Hacia un achique compulsivo

El ajuste que ya se está sintiendo en la actividad dejará muchos actores fuera del sistema.

Crisis en la fruticultura del Valle

Ni las maratónicas reuniones que mantienen hace años productores y empresarios con el gobierno nacional, ni las promesas del ministro Casamiquela ni los aportes millonarios de los gobiernos provinciales pudieron doblegar la inercia de los acontecimientos. La fruticultura del Valle de Río Negro y Neuquén entró en una profunda crisis que derivará en un achique compulsivo sobre toda la actividad.

Los productores son sin duda los grandes perdedores de toda esta década ganada del relato de la administración Kirchner (ver recuadro).

Pero los posibles escenarios hacia adelante no permiten ver la luz al final del túnel.

• Al analizar el corto plazo, no existen señales de grandes cambios para lo que queda del año comercial en curso. Las cámaras frigoríficas se encuentran completas con fruta, que en muchos casos no presentan la calidad adecuada, pero con una demanda contenida de los mercados internacionales. Queda poco por embarcar hacia ultramar y Brasil, nuestro destino exclusivo para el segundo semestre, continuará con trabas para el ingreso de la fruta del Valle. Sobre el mercado interno, hoy existe movimiento pero contra cheques a 60 y 90 días, lo que genera cierta incertidumbre frente a una potencial sobreoferta de fruta en las góndolas.

• En lo que respecta al mediano plazo, las expectativas no son tan comerciales como sí políticas. El cambio de gobierno a partir de diciembre de este año genera cierto optimismo entre productores y exportadores del Valle. Sin embargo, las propuestas de máxima escuchadas de boca de los presidenciables apuntan a la eliminación de las retenciones, mejora de reintegros y créditos a tasas accesibles. Un revival de las promesas K. Pero seamos optimistas y supongamos que esto se cumple. La caída de retenciones y suba de reintegros representará una mejora en la paridad cambiaria efectiva del orden del 15% respecto de los valores actuales. Es decir que los empresarios percibirán por la exportación de su fruta dólares a un valor de 9,8 pesos. ¿Alcanza para tener una paridad competitiva? Muchos son los empresarios que aseguran que hoy la fruticultura no es rentable con un dólar por debajo de los 14 pesos. Para fin de año, producto de la suba de costos internos, esa relación seguiría presionando hacia arriba. Las correcciones sobre los reintegros o retenciones mejoran marginalmente la competitividad, pero no compensan las distorsiones de precios relativos que muestra la economía argentina. ¿Algún presidenciable habla de esta paridad? Difícil que lo haga. Nadie quiere anunciar una devaluación de tal magnitud antes de una elección. Por otro lado, el próximo gobierno tendrá entre sus prioridades corregir los desequilibrios fiscales y buscar fondos frescos para poder hacer frente a cuatro años complicados en materia económica. Hay que ver entonces qué lugar ocuparán en la agenda nacional los problemas del Valle de Río Negro y Neuquén.

• Al analizar un posible largo plazo dentro de la actividad, hay que pensar en una importante inyección de inversiones para capitalizar el complejo frutícola. No hay salida si la actividad no consigue reestructurarse tanto en su parte productiva como en servicios (empaque y frío) para poder volver a reconquistar los mercados externos perdidos en los últimos veinte años.

El futuro para la fruticultura del Valle lejos está de ser el ideal. Será difícil pensar en un desarrollo de la actividad con sus bases productivas diezmadas.

Recomponer todo el daño generado en esta última década llevará mucho tiempo, muchos más de los que algunos imaginan.

(Redacción Central)


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