Hallaron restos óseos en la meseta y hubo alarma

Aparecieron a once kilómetros

NEUQUEN (AN).- Los restos humanos encontrados a unos once kilómetros de Centenario pusieron en alerta a la Policía de la provincia, que investiga si los huesos pertenecen a un criancero desaparecido hace nueve meses en la zona de la meseta. Los uniformados y peritos recogieron entre los jarillales una calavera, huesos de la cadera, un fémur y otros huesos menores diseminados sobre unos 30 metros cuadrados de superficie.

En principio, se trataría del cadáver de un hombre que sufrió un accidente -quizá la caída de un caballo- y por el tipo y cantidad de ropa la muerte se habría producido en el invierno.

La noticia sobre el macabro hallazgo corrió como reguero de pólvora ayer a la madrugada, luego de que cerca de la medianoche un puestero hiciera la denuncia en la comisaría Quinta de Centenario. En un primero momento, se pensó que podría tratarse de los restos del estudiante Sergio Avalos, desaparecido hace siete meses en esta ciudad.

Las probabilidades de que los huesos correspondan al chico de Picún Leufú -la persona más buscada de Neuquén- son escasas, pero no están totalmente descartadas. La vestimenta que lucía Sergio la noche en que desapareció (pantalón de jean, una camisa y una campera de manta polar) nada tienen que ver con las que había junto al esqueleto. Los peritos recogieron dos pantalones de jogging, una polera y una camisa leñadora.

Una fuente policial descartó que pudiera tratarse de Avalos.

«Los huesos estaban blancos, resecos por el sol y por el viento. No hay indicios de disparos ni sangre en las ropas, para mí que esos huesos tienen más de un año en ese lugar», sostuvo un oficial que participó del operativo.

Las primeras informaciones sobre el hallazgo se conocieron el jueves sobre el filo de la medianoche. Fue un criancero de la zona el que localizó los huesos, que estaban en un lugar de difícil acceso, al que no se puede llegar en vehículo. Por eso, los policías, el cuerpo forense, funcionarios judiciales y los periodistas tuvieron que andar a campo traviesa unos 1.000 metros para llegar a los restos.

La fiscal adjunta, Mariana Córdoba, supervisó la recolección de restos y ordenó algunas medidas para preservación del escenario. Se trata de un cañadón ubicado en una zona las que algunos le dicen «El Salitral» y otros conocen como «Cañadón del Guañaco Blanco».

El lugar está a unos tres mil metros del yacimiento hidrocarburífero Centenario y s encuentra rodeado de picadas por las que con frecuencia de mueven los vehículos que trabajan en la explotación petrolera.

En principio, los restos corresponderían a un hombre. Para los investigadores, pertenecerían a un puestero que desapareció sorpresivamente de la zona.

Sobre esta persona no se conocen detalles precisos y se sabe que no tiene familiares en la región. Las fuentes consultadas no pudieron siquiera precisar el momento en que desapareció. Para algunos fue hace ocho o nueve meses, y para otros durante el invierno de 2002. Una versión cuenta que en abril o mayo, una caballo agitado y transpirado apareció en un puesto cercano al lugar del hallazgo. Algunas fuentes creen que los restos corresponden al jinete de ese animal.


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