Gore recibió la posta de Clinton y presentó en sociedad su programa

Buscan darle un toque de carisma al aburrido "vice". Se prepara para su decisivo discurso en Los Angeles.

MONROE, Estados Unidos (Reuters) – El presidente Bill Clinton hizo ayer un simbólico traspaso del liderazgo político a su vicepresidente Al Gore en su campaña electoral por sucederlo en la Casa Blanca.

Gore prometió mantener la prosperidad económica que Estados Unidos ha vivido bajo los dos mandatos de Clinton si gana las elecciones en noviembre. «Los logros de los últimos ocho años no son nada comparado con lo que Gore podrá lograr en los próximos ocho años», dijo Clinton en un discurso en la ciudad de Monroe.

El acto simbólico de traspaso de liderazgo del Partido Demócrata fue planeado para alzar a Gore de la sombra de Clinton, un político mucho más carismático que el parco vicepresidente.

«Bill Clinton trabajó duro para poner a la economía en el camino correcto y yo no voy a permitir que el otro bando lo arruine», afirmó Gore. «Mantendremos la prosperidad, aunque se que la campaña será difícil y los intereses económicos lucharán contra nosotros», dijo.

La economía estadounidense vive una etapa de crecimiento sin precedente y el desempleo ha bajado a su mejor nivel en 30 años.

Sin embargo, los logros de Clinton no se han traducido en votos para Gore, quien no puede alcanzar a su rival republicano, George Bush hijo. Una encuesta publicada ayer le dio a Bush una ventaja de nueve puntos, 48% contra 39 para Gore.

Gore, un candidato sin carisma y con poca habilidad para mover al público, espera obtener un repunte con la convención , donde 15.000 periodistas darán amplia cobertura a su campaña

Bush se esfuerza por desacreditar a Gore asociándolo a los escándalos sexuales de Clinton y prometiendo «restablecer la dignidad» en la Casa Blanca. Por este motivo, Gore quiere distanciar su candidatura de quien fuera su jefe en estos ocho años

Pero ayer aprovechó en Michigan el arrastre electoral del hombre que, dijo, «llevó al país al período de expansión económica más largo de su historia».

El presidente, a su vez, reivindicó el hecho de que juntos han conseguido que la prosperidad «enriquezca no sólo a unos pocos, sino a las familias trabajadoras».

Bajo un sol de justicia, Al y su esposa, Tipper Gore, aparecieron juntos en el estrado con Bill y Hillary Clinton, en una imagen que rememoraba la campaña electoral que los llevó a la Casa Blanca hace ocho años.

Ambos hicieron hincapié en la necesidad de mantener el progreso en el país, algo que, según explicó Gore, hay que plantearse en términos sencillos: «La pregunta es si queremos volver a las fallidas políticas de la vieja guardia (republicana) o ir hacia adelante con un objetivo y con orgullo». Y subrayó que, «como demócratas, nosotros siempre estamos mirando hacia el futuro» y «eso es precisamente lo que estamos haciendo en Los Angeles».

En este ambiente, Gore fue instalándose en el centro de la mira de los asistentes, dejando a Clinton en un segundo plano.

Gore aseguró que en contra de lo que pretenden los republicanos, luchará «porque los recortes de los impuestos afecten a la gente que realmente lo necesita, a las familias trabajadoras que lo pasan mal pagando impuestos y que podrían ahorrar ese dinero para su futuro».

Afirmó que durante estos ochos años se ha trabajado sobre una estrategia económica que beneficie a las clases trabajadoras y aseguró que su gobierno mantendrá la estrategia que mezcla la disciplina fiscal con la protección del gasto social. Los demócratas ofrecen una mínima reducción de impuestos pero como contrapartida prometen más inversiones sanitarias, más protección del medio-ambiente y más dinero para combatir el crimen.

Tras este acto electoral, el candidato, Al Gore, enfiló a Los Angeles, donde mañana pronunciará el discurso de aceptación de la candidatura, sin duda el más importante de su carrera política.

Un plan centrista a la medida del candidato

Washington (EFE).- A pesar de que un tercio de los delegados demócratas se confiesan «liberales», lo cual en Estados Unidos es tanto como decir «a la izquierda», los demócratas aprobaron ayer un programa de Gobierno moderado y centrista, muy a la medida de su candidato presidencial, Al Gore.

Dejando a un lado las tentaciones izquierdistas, que les inspiraron idearios poco rentables para conquistar la Casa Blanca, los demócratas han adoptado el estilo de Gobierno pragmático y moderado que tan buenos resultados ha dado durante los ocho años de gobierno de Bill Clinton.

El programa de las «Tres P» sostiene que «durante ocho años el nuevo pensamiento del Partido Demócrata ha contribuido a que Estados Unidos alcance niveles de Prosperidad, Progreso y Paz sin paralelos».

En su programa los demócratas proponen: -Economía: el mantenimiento de la vigilancia fiscal que eliminó el déficit presupuestario, el uso de parte del superávit para la cancelación de la deuda nacional y una política monetaria vigilante que alivie las presiones inflacionarias sin ahogar el crecimiento económico.

-Política internacional: el programa establece que Estados Unidos «no puede ser el policía del mundo», pero debe contar con el poderío militar para el logro de sus objetivos cuando esté en juego el interés nacional.

-Inmigración: Propone una política que ahorre las penurias y explotaciones que sufren los inmigrantes clandestinos.

– Defensa: Apoya el «desarrollo de la tecnología para un sistema nacional de defensa antimisiles», pero también indica que tal armamento debe ser compatible con las obligaciones de EE.UU para el desarme mundial.

– Comercio exterior: Los demócratas indicaron que el comercio es la mejor ayuda que Estados Unidos presta al resto del mundo y que «América Latina y el Caribe deben seguir siendo un punto central de nuestros esfuerzos».

Los Kennedy dan el «glamour»

LOS ANGELES (Reuters) – Los Kennedy tomaron ayer el escenario en la convención del Partido Demócrata, en una ciudad llena de recuerdos para el clan político más famoso de Estados Unidos.

Hace 40 años, el partido lanzó en Los Angeles la candidatura de John Fitzgerald Kennedy, un político joven y atractivo cuya brillante presidencia terminó abruptamente con su asesinato en 1963. Cinco años más tarde, su hermano Robert buscaba la candidatura presidencial del partido, pero fue asesinado en una cocina del hotel de Los Angeles durante la campaña.

El tercer hermano y actual patriarca de la familia de origen irlandés, el senador Edward Kennedy, habló ayer a la convención . También hablará Caroline Kennedy Schlossberg, la hija del presidente asesinado, para invocar las memorias de su padre y de su hermano, muerto trágicamente hace un año en un accidente aéreo.


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