Guanacos, en grave riesgo por cazadores furtivos sin control

Van por miles de picadas abiertas por las petroleras, que ya no se usan.

NEUQUEN (AN).- El bicho no tiene muchas formas de defenderse: corre rápido pero no lo suficiente. Tampoco ataca, apenas escupe. Quizá su mayor virtud sea la de abrirse camino por donde no hay huellas, a veces en dos patas y a los saltos por encima de pendientes imposibles.

El caso es que el hombre se las ha ingeniado para complicarle la vida, arrancándosela a balazos.

Los guanacos están en serio riesgo y en Neuquén -en el que debería ser el templo que garantice su preservación- se han abierto 2.400 kilómetros de caminos por donde ingresan los cazadores furtivos, quienes se mueven a sus anchas porque no hay guardafaunas a la vista.

Así, por más que el animal ensaye rápidas y creativas fugas, siempre hay un camino por el cual los depredadores pueden exterminarlo, con armas largas y cortas, y muchas veces sin siquiera levantar la presa: matar por matar, bajo la denominación de caza deportiva.

En Neuquén, en la reserva provincial Auca Mahuida, las empresas petroleras abrieron caminos que nunca cerraron, a pesar de que la mayoría de esas picadas ya no llevan a lugares de producción. Si bien el compromiso de las firmas es reforestar y cerrar esos caminos, pocas veces cumplen. Y la provincia poco y nada hace para controlar.

Tampoco hay guardafaunas con medios suficientes como para proteger el sitio que engloba alrededor de 77.000 hectáreas que abrazan al volcán Auca Mahuida, una enorme mole que a pesar de todo resulta una joya de la biodiversidad. El único guardafauna está a más de 60 kilómetros y no tiene los medios como vigilar esa zona, apenas una moto destartalada con ausencia de vales de nafta.

Desde que en 1996 la Legislatura provincial declaró la creación de la reserva, no hubo ningún avance concreto y así como los furtivos entran y matan, también lo hacen los depredadores que se alzan con fósiles únicos en el mundo. De allí -por ejemplo- salieron los huevos fosilizados que hace algunas semanas aparecieron listos para ser rematados en una tienda de subastas de Nueva York.

En la provincia quedan alrededor de 40.000 guanacos a pesar de que las estimaciones marcan que en algún momento llegaron a ser más de un millón.

Un estudio elaborado por investigadores del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y solventado por la fundación norteamericana Wildlife Conservation Society establece que en Auca Mahuida quedan 0,03 guanacos por kilómetro cuadrado, cuando en 1982 sobre habían por lo menos 30.

En Patagonia, la población de guanacos comenzó a declinar de una manera alarmante: de más de diez millones que había en el siglo pasado ahora sólo quedan 500.000.

«A pesar de una reducción del 95%, el guanaco es aún el único herbívoro nativo de gran tamaño que nos queda en números más o menos significativos en la mitad del territorio argentino, en toda la zona árida y semiárida, al sur y al oeste», afirma el biólogo del Conicet, Andrés Novaro.

El investigador agrega que «los argentinos hemos eliminado casi completamente a los otros grandes herbívoros, los ciervos nativos, como el venado de las pampas (del centro del país), el taruca (ciervo de las sierras del noroeste), y el huemul (que anteriormente vivía en partes de la estepa en la Patagonia).

El guanaco sólo vive en sudamérica. La mayor parte -un 94%- de los que quedan, están en Argentina y en particular en la Patagonia. Aunque también hay guanacos en Chile, Bolivia, Perú y Paraguay pero en cantidades mínimas.

La reducción de guanacos en Neuquén se debe principalmente, como en el resto de Patagonia, a la caza y competencia por pasturas. Pero en Neuquén se ha agregado, en los últimos años, la apertura de caminos de exploración para buscar petróleo, el motor de la economía de la esta provincia.

Novaro advierte que «aquí en los últimos diez años se llegaron a abrir más de 40 mil kilómetros de caminos. La mayor parte se abrió sin ningún control, destruyendo la vegetación, lo cual era innecesario, y dejando vías abiertas por donde pueden entrar los cazadores furtivos».

Su colega Natalia Radovani, que ha realizado más de una decena de campañas en la zona del Auca, estima que las empresas han abierto 2.400 kilómetros de caminos, un viaje de ida y vuelta a Buenos Aires. Pero un área teóricamente protegida.

«Estimamos que el 70% de estos caminos son transitados por furtivos en camionetas 4×4, principalmente habitantes de las ciu

dades vecinas. Estos cazadores, ayudados por la apertura de los caminos petroleros, son los que están diezmando las poblaciones de guanacos del norte de Neuquén en los últimos años», redondea Novaro.

Como dato que no puede dejarse de lado hay que destacar que el personal ligado a la actividad hidrocarburífera no suele atacar a los guanacos y de hacerlo saben que se exponen a un despido.

A la par de la caza -que también es practicada por los puesteros de la zona como subsistencia- la merma en la población de guanacos está ligada a otras cuestiones tales como la competencia: el ganado que se come la mayor parte del pasto y arbustos que son el alimento del guanaco.

«En Patagonia se llegó a tener 22 millones de ovejas en la década de 1950, que desplazaron a los guanacos a los lugares menos productivos, con menos pastos. Pero ademas, 22 millones eran más ovejas que lo que la vegetación podía soportar. Esto ha llevado a la degradación de las pasturas, que en muchas zonas es irreversible».

 

Rodolfo Chávez

rchavez@rionegro.com.ar

Nota asociada: «Expulsados» de las zonas bajas  

Nota asociada: «Expulsados» de las zonas bajas  


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios