Hesayne, una vida de compromiso social y religioso

Hoy coordina el Instituto Secular de los Cristíferos, para la formación del laicado.

Miguel Hesayne junto al cura de Viedma Luis García, quien lo visitó en septiembre de este año en Azul.

VIEDMA (AV).- Ayer cumplió nada menos que 90. Y sigue dedicando la vida –como desde hace 64 años– al compromiso social desde la Iglesia. El obispo Emérito de Viedma, Miguel Esteban Hesayne, recibió el saludo de sus pares, familiares y cientos de amigos sumados durante estos 90 años. Con algunos problemas físicos propios del camino recorrido pero con su lucidez, fe y compromiso intactos, Hesayne recibió su cumpleaños al día siguiente de la Navidad.

Nació en 1922 en Azul, provincia de Buenos Aires a donde regresó luego de retirarse del obispado de Viedma hace 17 años. Fue ordenado sacerdote el 12 de diciembre de 1948 en el seminario San José de La Plata. Ejerció la docencia en literatura y latín y más tarde rector. Luego vinieron los años de cura párroco en Tapalqué, Veinticinco de Mayo, General La Madrid y Las Flores en Buenos Aires. Durante 15 años fue capellán auxiliar no militar en el Regimiento de Azul y en la Base Naval Azopardo de la Armada. Estudió Teología Pastoral en la Universidad de Lille en Francia y Eclesiología en París.

El Papa Pablo VI lo eligió obispo de la diócesis de Viedma el 5 de abril de 1975 y recibió la plenitud del sacerdocio en el Orden Episcopal el 4 de junio en la Catedral de Azul. Se instaló en la Diócesis de Viedma el 8 de julio de ese año a los 52 hasta el 28 de junio de 1995, cuando renunció por edad.

En esos 20 años como obispo, Hesayne mantuvo un rol episcopal intenso especialmente durante la última dictadura militar en el país entre 1976 y 1983. En ese compromiso y defensa por los derechos humanos se destacó junto a un par de obispos más –como Jorge Novak de Quilmes y Jaime De Nevares en Neuquén–. Su férrea intervención ante detenciones ilegales en Viedma salvó la vida de varios jóvenes como el recordado Eduardo “Bachi” Chironi, Oscar Meilán, Vilma Rial y otros tantos.

Su palabra crítica no se cayó en democracia. “Usted puede hasta engañar al Papa con sus falacias políticas, pero no a Jesucristo. Hoy la pobreza es demasiada”, le escribió al entonces presidente Carlos Menem en 1999. Menem había llamado mentiroso al presidente de Cáritas que había referido un aumento de la pobreza contrariando al exmandatario que había asegurado un descenso.

En 2001 advirtió a De la Rúa, de excomunión argumentando que la política neoliberal aplicada engendraba muerte para millones. Al exmandatario Eduardo Duhalde le dedicó duros conceptos en torno a la corrupción que había prometido erradicar.


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