Gore, lejos del político natural

George W. Bush tiene un estilo de gobierno heredado de la práctica empresarial: da amplia autonomía a sus asesores de confianza, dedica el tiempo justo a las reuniones y toma decisiones rápidas.

El candidato republicano a la Presidencia dedicó la jornada de ayer a una extensa gira por las principales ciudades de Florida, uno de los estados donde se puede decidir el ganador de la elección de mañana.

Allí, como en el resto de la campaña, Bush intentó que la elección se decida en la cuestión del carácter y en la capacidad de tender puentes entre los dos grandes partidos del país, dos asuntos que se han puesto de manifiesto en su etapa de apenas seis años como gobernador de Texas.

Bush insiste en que su forma de gobierno y su personalidad son más adecuadas para un presidente que las de Al Gore, su rival demócrata, al que acusa de ser demasiado dubitativo y proclive al cambio de rumbo.

«El papel de un líder es trazar un programa claro para el país, es dejar claro qué es lo que la nación debe lograr», dijo Bush el sábado en un mitin en Michigan para resumir este estilo.

De forma bastante similar a Ronald Reagan, a George W. Bush le gusta ir derecho al grano.

Establece principios generales de política y prefiere que sean otros los que lean los informes largos y estudien los detalles menores.

El gobernador, según los que trabajan con él, se impacienta con las reuniones largas y tediosas, confía en el juicio de sus subordinados y toma sus decisiones basado en sus recomendaciones.

A Bush le gusta presumir de que, frente a Bill Clinton o Al Gore, él no toma las decisiones basado en las encuestas de opinión ni agoniza luego durante semanas acerca de si hizo lo correcto.

Después de su experiencia empresarial en el petróleo y el béisbol, Bush ha seguido en Texas la línea de nombrar a altos cargos basándose en su capacidad, no en líneas ideológicas.

Un ejemplo de la forma expedita de gobierno de Bush es el proceso de estudio de las sentencias de muerte antes de firmar la orden de ejecución.

El actual gobernador de Texas asegura que estudia todos los hechos, reflexiona con cuidado y toma una decisión. El proceso le cuesta unos 15 minutos. Bush ha firmado hasta ahora la ejecución de 146 sentencias de muerte.

Durante su período en Texas, Bush ha realizado las típicas jornadas de trabajo de 9 de la mañana a 5 de la tarde, incluso con una parada de dos horas a mediodía para comer y salir a correr un rato.

En cambio, suele pasar mucho tiempo dedicado a reuniones con legisladores estatales, en encuentros informales con el público y en entrevistas con la prensa, lo que le ha hecho muy popular en Texas, donde en 1998 fue reelegido por una abrumadora mayoría.

Gracias a su personalidad afable y franca se ha hecho querer, incluso por sus rivales demócratas, con quienes ha cooperado estrechamente para sacar adelante las leyes en Texas. (EFE)