Habría salvataje para Brasil y Uruguay tras otra jornada de pánico

El real siguió bajando a niveles récord frente al dólar y subió el riesgo país. EE. UU. apoyó a las misiones de ambos países que gestionan créditos del FMI.

La caída del dólar provocó que algunos aprovecharan las «gangas» en la Bolsa brasileña, pero el panorama para el futuro es sombrío sin ayuda del FMI.
San Pablo y Montevideo.- EE.UU. dio ayer contundentes señales de que respaldará ayudas de emergencia para Uruguay y Brasil después de otra jornada de pánico financiero en la región, con otra disparada del dólar en la plaza paulista hasta los 3,358 reales y la medida desesperada del gobierno uruguayo de instaurar un feriado bancario para frenar la fuga de reservas.

El mercado brasileño de cambio volvió a vivir ayer una «jornada negra», que terminó con la cotización del dólar en un nuevo máximo histórico, pese a las medidas de intervención anunciadas por el Banco Central y a la reapertura de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que ayer recibieron un fuerte respaldo de EE.UU. Por su parte, el riesgo soberano brasileño trepó hasta la cota record de 2.408 puntos básicos.

La caída de la moneda también está atizando los temores de aumentos de precios en un país todavía perseguido por el recuerdo de la hiperinflación.

El director de Política Monetaria del Banco Central, Luiz Fernando Figueiredo, anunció que mantendrá en agosto la política de intervenciones diarias, con «ventas de 50 millones de dólares o más, usando un total de 1.835 millones de dólares».

Pero el anuncio no satisfizo a los operadores, que esperaban que la autoridad monetaria elevará la ración diaria a 100 millones. Este descalabro en los mercados financieros de Uruguay y Brasil se produjo el día después de que se conocieran las declaraciones de O»Neill, objetando públicamente la asistencia financiera a los países del Cono Sur ya que, aseguró, después «terminan en cuentas suizas».

Los analistas interpretaron las palabras del titular del Tesoro como una opinión en contra de los acuerdos con el FMI que esperan tanto Brasil y Uruguay como Argentina, y los inversores reaccionaron emigrando inmediatamente hacia el dólar.

Tras el revuelo generado por O»Neill, que llevó incluso a la cancillería brasileña a reclamar una desmentida oficial y por escrito al gobierno de George W. Bush, la Casa Blanca aclaró ayer que tiene «una gran confianza» en Brasil y que apoya la asistencia financiera internacional para ese país. El vocero oficial, Ari Fleischer, indicó que «Brasil demostró su habilidad para utilizar de manera efectiva la asistencia monetaria internacional y tiene en marcha políticas económicas sólidas», aunque nada dijo de Argentina ni de Uruguay.

Más tarde, el Tesoro estadounidense reafirmó su apoyo a Uruguay y aseguró que trabaja con el Fondo y ese país para conceder la asistencia adicional que reclama Montevideo, tanto del FMI como de otras instituciones internacionales. «El Tesoro mantiene un estrecho diálogo con Uruguay y el FMI para buscar una solución global a los problemas del país sudamericano y que está dispuesto a apoyar la concesión de más asistencia financiera», señaló mediante un comunicado difundido en Washington.

Tanto Brasil como Uruguay están negociando por estas horas en la capital estadounidense con el FMI una ampliación de la asistencia financiera. Ayer partió el grupo brasileño, mientras que el uruguayo permanece allí desde hace una semana, intentando obtener un adelanto de 600 millones de dólares del paquete de ayuda convenido en mayo por 1.500 millones de dólares.

El acuerdo con el FMI se ha transformado en casi una obsesión para el gobierno y los inversores brasileños, pero no sólo choca contra la verborragia de O»Neill y la firmeza de las autoridades del FMI, sino también contra la negativa reiterada del candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Luis Inacio «Lula» da Silva, de rubricar cualquier entendimiento al que llegue el gobierno de Fernando Henrique Cardoso.

