Había un manual de instrucciones para engañar
Lo tenían los operadores que atendían llamadas.
NEUQUEN (AN)- «¿De verdad tiene usted esa edad? Pues le prometo que le echaba muchísimo menos. Por la voz parece usted más joven. Si se conserva igual de bien que tiene usted la voz, tiene que estar estupendamente. Bueno, le voy a tomar una serie de datos que necesitamos, ¿de acuerdo?»
Gentiles frases como esta, embebidas de simulado acento español, no eran espontáneas sino cuidadosamente estudiadas y tenían un solo objetivo: mantener al cliente el mayor tiempo posible al teléfono (a veces, hasta una hora).
Los operadores que ayudaban a consumar la defraudación internacional detectada la semana pasada eran provistos de un manual de instrucciones de 9 carillas, con todas las preguntas que debían hacer y todas las respuestas que debían dar a las víctimas para que no sospecharan que las estaban estafando.
Los operadores le pedían al cliente que esperara en línea mientras «comprobamos nuestra base de datos». Pero en el garage de la calle República de Italia 849 había 12 teléfonos y ninguna computadora, por lo que todo era una farsa destinada, solamente, a perder tiempo.
La existencia del manual de instrucciones fue revelada a «Río Negro» por allegados a la causa en la que ahora hay do detenidos: Liliana Vilchez y su cuñada Ana Cárcamo de Vilchez. Se las acusa de «estafas reiteradas y asociación ilícita». Los cuatro operadores que recibían las llamadas quedaron en libertad, como se informó ayer, porque se los considera «partícipes secundarios».
Liliana Vilchez, quien trabajaba en la secretaría privada de la ministra María Oscos, estuvo casada con Alejandro Romeo, imputado en el escándalo de los subsidios de Centenario. Ambos tienen vínculos con el ministro Jorge Lara.
De acuerdo con los investigadores, Cárcamo de Vilchez operaba con los autores de la estafa desde España (allí hay 11 detenidos) y era el enlace con Argentina. Liliana Vilchez fue la que contrató a los ope
radores locales, 12 en total, que las 24 horas del día atendían las líneas telefónicas montadas en el garage de su casa.
La maniobra comenzaba en España, con un reparto masivo de tarjetas que supuestamente permitían realizar llamadas telefónicas gratuitas. Los interesados debían comunicarse con un número que comenzaba con el prefijo 0807 para obtener más información.
En ese número los atendía un operador con acento español que decía estar en Madrid, pero en realidad estaba en Neuquén (también había locutorios truchos en Buenos Aires, Córdoba y La Pampa). Si al cliente español le llamaba la atención el acento, el operador debía aclarar que era argentino radicado en España.
Los operadores estaban entrenados para mantener en línea el mayor tiempo posible a los clientes quienes, sin saberlo, estaban gastando 5 pesos (1,16 euro más IVA) por minuto. Ese dinero que gastaban iba a las arcas de la empresa titular de la línea 0807.
Para lograr que la comunicación se estirara todo el tiempo posible, los operadores contaban con un manual de instrucciones. Su obligación era preguntarles a los clientes una enormidad de datos personales que no iban a parar a ninguna base de datos como les prometían, intercalando siempre estudiadas frases amables.
También suministraban abundante información sobre los inexistentes premios que habían ganado o podían ganar. Y hasta les pedían que volvieran a llamar si no recibían el beneficio, por lo que muchas veces las víctimas de la estafa se comunicaban más de una vez para hacer el reclamo.
La maniobra se descubrió cuando los españoles empezaron a recibir abultadas facturas por sus gastos de teléfono.
NEUQUEN (AN)- "¿De verdad tiene usted esa edad? Pues le prometo que le echaba muchísimo menos. Por la voz parece usted más joven. Si se conserva igual de bien que tiene usted la voz, tiene que estar estupendamente. Bueno, le voy a tomar una serie de datos que necesitamos, ¿de acuerdo?"
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