Hondo carácter religioso en «Stabat Mater»

La obra de Giovanni Pergolesi compartida entre la Orquesta Provincial de Cámara y el Coro Provincial de Niños fue calurosamente acogida el viernes. Regresan hoy, a las 21,30.

NEUQUEN (AN).- Muchos murmullos de asombro y aplausos calurosos para la actuación del viernes de la Orquesta Provincial de Cámara bajo la dirección de Naldo Labrín, junto al Coro de Niños de la Provincia que dirige el maestro Diego Lanfiutti. Ofrecieron siete pasajes de los doce que integra la obra litúrgica del período barroco «Stabat Mater» de Giovanni Pergolesi.

La Iglesia Catedral de Neuquén estaba ocupada casi en plenitud y durante una hora, el público se sintió gozoso. Para aquellos que no hayan podido asistir, hoy a las 21.30 se presentan nuevamente.

El viernes, en la primera parte del concierto la Orquesta ofreció un movimiento de la Serenata 203 de Mozart, concierto para oboe y orquesta de A. B. Marcello con la solista María Eugenia Caruncho, que recibió largos aplausos. Cabe alertar que para hoy, ese primer tramo del programa será modificado. En su lugar la agrupación orquestal encarará una de las primeras sinfonías de Joseph Haydn, Nº 6 titulada «La mañana». En ella se puede apreciar el joven espíritu del compositor a través de pasajes de profundo lirismo juvenil y melodías de marcada frescura.

Dada la trascendencia de compartir la escena coro y orquesta, nos detendremos en «Stabat Mater». Esta obra, de hondo carácter religioso y estructura barroca, es una de las más bellas del género que ha trascendido el paso de los años, estando permanentemente en el repertorio de esta índole de grupos.

El coro Provincial de Niños ha trabajado desde comienzos del año en su preparación y durante octubre realizó el ensamble final junto a la Orquesta. Por cierto que los cuarenta chicos, han pasado por una prueba muy exigida, aunque ya habían tenido una especie de «prueba piloto» con un solo tramo de esta obra, junto a la Orquesta de Lanús.

Ahora, la empresa es mayor. Su interpretación es en latín. De todas formas, también ha sido y se repetirá hoy una exigencia extraordinaria para dos de sus miembros. Son intérpretes solistas (de sólo 15 años): la soprano Adriana Silva y la mezzosoprano Verónica Torres. Sus desempeños, con perfeccionamientos desde marzo, fue solventado por la preparadora vocal Evelyn Jenkins. Cuarenta voces divididas en sopranos y contraltos, según exigencias de la partitura del italiano Pergolesi (1710-1736) compositor italiano que se desempeñó como maestro de capilla del príncipe Spigliano y asistente del maestro de capilla de Nápoles. Desde niño fue de contextura débil lo que produjo su muerte a los 26 años, luego de enfermar de tuberculosis.

Coro y Orquesta trasmitieron la emotividad y el clima especialísimo y mítico de una obra polifónica a dos voces, con solos, que hablan del dolor de la Madre por la crucifixión de su Hijo. Van narrando el padecimiento de la cruz. Las voces son cantos y a la vez clamor, los instrumentos en manos profesionales detentan sentimientos de sufrimiento y la gloria final plena de la Resurrección.


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