«Brasil necesita desesperadamente una ayuda del FMI. Es una cosa trágica, por haber cometido el error de creer que siempre existiría allá afuera alguien que nos financie», dijo el ex ministro de Economía Antonio Delfim (Télam/ANSA)

La Bolsa, un mundo aparte

SAO PAULO, Brasil (Reuters) – El índice Bovespa de la Bolsa de San Pablo fue la única variante financiera que evitó ayer la turbulencia de los últimos días y cerró con una suba del 1,11%, en una jornada volátil, ya que los inversores extranjeros aprovecharon el tipo de cambio favorable para comprar gangas.

«La caída libre que sufre la moneda, abarata algunas acciones para los inversores extranjeros», dijo John Carioba, director de Indusval, una correduría de Sao Paulo.

La bolsa paulista se estableció al final de la rueda en 9.343,46 puntos, logró una ganancia de 102,99 enteros, impulsada especialmente por el desempeño de las acciones de la minera Vale do Rio Doce y otras compañías exportadoras.

En tanto, el riesgo país aumentaba el 8,09 por ciento, situándose en 2.339 puntos, en un nuevo record que ubicaba a Brasil en el cuarto lugar entre los países menos seguros, detrás de Argentina, Uruguay y Nigeria. Los C-Bonds, los títulos brasileños más negociados en el exterior, retrocedían el 3,43 por ciento y se cotizaban al 50,63 por ciento de su valor nominal.

Negocian crédito con la «bendición» de Bush

WASHINGTON (AFP/Reuters) – Una misión brasileña comenzó a negociar ayer con el FMI nueva asistencia financiera para intentar frenar el derrumbe del real e inyectar confianza en la economía, tras recibir el apoyo explícito del Gobierno estadounidense a las reuniones.

La Casa Blanca dio ayer su bendición a dinero fresco del FMI para Brasil en un esfuerzo por revertir el daño causado por las declaraciones del secretario del Tesoro estadounidense, Paul O»Neill, que provocaron un roce diplomático y la indignación del presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso.

El Tesoro también intentó aclarar el asunto al afirmar que O»Neill nunca tuvo la intención de perjudicar a la economía brasileña o «interferir de alguna manera en (temas de) corrupción o algo de eso», según dijo al diario The Washington Post su portavoz, Michele Davis. (ver aparte)

«Brasil es un importante amigo y aliado, y el presidente (George W. Bush) y esta administración tienen una gran confianza en Brasil y en su equipo económico», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer. La misión brasileña, dirigida por el secretario ejecutivo del Ministerio de Hacienda, Amaury Bier, comenzará sus reuniones en la sede del FMI hoy, dijo a la AFP el portavoz de la institución, Francisco Baker.

Las reuniones durarán probablemente «hasta el final de la semana», e incluirán encuentros con el director gerente del Fondo, Horst Koehler, y su número dos, Anne Krueger, agregó.

Fleischer afirmó que Brasil -octava economía mundial, al cual Washington necesita para crear el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA)- ha demostrado su habilidad para utilizar asistencia monetaria internacional «de manera efectiva» y tiene «políticas económicas sanas».

Para Francisco Petros, titular de la Asociación Brasileña de Analistas de Mercados de Capitales, «la ayuda sería de 10 mil millones de dólares. Eso permitiría eventualmente a Brasil pasar por este período de transición en el segundo semestre».

Brasil aún dispone de cerca de 1.000 millones de dólares de un crédito total de 15.200 millones con el FMI, que vence a principios de diciembre.

Brasil atraviesa fuertes turbulencias por el temor de los inversores a una victoria del candidato de izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones generales de octubre, y a que los problemas brasileños deriven en una crisis como la argentina.

Ciro Gomes se acerca a «Lula» en las encuestas

Un nuevo sondeo electoral de la consultora Datafolha confirmó ayer que el candidato del Partido Trabalhista (Laborista), Ciro Gomes, acortó a cinco puntos la ventaja que le lleva Luiz Inácio «Lula» Da Silva para las elecciones presidenciales del 6 de octubre.

