Iluminan con autos para que sus hijos patinen

La pista tiene luces y la burocracia las tiene apagadas. Son 60 chicos los que practican el deporte.

NEUQUÉN

Postergado en el rincón más alejado del Parque del Oeste de Neuquén, existe un patinódromo donde 60 niños aprenden y practican el deporte sobre ruedas, a oscuras. Por la falta de respuestas del municipio, los padres de los chicos tienen que alumbrar la pista con las luces de sus automóviles, Ponen en práctica lo que promueve la publicidad de una tarjeta de crédito con los potreros de fútbol.

Cuatro jóvenes del barrio, a principios de febrero, iniciaron el proyecto de la escuelita de patinaje competitivo.

Alejandra y Ariel, dos de los profesores, comparten la iniciativa de generar espacios de inclusión para los chicos de algunos barrios alejados y carenciados.

«Acá vienen chicos de todos lados, del Z1, de la Cuenca XV, de Toma Norte y de acá, de San Lorenzo», apuntaron.

El patinódromo del Oeste es una pista de hace 30 años y se extiende por poco más de 200 metros en forma de óvalo. Es un pequeño rincón que se ubica por detrás de la cancha de fútbol del club barrial y a un lado de la conocida laguna del San Lorenzo.

Entradas las últimas horas de la tarde y las primeras de la noche, el lugar se vuelve lúgubre. Paradójicamente de lado a lado tiene varios reflectores que nunca se encienden, pese a la insistencia de los profesores y los padres de los chicos ante la municipalidad. Las únicas luminarias se ven son a lo lejos, las del club San Lorenzo, que se ubican a unos 40 metros.

«Llevamos el reclamo CALF y nos dijeron que es un problema que tiene que resolver la municipalidad. Fuimos a la municipalidad y (Marcelo) Bermúdez nos dijo que lo iba a arreglar, pero seguimos sin luz», reiteraron.

«El último fin de semana estuvieron con los reflectores prendidos a la noche porque estaban soldando las barandas de seguridad de la pista, quiere decir que las lucen andan, pero que no quieren prenderlas para nosotros», señalaron.

Foto: Cecilia Maletti

Hoy por hoy, el grupo se las ingenia como puede. Los padres de los niños paran sus autos o camionetas bien pegados al borde de la pista y desde allí alumbran algunos tramos del óvalo de asfalto.

Mientras tanto, aguardan a un lado pese al frío, que en las últimas semanas se hizo sentir con intensidad.

Ellos explican que durante el verano los días eran más largos y cálidos, y que los chicos encontraron allí un espacio para compartir alegrías, aprender y divertirse, también para tomar la merienda con sus amigos.

La llegada de las primeras fechas del invierno y un sol que se pone con mayor celeridad, trajeron los problemas. Se tuvieron que modificar los cronogramas y los días de las prácticas.

«Las clases eran los lunes, miércoles y viernes de 18 a 20, en verano estábamos bien. Cuando empezó el otoño tuvimos que dejar los lunes por el tema del frío, aparte oscurece temprano y no nos da el tiempo para hacer todo, nosotros hacíamos calentamiento y después la práctica, que es la parte más linda para los chicos, ahora cada vez tenemos menos tiempo», comentó Alejandra.

Foto: Cecilia Maletti


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