Hay similitudes entre los dos crímenes que estremecen

NEUQUEN (AN)- Ni la justicia ni la policía neuquinas pudieron probar jamás si Mario Oscar Sallago fue el que asesinó a Graciela Mendoza, la hija de los lavacoches de la terminal. Pero las similitudes entre ese caso y el crimen de Jenifer Falcón en Olavarría, ocurrido exactamente un año después, estremecen.

Graciela tenía 6 años, Jenifer 7. A la niña neuquina la asesinaron el 7 de febrero de 2000 a las 21, y a la de Olavarría el 20 de febrero de 2001 a las 20.

Ambas fueron abordadas por el asesino en un lugar público: Graciela desapareció de la terminal de colectivos neuquina, y Jenifer en plena calle. El criminal la tomó de la mano y con engaños se la llevó.

Los cadáveres de las dos niñas aparecieron en un terreno baldío. En el caso de Neuquén, cerca de la comisaría Segunda, y en el de Olavarría, muy próximo a la casa de un policía.

En ambos casos las víctimas fueron violadas y sus rostros desfigurados a golpes de puño y piedras.

Las dos fueron estranguladas.

Sus cuerpos aparecieron desnudos.

Sallago, sospechoso de matar a Graciela, vivía a pocas cuadras de la terminal de colectivos de Neuquén. Cuando se mudó a Olavarría, se instaló a dos cuadras de la casa de Jenifer.

En ambas ciudades trabajó como vendedor ambulante.

En marzo de 2000, después del asesinato de Graciela Mendoza, Sallago desapareció de Neuquén y se instaló en Olavarría. Allí lo detuvo la policía y lo trajo a esta provincia porque lo acusaban de otro crimen: el intento de violación de dos hermanitos, ocurrido 24 horas después de la desaparición de la niña de la terminal. Estuvo preso en esta capital entre mayo y diciembre de 2000.

En esos siete meses, la justicia trató de reunir pruebas para determinar si estaba involucrado en el asesinato de Graciela, porque era muy fuerte la sospecha de que el hombre tenía alguna responsabilidad. Sin embargo no se pudo demostrar nada. Para colmo los dos hermanitos que lo acusaban no lo reconocieron en el juicio oral, y en diciembre de 2000 Sallago recuperó la libertad.

Volvió a Olavarría y en febrero de 2001 cometió el crimen de Jenifer.

La biografía de Sallago guarda, acaso, muchas claves. Cuando era un niño su padre murió, su madre comenzó a ejercer la prostitución y lo obligó a meterse en la cama con ella y sus clientes.

Los investigadores se preguntan si algunos de los que violaron a Sallago cuando era niño habrán sido policías. Por eso el hombre deja los cuerpos de sus víctimas cerca de unidades policiales o la casa de uniformados.

También tienen dudas de por qué desfigura el rostro de las niñas. «¿A quién ve en la cara de esas víctimas inocentes?», se preguntan.

El período que pasó en Neuquén, entre 1999 y 2000, Sallago vivió con una familia a la que refirió: «una maldición pesa sobre mi familia». Quizá aludía a ese pasado atroz, y a que su hijo también recibió condenas por cometer delitos sexuales.

Más atrás en el tiempo, en la década del 80, Sallago asesinó a una mujer y violó a su hija de 7 años.

Fue uno de los casos más atroces que protagonizó. Porque después de matar a la mujer, mantuvo su cadáver tres días sobre la cama hasta que un día lo metió en una bolsa de plástico y lo llevó a un terreno baldío, donde lo dejó tirado.

A la nena se la llevó a vivir con él y con su primera esposa. «Ella se va a quedar con nosotros. A la madre la maté y a vos te voy a hacer lo mismo si no te callás la boca», le dijo Sallago a Natividad Echagallo, su primera mujer.

Echagallo guardó silencio los primeros días, aterrorizada por la amenaza, pero cuando no resistió más escuchar el llanto de la niña se presentó en la comisaría más cercana y denunció a su marido.

Por esos crímenes que nunca confesó lo condenaron a 21 años de prisión. Distintos perdones y rebajas en la pena le permitieron salir en libertad después de cumplir 16 años tras las rejas, los últimos de los cuales los pasó en la Unidad 5 de Roca.

Una biografía atroz cargada de violencia sexual

NEUQUEN (AN)- La biografía de Mario Oscar Sallago refleja la infancia atroz que atravesó y los años en que permaneció detenido. Cada vez que recuperó la libertad, volvió a cometer un crimen.

24 de octubre de 1948: Mario Oscar Sallago nace en Olavarría, hijo de Ramón Apolinario Sallago y Lidia Velásquez.

Hacia 1958: El padre de Sallago fallece. Su madre se dedica a la prostitución. Él es abusado por clientes de la madre y obligado a tener relaciones con ella.

Hacia 1980: Se radica en Puerto Madryn y vive en concubinato con Natividad Echagallo. De esa unión nacen tres hijos.

1983: Abandona a Echagallo y se va a vivir con una mujer a Rawson.

1983: Regresa a Madryn. Lo condenan a 21 años y 6 meses de prisión por el asesinato de aquella mujer y el abuso sexual de la hija de la víctima.

1998: Sale en libertad después de recibir varias rebajas de penas. Vive un tiempo en Roca y luego se radica en Neuquén.

Fines de 1999: Vecinos del barrio Cordón Colón le queman la casilla. Lo acusan de intentar abusar de varias niñas.

7 de enero de 2000: Se muda al barrio Villa María, cerca de la terminal de colectivos.

7 de febrero de 2000: Graciela Mendoza desaparece de la terminal.

8 de febrero de 2000: Dos hermanitos denuncian que un hombre intentó violarlos en un baldío de calle Montevideo 150.

Fines de febrero de 2000: Sallago se muda a Olavarría.

10 de marzo de 2000: Aparece el cadáver de Graciela en el baldío de Montevideo 150. La justicia pide la captura de Sallago por el intento de violación de los hermanitos.

Mayo de 2000: Detienen a Sallago en Olavarría.

29 de diciembre de 2000: Los hermanitos no lo reconocen y recupera su libertad.

20 de febrero de 2001: Acusan a Sallago por el crimen de Jenifer en Olavarría.


NEUQUEN (AN)- Ni la justicia ni la policía neuquinas pudieron probar jamás si Mario Oscar Sallago fue el que asesinó a Graciela Mendoza, la hija de los lavacoches de la terminal. Pero las similitudes entre ese caso y el crimen de Jenifer Falcón en Olavarría, ocurrido exactamente un año después, estremecen.

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