Harry Potter dice fin en inglés

A las 20, empieza la venta del último libro del mago. ¿Morirá él? ¿O dos amigos?

LONDRES (DPA).- Harry Potter murió a los 19 años. Era un soldado británico y cayó hace casi 70 años en combates en Hebrón. Cuando en el 2005 unos fans de Harry Potter se toparon por casualidad con la tumba del tocayo de su ídolo en la pequeña ciudad israelí de Ramle descubrieron algo curioso: algunas personas como el vigilante del cementerio, Ibrahim Huri, nunca habían oído hablar de los libros o las películas sobre el aprendiz de mago.

Mientras tanto, el grupo de personas que desconocen la existencia de Harry Potter seguramente se redujo. Millones de personas, y no sólo en edad infantil, esperan impacientes el día de mañana (hoy en la Argentina, donde empezará a venderse a las 20), cuando se publique «Harry Potter And The Deathly Hallows», el séptimo y último tomo de la serie. ¿Muere Harry o no? El tema se discute en los foros de internet, donde incluso se dieron a conocer copias piratas del libro más esperado. Todo comenzó con una iluminación repentina durante un viaje en tren hace 17 años. Le ocurrió a una mujer rubia con gafas compradas en el supermercado y ropa gastada en un tren de Manchester a Londres. De sus pensamientos surgió un mundo mágico con sus propias leyes, personajes impactantes y extraordinarios escenarios como la escuela de magia Hogwarts y la oficina del director Dumbledore.

Todo el universo Potter estaba terminado en su cabeza cuando Joanne K. Rowling se puso a escribir la primera frase del primer tomo. Lo que hace tan apasionantes las historias es también el hecho de que junto al mundo de fantasía coexiste el mundo real y cercano de los «muggles», personas como todos nosotros, que no saben hacer magia. Así, el lector puede pasar de su propio ámbito al mundo de los sueños.

En la estación de King's Cross en Londres existe ahora una referencia al andén 9 3/4 desde el cual parte el expreso mágico a Hogwarts. Claro que para eso hay que atravesar la pared de concreto. Ya el primer tomo, «Harry Potter y la piedra filosofal», se convirtió en 1997 en un éxito enorme. A más tardar cuando en el 2001 la versión cinematográfica ingresó más de mil millones de dólares quedó claro que Rowling había sentado las bases de un imperio fantástico, que generaría ganancias millonarias durante años. Próximamente, se sumará además un parque temático en Estados Unidos.

Desde el principio, Rowling pensó en siete entregas de las

aventuras. Como modelo tomó el programa de siete años de las escuelas británicas. Y sólo ahora la comunidad global de seguidores de Potter se enterará de lo que Rowling pensó cuando aún era una desconocida sobre la lucha final entre el mal, encarnado en el personaje del sombrío Lord Voldemort, y el bien, representado por Harry Potter. También estaba claro que la resolución de numerosos misterios, entre ellos, el que gira en torno al supuestamente malvado profesor Snape, no se concretará hasta el séptimo y último tomo de la serie. Pero no sólo las acciones fantásticas seducen al lector. Rowling, de 41 años, tiene su propia historia de esas que la gente adora: una cenicienta convertida en princesa.

«Realmente me iba muy mal», relata sobre aquella época en la que pasaba horas con un único expreso en algún café de Edimburgo escribiendo. «Había perdido mi trabajo como profesora. Mi matrimonio se había deshecho. Mi madre había muerto de esclerosis múltiple. Y estaba sola y padecía depresiones».

Toda esta situación tomó forma en sus libros en los mortífagos, los dementores y otros seres temibles. Y así la docente desocupada se convirtió en una de las mujeres más admiradas del mundo, que además es más rica que la reina de Inglaterra.

Algunos críticos literarios fruncen la nariz. Y también se mantiene el debate sobre quién realizó el mayor aporte a la literatura fantástica inglesa, si J.R.R. Tolkien («El señor de los anillos») o J.K. Rowling. Los lectores de la prestigiosa revista «Book Magazine» la eligieron hace un año como la escritora viva más importante de Gran Bretaña, privilegiándola por delante de grandes como John Le Carré, Nick Hornby e incluso el Nobel Harold Pinter.

Y ahora llega el temor a que el mundo mágico de Harry se termine para siempre. Aún cuando Rowling hizo ya varias referencias a que Agatha Christie mató a su héroe Hercule Poirot, nadie cree seriamente que la autora de libros juveniles más conocida de mundo deje morir a su personaje. En el peor de los casos, le quitará la varita mágica. Esa es la esperanza de los fans.


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