Homenaje a Leguizamón y Castilla en canciones

Buenos Aires (Télam).- El guitarrista Juan Falú y la cantante Liliana Herrero están editando su primer álbum conjunto «Leguizamón-Castilla», editado por EPSA Music, con el que homenajean a la talentosa pareja de creadores folclóricos para, según apuntó Falú, «recuperar una referencia insoslayable del cancionero argentino».

«Yo pienso que reponer este encuentro de estas dos vidas, de estos dos hombres tan argentinos, es volver a una tradición artística muy vigorosa que hoy está ausente en la Argentina», argumentó Liliana Herrero.

En el mismo sentido trascendente que atribuyó a la vuelta discográfica de un cancionero esencial, Falú apuntó que «no se trata de decir que lo viejo es mejor, sino que lo bueno es mejor».

La vocalista entrerriana y el guitarrista tucumano venían trabajando en la idea de tributar a estos artistas, cuando el fallecimiento del Cuchi (en setiembre de este año) apuró un poco los planes originales.

Puesta a repasar la historia del disco, Herrero comentó que: «Quería hacer un álbum solamente con temas del Cuchi y pensé en Juan para que me acompañara y él me propuso que el homenaje fuera más amplio: a la canción y al encuentro feliz de Leguizamón y Castilla».

«Quise hacer Leguizamón-Castilla -especificó Falú- porque la admiración que genera el Cuchi es legítima pero conlleva a algunos olvidos y yo quería que se recupere el trabajo de ellos dos juntos».

Una vez resueltos a encarar el desafío de versionar al dueto, los artistas comenzaron a reunirse en la amplia casa de Herrero (en la zona del porteño Parque Lezama) para que, partiendo de las partituras originales, surgieran los vínculos reales entre la música de entonces y el sonido actual.

Juan Falú evocó que «los ensayos fueron un reconocimiento de armonías y melodías y una elección de tonalidades y repertorios, dentro de un terreno lleno de sorpresas que aún no se agotaron porque estas canciones promueven el respeto a la obra, pero igual dejan lugar a la impronta».

Para Herrero, cada canción a registrar generó sorpresas y dificultades, y, además, confió: «Había temas que yo sabía mal y fue difícil reaprenderlos».

Haciendo un ránking de complicaciones, la intérprete comentó que la sorpresa mayor fue la «Zamba del pañuelo», «porque en otras versiones se ha simplificado la melodía y, en realidad, son todas octavas y hubo que bancarse la verdadera armonía». Permitiendo otra puerta de acceso a la «cocina» del álbum, el instrumentista aportó que «solamente la «Serenata del 900″ responde a una idea de arreglo».

«Leguizamón-Castilla» se completa, además, con los temas «Lloraré», «Juan del Monte», «Carnavalito del duende», «Cantora de Yala», «El rococo», «Zamba de Lozano», «La casa», «Canción del que no hace nada» y «Me voy quedando».

Para Herrero, ese repertorio es emblemático de los temas que unieron a ambos artistas.

«Hablaban del amor, del paso del tiempo, de la muerte y del paisaje, porque eran gozantes de eso que hacían, buscaban y componían y se ligaban en un hilo muy amplio y conciente de la cultura popular y el folclore argentino», enumeró.