Hallaron al soldado desaparecido en San Martín

El episodio, que había causado preocupación, tuvo un final feliz. Su ausencia movilizó al Ejército y la policía y conmovió a la ciudad. Apareció anoche en Salta, adonde viajó para verse con una antigua novia.

SAN MARTIN DE LOS ANDES- La misteriosa desaparición de un soldado voluntario que conmovió a esta ciudad y mantuvo en vilo a sus padres, se convirtió en una impensada historia de amor.

El conscripto voluntario cumple funciones desde hace dos años en el Regimiento de Caballería de Montaña 4 «Coraceros General Lavalle», y su ausencia desde el domingo pasado movilizó al Ejército y a la policía.

La búsqueda culminó en una localidad del interior de Salta, a 100 kilómetros de la capital de esa provincia.

Hasta allí, Héctor Edgardo Genovessi había viajado para encontrarse con una antigua novia, sin dar aviso alguno a sus padres ni al propio asentamiento militar donde revista como panadero.

Por la mañana, las radios recogieron la noticia de la hasta entonces enigmática situación, que se convirtió en tema del día.

Conmoción en la ciudad

Aunque era prematura cualquier conclusión, la sola mención a la desaparición de un soldado remueve fantasmas en la Argentina de hoy, en la que están frescos los recuerdos del caso Carrasco.

Por cierto, las circunstancias en que se desarrolló esta historia fueron muy distintas. Es que cerca de las 21 de anoche, un llamado telefónico concluyó con la angustia de los padres, familiares y amigos.

Héctor Edgardo cumplió el sábado 21 años y su paradero se desconocía desde el domingo. Hasta anoche, sólo se sabía que Genovessi concluyó el pasado viernes su actividad en el cuartel y debía regresar allí lunes pasado.

El padre del soldado, Héctor Américo Genovesi, reconoció que recién el martes se enteró que su hijo no había retornado al cuartel.

«Héctor tenía que haberse presentado el lunes; el martes por la mañana llegó hasta mi casa el suboficial Nader para preguntarnos por mi hijo. Nos llamó la atención, ya que no sabíamos que no había ido a trabajar», dijo.

«Estamos desesperados -agregó cuando este diario lo entrevistó por la mañana-, porque la única información que tenemos es que todavía no se presentó en la unidad».

Por la noche, el rictus de preocupación cambiaría por una sonrisa de alivio.

El mismo viernes a la noche, ya de regreso en su casa de la calle Capitán Drury y Rodríguez, su madre le entregó sus regalos de cumpleaños anticipados.

Festejo con amigos

El sábado se ausentó del hogar, dispuesto a festejar con sus amigos. Celebró con sus más allegados en una cabaña, y en la fiesta no hubo problemas de ninguna índole.

Volvió a las 8 de la mañana del domingo a una vivienda que alquila junto con otros compañeros, y ahí durmió hasta las 10. A esa hora se levantó y fue a jugar al fútbol al club CASMA. Volvió a su cabaña, se bañó, y le dijo a un compañero que iba a dar una vuelta por la calle San Martín.».

Uno de sus amigos, al saber que Héctor iba al centro, le dio su tarjeta del cajero automático para que le retirara dinero. Después, fue visto por última vez en el casino local.

Entretanto, en las últimas horas del martes, el compañero que le había facilitado la tarjeta, denunció en la comisaría 23 un faltante extra de dinero en su cuenta bancaria.

Así lo confirmaron las autoridades de la Dirección de Seguridad Interior de la Policía con asiento en Junín de los Andes.

El denunciante «consultó sobre el saldo de su cuenta constatando que el retiro fue mayor al pactado», se informó oficialmente.

Un parte policial de prensa firmado ayer por la tarde por el oficial Carlos Omar Fernández agregó otro dato: «habría sido visto en la terminal de ómnibus de la ciudad de Neuquén». El episodio del cajero y la versión sobre sus pasos en la estación central de la capital neuquina, llevaron las pesquisas hacia otros lares.

Fue así que, radiograma va y radiograma viene, Héctor fue ubicado en Salta.

Este diario volvió a dialogar con los padres, quienes anoche confirmaron que Héctor viajó subrepticiamente a esa provincia para encontrarse con Magdalena Elisa Herrera, una antigua novia que supo tener cuando trabajaba en una panadería local, antes de ingresar al Ejército.

La joven se había mudado por entonces a la provincia norteña. El gesto de distensión de sus padres se ratificó en una llamado telefónico que el propio Héctor hizo anoche.

Su regreso se produciría entre hoy y mañana para confundirse en un abrazo con sus familiares. Claro, de seguro no le esperará una bienvenida semejante en el Regimiento 4.


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