Hermanitos quemados con agua hirviendo

Fue en una precaria casa de San Antonio. Los heridos tienen 11 meses y 9 y 5 años.

SAN ANTONIO OESTE (ASA)- En un segundo, tras un descuido mínimo de la madre, un repentino acto de un nene de cinco años, derivó en un grave accidente doméstico que golpea a una familia sanantoniense y que desnuda las carencias que enfrentan muchos habitantes de esta localidad. Tal vez las mismas de tantos otros ciudadanos argentinos que se mantienen en el anonimato hasta que un hecho de interés periodístico, a veces trágico, pone sus necesidades en evidencia.

Ocurrió en la calle Sáenz Peña, casi Yrigoyen, a una cuadra del hospital.

En una pequeña y precaria construcción, en el fondo de la vivienda de sus padres, vive Estela Rivero, una joven envasadora de una planta pesquera de esta ciudad, con su marido carpintero y sus seis hijos.

Como no tienen agua caliente, la mujer decidió durante la fría mañana del sábado, como tantas veces, calentar dos ollas de agua para bañar a varios de los nenes que hasta ese día habían estado convalecientes con varicela.

Pero el infortunio apareció de golpe. Mientras el agua de las ollas casi llegaba al punto de hervor, Matías el pequeño de cinco años que asiste al Jardín 38 de esta ciudad, se sentó sobre la tapa abierta del horno, dejada de esa manera para suplir la carencia de calefacción.

El peso del nene hizo que las ollas se movieran de repente y Marquitos, de 9 años corrió a intentar detenerlas. Pero ya fue tarde.

Ayer, el chiquito contaba a este medio como se produjo el terrible accidente. «A Matías le cayó el agua en la espalda y en el cuello y Luciano, que estaba gateando, se quemó también en la espalda», relató ante la mirada de su abuela y de su hermano mayor Ezequiel, de once, que al momento del hecho no estaba en la casa.

«Mi mamá estaba en la cocina, preparando las cosas para bañarnos», siguió diciendo Marquitos, con la seriedad de un adulto, con la simpleza de un chico.

Ezequiel, tal vez más consciente de la gravedad de lo ocurrido y menos ansioso por la presencia periodística, permanecía callado. Preocupado por la situación que viven sus hermanos.

Ayer, el tema se conoció a través de FM Yacaré, cuando una tía de los nenes, que tiene a alguno de ellos provisoriamente a cargo, comunicó la situación y solicitó alguna colaboración para la familia que pasa por un momento complicado económicamente (ver aparte).

Mientras tanto, en el hospital local, en una habitación común pero sin visitas para preservar la asepsia ante la posibilidad de que las heridas se infecten, permanece alojado Luciano, el bebé de once meses. A Viedma fue traslado en forma inmediata el mismo sábado, Matías, el nene de cinco años que sufrió quemaduras graves en su espalda y su cuello. Allí lo acompaña su papá, Eduardo Cerda, de 34 años, quien posee una carpintería en la avenida Islas Malvinas.

Ayer, según relató la madre de los chicos, Matías fue intervenido quirúrgicamente, para someterlo a una limpieza general de las heridas y verificar si será necesario recurrir a injertos de piel para subsanar las graves consecuencias.

Marquitos, por su parte, apenas sufrió leves quemaduras en uno de sus pies y rápidamente fue dado de alta. Afortunadamente ilesos resultaron Ezequiel, Enzo de siete años y Franco de cuatro, que no estaban cerca en el momento del accidente. Hoy lo cuatro chicos que no están internados permanecen con vecinos y familiares, sobrellevando el duro trance al que los enfrenta el destino.

Sus hermanos, en tanto, se recuperan en sendos hospitales junto a sus padres, tratando de revertir una situación complicada. A la que la sociedad en conjunto deberá dar respuesta, desde la asistencia y el apoyo.

 

«Siento culpa… no lo pude evitar»

«Me da mucha vergüenza pedir», dijo ayer sollozando la madre de los chicos, cuando este medio llegó al Hospital a constatar el estado de los pequeños y verificar las necesidades de la familia.

A pesar de esa reticencia a solicitar ayuda, la mujer confió a «Río Negro» que tal vez deba permanecer varios días acompañando a su hijo menor en el hospital, mientras que su marido deberá hacer lo propio en Viedma con Matías.

Reconoció que la empresa pesquera para la que trabaja le adelantó 200 pesos y algo de ropa, pero probablemente sea insuficiente para continuar con la constante vigilia hospitalaria.

Y ante la consulta, agradeció a su madre por prestarles la pequeña pieza del fondo, pero afirmó que las condiciones en las que viven son inseguras y precarias. «El año pasado mandamos una carta a la defensora del Pueblo para tratar de obtener una ayuda. Pero hasta ahora no hubo solución. Nos inscribimos siempre en todos los planes de vivienda, pero nunca tuvimos la posibilidad, porque o no nos daba el sueldo o no nos daba el puntaje, pero siempre por algún motivo quedábamos afuera», dijo. «Tenemos un terreno y una pequeña construcción hasta el encadenado, pero no la podemos terminar», sostuvo en la puerta de la habitación 8 del sector internación del Hospital local. Puertas adentro, se escuchaba el llanto de Luciano que se recupera de las heridas y de la bronquiolitis que en este invierno afecta a decenas de chicos en la ciudad.

Con lágrimas en los ojos cerró el diálogo: «Siento culpa por lo que pasó, pero estamos viviendo con pocas comodidades. Y no lo pude evitar». Y terminó con una frase que muestra su dignidad: «me da vergüenza pedir». Pero hoy sus derechos y los de sus hijos por una vida más aliviada deberían estar más garantizados que nunca. Y la comunidad en la que vive, incluyendo autoridades y vecinos, deberá hacerse cargo de cumplirlos.


SAN ANTONIO OESTE (ASA)- En un segundo, tras un descuido mínimo de la madre, un repentino acto de un nene de cinco años, derivó en un grave accidente doméstico que golpea a una familia sanantoniense y que desnuda las carencias que enfrentan muchos habitantes de esta localidad. Tal vez las mismas de tantos otros ciudadanos argentinos que se mantienen en el anonimato hasta que un hecho de interés periodístico, a veces trágico, pone sus necesidades en evidencia.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Comentarios