Guatemala hace justicia por el crimen de su obispo

Un tribunal condenó a tres militares y un religioso por el asesinato del obispo y gran defensor de los derechos humanos Juan Gerardi, tras varios años de un proceso tortuoso y boicoteado.

GUATEMALA (Reuters) – Dos militares, un ex guardaespaldas presidencial y un sacerdote fueron condenados el viernes por el asesinato en 1998 del prominente defensor de los derechos humanos y obispo guatemalteco Juan Gerardi.

Un tribunal de tres jueces declaró al ex coronel Byron Lima Estrada, a su hijo, el capitán Byron Lima Oliva, y al ex guardaespaldas presidencial José Obdulio Villanueva culpables del crimen y los sentenció a 30 años de cárcel.

Los jueces sentenciaron al sacerdote católico Mario Orantes a 20 años de cárcel, por complicidad en el asesinato, mientras absolvieron al ama de llaves Margarita López.

Gerardi fue encontrado muerto a golpes el 26 de abril de 1998 en su residencia en la ciudad de Guatemala, poco después de divulgar un informe en el que culpó al ejército de la mayoría de las 200.000 muertes ocurridas durante los 36 años de guerra civil en ese país.

El caso, que se demoró tres años en los que fiscales, testigos y un juez huyeron del país en medio de amenazas, ha sido considerado una prueba para el frágil sistema judicial de Guatemala. El juicio comenzó el 23 de marzo, dos días después de un ataque con granada contra la residencia de uno de los jueces.

Tensa vigilia.

Miembros de los grupos de derechos humanos guatemaltecos esperaron la sentencia toda la noche en una corte abarrotada, mientras otros montaron una vigilia con velas encendidas en las afueras del edificio, esgrimiendo pancartas con la foto de Gerardi.

Los activistas celebraron el resultado calificándolo de una victoria para los derechos humanos. «Esta sentencia nos muestra que todos estos años de lucha no han sido en vano», dijo a los reporteros la prominente activista Helen Mack entre sollozos.

Vestido de uniforme militar, con el pecho cubierto de medallas, mientras agentes de la policía se lo llevaban esposado, Lima Oliva, quien permaneció inmutable durante la sentencia, gritó que era inocente y acusó a los jueces de aceptar sobornos en el caso. «Soy un buen soldado», dijo a los periodistas. «Seguiré la lucha para probar nuestra inocencia». Los abogados dijeron que apelarían las sentencias.

Más de 100 personas testificaron en el juicio, entre ellos varios ex jefes militares, sacerdotes y funcionarios del gobierno. Las declaraciones de los testigos atrajeron la atención pública sobre una controvertida unidad de guardaespaldas presidencial vinculada a actividades de inteligencia militar de posguerra, a la que Lima Oliva y Villanueva pertenecieron en épocas distintas.

Un ex miembro de la unidad testificó que el organismo mantenía un extenso expediente sobre Gerardi e intervino su teléfono.

Otro testigo, un indígena que dormía en un parque en las afueras de la residencia del obispo, dijo que la inteligencia militar le pagó para espiar los movimientos de Gerardi.

Los rebeldes izquierdistas firmaron acuerdos de paz con el gobierno guatemalteco en 1996, poniendo fin a una guerra en la que miles de indios mayas fueron masacrados por el ejército, grupos paramilitares y la guerrilla.

Autor del «Nunca más»

El obispo guatemalteco Juan Gerardi fue conocido como uno de los máximos defensores de los derechos humanos de este país centroamericano y su asesinato el 26 de abril de 1998 es catalogado como el hecho más significativo tras la firma de la paz entre el gobierno y la insurgencia en 1996.

Gerardi, de 75 años, se desempeñaba como auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala y a la vez coordinador de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA). El obispo era un hombre de complexión fuerte, de 1.85 metros de altura, de tez blanca y frente amplia, que pese a su semblante serio era calificado como una persona bondadosa y humilde. Gerardi había sufrido ya en los «70 y escapó de un atentado en junio de 1980 en El Quiché . Debió exiliarse hasta el «82.

El asesinato de Gerardi se registró dos días después de que la ODHA presentó un informe sobre las violaciones a los derechos humanos , en el cual se señaló al ejército como el responsable del 79% de las 50.000 violaciones investigadas. El documento titulado «Guatemala: Nunca Más» tomó más de 6.000 testimonios


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