Gobierno prepara un nuevo ajuste y la visita del Papa

Zapatero volvió de unas vacaciones atravesadas por las turbulencias financieras. Junto a su equipo económico cierra un paquete de medidas para frenar el déficit e impulsar el empleo. Además deberá enfrentar la gira de Ratzinger cuestionada por el alto costo para las arcas públicas.

ESPAÑA

El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, retomó hoy su actividad tras unas vacaciones marcadas por las turbulencias financieras, con la aprobación de un nuevo paquete de medidas anti crisis como prioridad y la polémica visita del Papa Benedicto XVI a Madrid en el foco de la tensión social.

El descanso del Jefe del Ejecutivo, quien no optará a un tercer mandato, comenzó unos días después de lo previsto y se desarrolló en un clima de tensión debido a que el riesgo país de España se disparó por encima del umbral de los 400 puntos, la frontera para que un país sea rescatado según el FMI y la Unión Europea (UE), por los temores de contagio de la crisis de deuda europea.

Debido a la crisis de la deuda soberana, Zapatero siguió en contacto con su equipo económico, con el que está trabajando para cerrar las últimas medidas de ajuste que tiene previsto aprobar el Consejo de Ministros del 19 de agosto con el objetivo de acelerar la reducción del déficit público e impulsar la creación de empleo.

Para poner freno a la presión de los mercados, que también apostaron contra la Bolsa española, que el 10 de agosto registró el mayor descenso desde mayo de 2010 – con una caída del 5,49 puntos-, el líder socialista pretende adoptar más medidas de restricción del gasto para ahorrar unos 5.000 millones de euros.

Aunque se negó a avanzar los detalles, Zapatero indicó en julio, cuando anunció el adelanto de las elecciones generales al 20 de noviembre, que habrá “alguna modificación normativa para mejorar la recaudación del impuesto a las sociedades y el recorte del gasto farmacéutico, estimulando la venta de genéricos.

La prensa española especula con que sólo se homogeneizará el calendario del pago de este tributo- ahora fraccionado en tres períodos- pero también se habla de que el presidente del gobierno podría anunciar una mayor presión fiscal para empresas con elevada facturación como un gesto de los socialistas hacia el desencantado electorado de izquierdas.

En cuanto al desempleo, que afecta a un 21% de la población activa, con mayor incidencia en los jóvenes, con una tasa del 40%, Zapatero quiere mejorar las condiciones de contratación de este grupo, pero no está claro cómo lo hará, aunque es previsible que opte por mayor flexibilidad, según los analistas.

España pudo colocar hoy con éxito una nueva subasta de deuda (5.696 millones de euros en letras a 12 y 18 meses) a un interés un 0,3% menor que su anterior colocación, a pesar de que el panorama económico no es bueno.

Los últimos datos económicos indican que el crecimiento español retrocedió en el segundo trimestre a un 0,2% respecto al 0,3% del primer trimestre del año, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en un contexto en el que también se produce un freno en el crecimiento de Francia y Alemania que lastra a toda Europa.

Ante esta situación, el opositor Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, al que las encuestas dan como vencedor en las elecciones generales, volvió a pedir un nuevo adelanto electoral.

“Estamos realmente preocupados por la situación, si el gobierno no puede hacer nada que convoque a otro para que pueda hacerlo”, dijo Ana Mato, jefa de campaña del PP, al valorar los nuevos datos económicos.

Además de la crisis, Zapatero deberá gestionar la controvertida visita del Papa a Madrid, del 18 al 21 de agosto, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud, que espera reunir a más de un millón de jóvenes.

Aunque se trata de un viaje pastoral, Zapatero recibirá al pontífice en el aeropuerto madrileño de Barajas el jueves al mediodía y se reunirá con él el viernes por la tarde, dándole a Joseph Ratzinger el trato de jefe de Estado.

La tercera visita de Benedicto a España –segunda en menos de un año- vuelve a adquirir carácter político porque es cuestionada por movimientos laicos, cristianos de base y los “indignados” debido a su elevado costo para las arcas públicas en tiempos de crisis.

Estos movimientos tienen previsto realizar manifestaciones y acciones de protesta contra la visita del Papa en la víspera de la llegada del pontífice, el 17 de agosto, cuando miles de jóvenes peregrinos ya se encuentren en la capital española.

Bajo el lema “De mis impuestos, al Papa cero”, los manifestantes recorrerán el centro de Madrid, pasando por la emblemática Puerta del Sol, a pesar de que la protesta no fue autorizada por el gobierno socialista, que defendió la visita tanto desde el punto de vista pastoral como económico, puesto que fue organizada de manera “austera”, según el portavoz del Ejecutivo, José Blanco.

La relación del Vaticano con España, donde la Iglesia sigue teniendo importantes privilegios, estuvo marcada en los últimos años por la oposición de Benedicto XVI a la ley del aborto promovida por Zapatero, impulsor también del matrimonio homosexual y quien hasta hace poco pretendía aprobar una ley de libertad religiosa, en un país con cada vez menos católicos.

Agencia Télam


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