Hombres y mujeres míticos al alcance de la mano
John Lennon, la Madre Teresa de Calcuta, Ernest Hemingway y "El caballero de París" se encuentran con los paseantes en Cuba desde el bronce. Son las esculturas de José Villa Soberón, quien quiere el arte fuera de los pedestales y al alcance de la mano de todos.
LA HABANA (DPA).- Cuando el escultor cubano José Villa Soberón se graduó en la Academia de Arte de Praga soñó con hacer lo que ya ha logrado: poner a hombres y mujeres míticos al alcance de las manos.
Así lo ha hecho con personalidades tan emblemáticas como el Beatle John Lennon, la Madre Teresa de Calcuta, el escritor norteamericano Ernest Hemingway, el caminante habanero «El caballero de París» y el comediante mexicano «Tin Tan».
Todas la piezas son en bronce, casi en tamaño natural, y la mayoría se encuentra en plazas y calles. Sólo Hemingway está bajo techo, en una esquina del bar «El Floridita», en el centro de La Habana, a la espera de su trago favorito. También Lennon, la Madre Teresa y el Caballero de París están en la capital cubana, mientras que Tin Tan se encuentra en Ciudad Juárez, en México.
El escultor, nacido en 1950 en la oriental Santiago de Cuba y graduado en 1976, siempre ha sido seguidor de «las esculturas de participación, lejos de los pedestales, en contacto directo con el pueblo».
Cuando hizo la obra de Lennon dijo que se había propuesto «homenajear a una personalidad contestataria, cargada de demonios y sueños». Y así aparece, soñador, quien fuera el alma de los Beatles, sentado en un parque habanero, bajo la mirada atenta de dos vigilantes que tienen la misión de impedir, por tercera o cuarta vez, que alguien robe sus anteojos de bronce.
Tin Tan, por su parte, reapareció sentado en el borde de una fuente, en el centro de la Plaza de Armas de Ciudad Juárez, con un habano en la boca a medio fumar y esa picardía en los ojos que lo caracterizaba.
En el caso de la Madre Teresa de Calcuta, la obra de Villa Soberón «refleja la intensidad espiritual y la suprema humildad de aquella mujer», según el decir de Eusebio Leal, Historiador de La Habana. La estatua de la religiosa albanesa se encuentra en el patio interior del Convento de San Francisco de Asís, en La Habana, en un parque que lleva su nombre, sentada, como inmersa en la lectura del devocionario. «Quería integrarla al jardín en toda su pequeña y a la vez enorme humanidad», admitió el artista.
Muy cerca de la Madre Teresa, pero en la entrada principal de la propia Basílica habanera, en la misma acera, como caminando, está el Caballero de París, uno de los personajes habaneros más pintorescos del siglo XX.
Los cubanos y los turistas que visitan la zona histórica de la capital lo tocan y hasta saludan, como hacían antes cuando entre la miseria y la hidalguía española desandaba La Habana.
La última obra de Villa Soberón fue la dedicada a Hemingway, «un personaje que me interesaba», según dijo, y a quien estuvo estudiando durante meses. Entrar la estatua de 1,78 metro y unos 300 kilogramos de bronce por la puerta de El Floridita fue muy complicado, explicó el escultor, quien reprodujo a novelista estadounidense recostado en una esquina del bar.La estatua tiene cada día al frente un daiquiri hecho al gusto del escritor: sin azúcar, con jugo de naranja y con doble ración de ron.
Ahora está trabajando en una obra del cantante Benny Moré, pedida por las autoridades de Cienfuegos, «la ciudad que más me gusta a mí», según decía el artista leyenda de la música popular de la isla. Y ya es fácil imaginarse al Benny, conocido dentro y fuera de Cuba como el bárbaro del ritmo, incitando al baile con su sonrisa.
LA HABANA (DPA).- Cuando el escultor cubano José Villa Soberón se graduó en la Academia de Arte de Praga soñó con hacer lo que ya ha logrado: poner a hombres y mujeres míticos al alcance de las manos.
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