Habían augurado la decadencia de los famosos aviones

Al promediar 1967 un libro comenzó a ser deglutido con voracidad en todo Occidente: «El Desafío Americano».

Su autor, Jean Jacques Servan Schreider, un francés inteligente, polémico y de pensamiento audaz.

Tema del libro: los cambios sociales que comenzaban a emanar de los descubrimientos técnicos y del manejo de los recursos de la inteligencia que -con vistas al futuro- se perfilaban por el final de aquella década apasionante.

Y desde ese libro, Jean Jacques Servan Schreider arremetió fuerte contra el proyecto Concorde.

Lo vio más como la consecuencia de la aspiración anglo-francesa de cruzarse en los designios de la industria aeronáutica de los Estados Unidos, que como el resultado de una política que hiciera del Concorde un arquetipo de avión a perdurar mucho más allá del 2000.

En alguna medida, Jean Jacques Servan- Schreider decía entre líneas que el Concorde era el único proyecto binacional en el que habían convergido el nacionalismo de Charles De Gaulle con los flemáticos británicos.

En consecuencia, esa amalgama no podía arrojar nada perdurable.

El ataque fue demoledor. Jean Jacques Servan Schreider anticipó -por caso- que el Concorde, al tener un tope de 136 pasajeros, no sería rentable como avión intercontinental.

Ninguna aerolínea lo requeriría. Quedaría así arrumbado para vuelos chárter muy caros y su producción no excedería las tres docenas. «Es bello, pero es el último de los aviones clásicos», escribió Jean Jacques Servan Schreider.

Y lo comparó con un gigante que para finales de los «60 los americanos ya estaban construyendo: el Jumbo 747. Para Jean Jacques Servan Schreider, esa inmensa vaca del aire que es el Jumbo -cuyos últimos modelos superan los 300 pasajeros- tenía un único destino: «Será el primero de una nueva generación» de aviones comerciales.

Y así lo vieron las aerolíneas: el Jumbo domina el mercado internacional de vuelos internacionales de largo alcance. Se han construido más de 1.000 de esas máquinas. Y sobre su diseño se formulan nuevos proyectos.

El Concorde, en tanto, va siendo historia. La historia de un símbolo de poder que nunca pudo poblar el cielo con esos hermosos pájaros.

Carlos Torrengo


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