Hostigamiento policial en el recital

NEUQUÉN (AN).-. Detrás de Casino Magic están las vías de un tren que hace años no transporta pasajeros y una calle de tierra por la que el sábado a la noche no se podía circular en automóvil ni detenerse, aun a pie, por el hostigamiento policial contra vecinos del barrio que, aunque desde lejos, querían ver a Los Fabulosos Cadillacs.

«¿Usted pagó la entrada?, ¿usted pagó la entrada?», repetía desde una moto un policía que parecía dispuesto a cuidar más los intereses de los organizadores del evento que los de la gente del barrio.

Junto a ese policía joven y altanero había otros efectivos arriba de un patrullero, montados a caballo o acompañados de feroces perros. Todos custodiaban a mujeres con bebés en carritos, niños, un hombre con muletas, abuelas, padres con hijos y familia enteras con mate y reposera.

En ese sitio al aire libre, que la policía parecía querer privatizar a la fuerza , se habían concentrado unas dos mil personas que cantaban junto a Vicentico el tema «Mal bicho».

Los hombres de a caballo tiraban el animal encima cuando alguien hacía un movimiento peligroso: acercase a la valla de seguridad o pararse en una calle por la que sólo circulaban patrulleros y motos de la policía. No importaba demasiado la edad ni el estado físico del «objetivo» a la hora de actuar.

La fiesta de la tradicional banda estuvo adentro, pero también afuera, aunque muy custodiada y gratis.


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