habló en el césped
<b>Tras las declaraciones cruzadas con Diego Maradona, Bastian Schweinsteiger condujo, de modo magistral, a su selección a una goleada sobre la Albiceleste y a un lugar en semifinales.</b>
Al final, se supo. Ni Bastian Schweinsteiger estaba (tan) nervioso, ni Alemania era chamuyo. Que la selección alemana no lo haya sido ante Argentina mucho tuvo que ver el volante del Bayern Munich, el mejor jugador del partido que despidió a la Albiceleste del Mundial de Sudáfrica en cuartos de final, por segunda vez consecutiva, esta vez con una goleada de 4-0.
Aunque el técnico Joachim Löw dio el brazalete de capitán a Philipp Lahm tras la lesión de Michael Ballack, el verdadero líder es Schweinsteiger, que dejó atrás su mala reputación con una gran temporada.
El joven centrocampista ya no soporta que le llamen “Schweini”, el apodo que tenía durante el Mundial 2006, donde formaba, junto a Lukas Podolski, alias “Poldi”, una pareja casi cómica muy apreciada por las jóvenes del país.
“Poldi”, incapaz de brillar en el Bayern Munich, volvió el año pasado al Colonia, donde recuperó gran parte de su capacidad futbolística, mientras que Schweinsteiger parece haber madurado desde entonces.
El jugador de 25 años ha dejado atrás la época en qué cambiaba continuamente el color de su pelo, se vestía de forma extravagante (llegó incluso a pintarse las uñas de negro) o imitaba a un pollo en un anuncio para televisión.
Gracias a Louis van Gaal, el entrenador holandés del Bayern, Schweinsteiger consiguió por fin encontrar su lugar en el campo desde que hace algunos meses juega en el centro para distribuir balones. Desde ese lugar, destrozó el sueño mundialista argentino. Con un despliegue total por el centro del campo, Alemania hizo pasar cada pelota por los pies de un volante de ida y vuelta que esta vez se volcó al medio y manejó los hilos del partido,
“Este cambio de lugar es una etapa muy importante en mi carrera y para mi desarrollo personal”, reconoce el jugador.
“Basti”, el único apodo que todavía acepta, acaba de terminar la mejor temporada de su carrera, coronada con un doblete Copa/Campeonato de Alemania. El Bayern perdió sin embargo la final de la Liga de Campeones contra el Inter.
Schweinsteiger, que podría haber sido un buen esquiador, forma parte ahora de los hombres que conducen a esta joven Alemania rumbo a las semifinales del Mundial de Sudáfrica, a fuerza de despliegue y buena técnica en el manejo de la pelota.
En un equipo donde la media de edad es de 25 años, Schweinsteiger es ya un “veterano”, gracias a sus 79 apariciones con la camiseta blanca germana (21 goles).
“Quiero comprometerme más en el funcionamiento del equipo y en el juego, pido más el balón, quiere influir más en nuestro manera de jugar”, reconocía Bastian unos días antes del debut mundialista. Ayer lo hizo.
La “fe” de Van Gaal en él no es la única razón de la renovada confianza de Schweinsteiger y está relacionada también con la “sombra” intimidante de Ballack, cuya ausencia en Sudáfrica abrió las puertas a una nueva generación como Mesut Özil, Thomas Müller y Holger Badstuber.
“Está claro que estos jóvenes tienen ganas de hacerlo bien y tienen confianza, se creen capaces de grandes cosas. Si combinamos esto con nuestra experiencia, podemos hacer algo bueno”. En eso andan Schweinsteiger y sus amigos.
Comentarios