Huellas del artista en Nazaret

BUENOS AIRES.- Una de las obras más importantes de Raúl Soldi es el fresco dedicado a la Virgen de Luján en la Basílica de la Anunciación en Nazaret, realizada en un viaje del pintor a Tierra Santa con el auspicio de la Casa Argentina en Jerusalén.

En 1966 se crea esa institución fundada entre otros por monseñor Ernesto Segura, Numo Werthein, Baruj Tenembaum y el escritor Jorge Luis Borges con el objeto de fortalecer la paz a través del diálogo interconfesional y promover emprendimientos culturales y educativos. La entidad encaró entre sus primeras iniciativas el auspicio de un viaje de Soldi a Tierra Santa, quien en 1968 llega a Nazaret y comienza a trabajar en la pintura de la Virgen de Luján, patrona de Buenos Aires.

La intención era crear una presencia argentina con un mensaje de diálogo y tolerancia en Tierra Santa, en un lugar central para el credo católico, allí donde está la gruta en a que se produjo el milagro de la Anunciación.

La composición, de forma vertical, terminando en ángulo suave, contiene varias figuras, algunas de pie y otras arrodilladas; no falta el negro mulato Manuel, ni el paisano con su caballo zaino oscuro. Un ombú se transforma en ángel, y, con la ayuda de otros dos, sostienen la actual basílica.

Soldi llevó para incrustar materiales netamente argentinos: unos trozos de piedras, que se hallan únicamente en el Valle de las Pirquitas, en Catamarca, llamados «Corazón del Inca». Son de color rosado intenso, con preciosas vetas de oro y plata y con ellas los incas realizaban sus adornos.

Nota asociada: Raúl Soldi, un pintor poético de lo cotidiano

Nota asociada: Raúl Soldi, un pintor poético de lo cotidiano