De acuerdo a la muestra, Lula sigue en el primer lugar con el 33% de la intención de voto, contra el 28% de Gomes. La encuesta revelada el martes tras el cierre del mercado, mostró que la popularidad de Serra se ha debilitado en gran medida desde principios de julio, al caer del 20 al 16 por ciento de las preferencias.

Los inversores temen que Lula o Gomes, los dos de inclinación izquierdista, puedan hacer cambios en la política económica del país que perturbe el delicado equilibrio fiscal y lleve a Brasil a incumplir el pago de su deuda.

Lula reiteró ayer que «no voy a firmar ni a avalar» el nuevo pedido de ayuda del gobierno brasileño al FMI y admitió que «me preocupa que la gente vuelva a votar con miedo» en las elecciones presidenciales del 6 de octubre. «Yo no soy gobierno. El gobierno ya firmó otros acuerdos con el FMI y no me llamó. El gobierno llegó a una situación en la que todos los meses debe ir al FMI a buscar dinero fresco».

Cardoso aceptó explicaciones de EE. UU. por dichos de O»Neill

WASHINGTON (Reuters/ANSA).- La Casa Blanca dijo ayer que respaldará la asistencia internacional para Brasil y que tiene «gran confianza» en el equipo económico del país, en una declaración que buscó apagar la disputa diplomática originada por criticados comentarios del secretario del Tesoro estadounidense, Paul O»Neill.

La declaración representó un distanciamiento de los comentarios que hizo O»Neill el domingo, cuando sugirió que la ayuda extranjera para Latinoamérica podría terminar en cuentas bancarias en Suiza, lo que enfureció al gobierno brasileño.

El gobierno de Brasilia dio ayer por superado el contrapunto provocado por las declaraciones del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O»Neill, que avivó las turbulencias en la economía brasileña, se informó oficialmente. La embajadora de Estados Unidos, Donna Hrinak, se reunió anoche en Itamaraty (cancillería) con el ministro de Relaciones Exteriores, Celso Lafer, informó el vocero Pedro Luiz Rodrigues.

Según el portavoz, la embajadora llevó oficialmente a Lafer las explicaciones dadas por la Casa Blanca y por el Departamento del Tesoro, respecto de las declaraciones de O»Neill.

El vocero dijo al Jornal O Globo que la diplomática estadounidense «lamentó lo ocurrido» y que coincidió con el canciller en la necesidad de que los dos países trabajen juntos «frente a los desafíos del cuadro económico internacional».

El secretario del Tesoro, conocido por sus polémicas e inoportunas declaraciones, dijo el domingo que los países del Cono Sur «son amigos y aliados de Estados Unidos, y principalmente, necesitan implementar políticas que aseguren que, cuando llegue el dinero de asistencia, éste haga algún bien, y no simplemente salga del país para cuentas bancarias en Suiza».

Sus palabras provocaron el lunes el derrumbe del real, acentuando las turbulencias financieras

Según la prensa brasileña, Cardoso amenazó con no recibir a O»Neill cuando éste visite Brasil a partir del domingo próximo como parte de una gira que lo llevará también a Argentina y Uruguay. «¿En qué está pensando? No somos ladrones», dijo el presidente a interlocutores al enterarse de las declaraciones, según la prensa local.

Ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, no llegó a ofrecer una retractación formal, como había pedido el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, pero aclaró que los comentarios del secretario del Tesoro no reflejaban la posición del presidente o de su gobierno. «Brasil es un amigo y un aliado importante, y este presidente y esta administración tienen gran confianza en Brasil y en su equipo económico», dijo Fleischer, para enmendar el entredicho con la mayor economía latinoamericana, un aliado clave de Estados Unidos.


La caída del dólar provocó que algunos aprovecharan las "gangas" en la Bolsa brasileña, pero el panorama para el futuro es sombrío sin ayuda del FMI.
San Pablo y Montevideo.- EE.UU. dio ayer contundentes señales de que respaldará ayudas de emergencia para Uruguay y Brasil después de otra jornada de pánico financiero en la región, con otra disparada del dólar en la plaza paulista hasta los 3,358 reales y la medida desesperada del gobierno uruguayo de instaurar un feriado bancario para frenar la fuga de reservas.

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