Guerra de mega gigantes en Las Vegas

Los hoteles más grandes y lujosos de la historia de la humanidad se disputan el mercado en la ciudad del juego.

LAS VEGAS (DPA) – La encarnizada competencia entre los multimillonarios de Las Vegas alegra al alcalde, Oscar Goodman. «En los próximos años seremos cada vez más parecidos a Nueva York», predijo Goodman, famoso por sus peculiaridades (como su afición a la ginebra) y sus aplastantes victorias electorales, sobre el «boom» de la construcción en su ciudad.

Este jueves, pocas semanas antes del centésimo aniversario de Las Vegas, el alcalde participará con satisfacción en la inauguración del casino más caro del mundo. El magnate de las finanzas Steve Wynn, de 63 años, en realidad quería levantar en la arena del desierto de Nevada el hotel más caro del mundo, con una inversión de 2.700 millones de dólares (2.100 millones de euros). Pero hace poco el «Emirates Palace» en Abu Dhabi aparentemente le robó el récord con una inversión de 3.000 millones de dólares, aunque los medios estadounidenses duden un poco de estas cifras.

De todas maneras, Wynn, que hizo su carrera de lavaplatos a millonario casi como en un libro de cuentos estadounidense, se dará el gusto de molestar al menos a su archirrival en Las Vegas, Kirk Kerkorian, de 87 años. La revista «Business Week» incluso habló de «la venganza de Steve Wynn».

Wynn le dio su propio nombre al hotel más espectacular del paraíso de los juegos de azar: «The Wynn», puede leerse en letras que fluyen sobre un elegante rascacielos de 50 plantas en el centro de la ciudad. Además, según «Business Week», Wynn le «robó» más de 2.000 empleados al grupo hotelero de Kerkorian para su nuevo proyecto. El hotel se levantó sobre el terreno en el qu antes estaba el «Desert Inn».

Desde allí, el excéntrico multimillonario Howard Hughes sentó las bases de la Las Vegas moderna a mediados de los años 60. Después de que en un principio el dinero de la mafia y de gángsters como Bugsy Siegel fundaran el lugar, con Hughes fue tomando posesión de la ciudad del lujo y el glamour un inversor serio, presumiblemente apoyado por el gobierno estadounidense.

Mientras tanto, hace tiempo que no son bandas de mafiosos las que se enfrentan armadas por el dominio de Las Vegas, sino bancos, consorcios e inversores como Wynn y Kerkorian, que en las últimas décadas se vieron enfrascados en incontables batallas.

A fines de los años 80, Wynn logró con la construcción del «Mirage» y más adelante del «Bellagio» y el «Treasure Island» hoteles temáticos únicos en su tipo y muy lujosos, con volcanes artificiales y shows sensacionales como el de Siegfried and Roy.

Hace unos cinco años, perdió casi todo a manos de un grupo inversor en torno de su rival Kerkorian, el propietario del hotel más grande de Las Vegas, el MGN, con 5.000 habitaciones. El nuevo Wynn no sólo compite con «gigantomanía» sino sobre todo con lujo.

Hasta el final, Wynn, un hombre rodeado de misterios y enfermo de la vista, no dejó entrar a la prensa a su hotel. Sólo los hechos debían impresionar: 2.716 habitaciones, suites y residencias; ninguna unidad más pequeña de 58 metros cuadrados, un precio mínimo de 298 dólares por noche. Para los 18 restaurantes fueron contratados cocineros de primera.

En los más de 2.000 asientos del teatro, el jueves comienza un espectáculo, que tiene mucho que ver con el agua, pero que por lo demás aún es un secreto. El hotel está decorado con originales de Picasso, Rembrandt y Chagall. El único campo de golf de la zona se encuentra en un recinto de 87 hectáreas repleto de plantas tropicales. Fueron plantados 10.000 arbustos y se construyó una catarata de 12 metros junto a un lago artificial.

Lógicamente, los juegos a azar suponen el centro de la diversión, porque a fin de cuentas se trata de ganar dinero. Unas 130 mesas de juego y 1.960 máquinas tragamonedas atraerán al público en el casino. «Nuestra meta más importante no es hacer dinero sino hacer felices a nuestros clientes», fue citado Wynn por los medios.

Al menos el alcalde Goodman está feliz: él espera que la competencia entre los magnates financieros siga impulsando el «boom» de Las Vegas y que ya este año se supere el récord de 37 millones de visitantes de 2004.


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