…

– ¡El esfuerzo que ponen para convencernos de que así como se conducen, son útiles al país! – indicó el gordo…

– ¡Y qué solemnes son los senadores!… ¡Ahí el que no se cree Carlos Pellegrini, se ve como un Joaquín V. González!… ¡El González que hablaba del «fenómeno íntimo» que se produce en quienes sirven a la patria desde el Congreso!…

– Sin duda, sin duda… ¡Debe ser un fenómeno muy intenso el generado por la emoción de llegar a senador y saber que la Banelco te está esperando! – señalé…

– Es cierto, es cierto… ¡Qué entrañablemente solemne debe ser ese instante en que te envían un sobre diciendo: «Honorable senador, usted ya tiene su Banelco»!…

– ¡Un instante infartante,infartante!…

– ¡Paremos, paremos… hay senadores que no usan Banelco… tipos que no se prestan a la seducción del color púrpura!…

– ¡Seguramente no serán reelegidos!…

– Pero volvamos a la solemnidad… ¡Sí, sí… la solemnidad es el rasgo distintivo de los senadores!… ¿Lo vieron a Tony Cafiero explicando lo del mambo de las coimas en el Senado?… ¡Nadie le creyó nada, pero él hablaba con un convencimiento terminante!…

– ¿ Y el radical Leopoldo Moreau?… ¡Con qué solemnidad resistió el martes la encuestas de imagen del Senado que le bajaba Marianito Grondona!… ¡Joder, qué temple hay que tener! – precisó Ludovico.

– ¡Temple que sólo anida en aquellos pocos que el destino elije para convertirlos en «Padres de la Patria» – dijo «Parroquia»…

– ¿Y qué decían las encuestas de Marianito?

– ¡Que el 90% de la gente tiene la imagen del actual Senado a nivel del zócalo!…

– ¡Es injusto, es injusto!… ¡Yo analizo el desempeño del radical Edgardo Gagliardi como senador por Río Negro y te digo que es injusto! – dije.

– ¿Qué es lo injusto?…

– El sistema vía el cual se elijen los senadores…

– En fin… el Senado es para hombres con aspiraciones de bronce… por algo un colaborador de Alfredito Palacios decía que los senadores eran «bolas de bronce»… pero claro, para llegar ahora al bronce hay un problema…

– ¿Cuál?

– Y… parece que se afanaron el bronce que había en el Congreso – dije y nos abrimos un tinto de color púrpura…

Eduardo Gilimón


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