«Hay que educar a familias y pacientes»

CóRDOBA (Guillermo Posada, La Mañana de Córdoba).- «Uno tiene que hacerse cargo de su muerte, en la medida de lo posible, lo mismo que debe responsabilizarse de su vida. De lo contrario volcamos en las familias y la gente que nos rodea la responsabilidad de decidir que hacer con nosotros en el caso de que suceda una situación como la que vive esta chica norteamericana», dijo María de los Angeles Prouvost, titular de la Asociación Civil para el Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos -entidad que se dedica a acompañar a enfermos en estado terminal-.

Para la médica, esto significa que cualquier persona puede dejar sentado qué hacer en el caso de quedar en estado vegetativo, en esta zona gris que no es la vida, tal como la entendemos, pero tampoco la muerte en su sentido estricto, biológico. Su experiencia de trato constante con pacientes terminales y sus familias la habilitan a reflexionar sobre el caso Terri Schiavo.

«Es importante que los grupos familiares sean educados en algo tan terrible como es la muerte de un ser querido, de la misma forma que deben ser instruidos los pacientes. En relación con las familias, para que no ocurra como en el caso que está en la polémica, donde los padres piensan una cosa y el marido otra. Al no ponerse de acuerdo están influyendo, en una forma u otra, en la calidad de vida de la paciente, que no puede tener una vida o una muerte digna sino insertada en medio de las disputas familiares. Eso no le hace bien a nadie. Por otro lado, a veces pareciera que alguna gente quiere los pacientes pervivan a cualquier precio, pero la vida corporal no es un valor absoluto».

– ¿Y en el caso del paciente?

– Puede constituirse un «testamento vital», un documento con valor legal donde la persona establece que quiere que se haga con su cuerpo en el caso de quedar en estado vegetativo, donde no tiene conciencia de lo que sucede alrededor ni consigo mismo. Hay que tener en cuenta que el estado vegetativo es una zona gris que no existía antes de la aparición de la tecnología médica en el siglo XX. Durante el helenismo, Epicuro dijo que no debíamos «preocuparnos por la muerte mientras estuviésemos vivos, porque no está aquí. Y no tampoco por la vida cuando estemos muertos, porque tampoco estaremos acá». Pero esa idea de que la vida y la muerte son las dos caras de la existencia se ha roto ante la posibilidad de mantener a las personas en vida vegetativa, un estado intermedio donde no podemos hacernos cargo de nosotros, pero tampoco les permitimos a nuestros seres queridos que nos sepulten y hagan el duelo necesario.

– Sin embargo, no debe ser fácil tomar una decisión al respecto…

– Porque en nuestra sociedad la muerte es un tema tabú, quizás más que el sexo. Nadie quiere hablar de la muerte ni menos reflexionar al respecto. Más bien diría todo lo contrario, la gente pareciera que quiere vivir una juventud eterna, no para tener una buena calidad de vida hasta el final, sino por que no se asume ese fin, que es el de todos los seres vivos. Está instalada socialmente la idea que se puede durar casi indefinidamente. Se han perdido muchos de los rituales relacionados con la muerte, se la quiere ignorar.

– ¿La sociedad argentina está en condiciones de mantener ese debate?

– Lamentablemente creo que no. Difícilmente la sociedad pueda establecerse un debate y un diálogo respecto a la muerte, como cuestión existencial y filosófica, pero también como hecho práctico que forma parte de la vida, si sólo está preocupada por sobrevivir.

Nota asociada: Un clima de luto se vive en torno de Terri Schiavo

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