IMAGENES, DOCUMENTOS Y PERFILES

» Chaneton, notorios y un bote. Seis días antes de fundarse Neuquén el 12 de setiembre de 1904, Enrique Nordenström, «con domicilio legal en esta Capital» denunció al juez Patricio J. Pardo, a José Belindo López, ex comisario del lugar (causa 266 año 1904 Juzgado Letrado) por abuso de autoridad. Adujo que autorizó al vecino de Choele Choel Vicente E. Carranza a llevarse su bote amarrado a un sauce a orillas del Limay con cadena y candado. Lo curioso no es sólo que el denunciante ya dice «en esta Capital», cuando se ultimaban trabajos inaugurales, sino que se demuestra que Abel Chaneton estuvo en la nueva capital desde sus inicios (la «historia oficial» lo ve en la nueva capital recién en 1906). Quien esto escribe testimonió que Chaneton estaba en la nueva capital en 1905 (ver esta misma página del 17/10/2004), al rechazarse su iniciación en la logia masónica del rito azul Obreros Luz de Neuquén Nº 95, por sus antecedentes en la vida profana. En la foja del expediente judicial aludido que aquí se reproduce, aparece el nombramiento y rúbricas de Abel Chaneton -que jura como «fiscal ad hoc» el 7 de setiembre de 1904- y del juez Pardo (firmas al pie).

» Bruguera enigmático. En la ilustración aludida se reproducen dos firmas el secretario actuante José Bruguera. Este español disertaría cinco días más tarde en el chalet gubernamental durante la comida de la inauguración de la nueva capital neuquina en el chalet de madera, domicilio de Bouquet Roldán y de su gobierno. Un año después Bruguera será juez de paz suplente de la capital, y también defensor contra un pedido de extradición a Chile del bandolero trasandino Benavídez (ver esta página del 19 y 26 de octubre/2003). Terminará finalmente encausado por su complicidad en el intento de fuga de Benavídez y de Manuel Medina, nada menos que el asesino del primer esposo de la «bandolera inglesa».

» Belindo López sobreseído. El comisario acusado por Enrique Nordeström de abuso de autoridad resultó sobreseído. Es que el juez letrado de Río Negro Luis Ruiz Guiñazú al volver de su gira por Nahuel Huapi y bajar el Limay, dejó el bote amarrado en el Limay y pidió la custodia al comisario Belindo López. Cuando un emisario del juez, el tal Carranza, reclamó el bote, lo encontró amarrado con cadena y candado. Pero era el de juez sino el de Nordeström. El comisario, sugirió preguntar en lo de Varela y Linares «donde había parado el doctor Guiñazú» y podría estar la llave. Carranza, urgido por volver a Choele, autorizado por López y auxiliado por otros, limó la cadena y bogó río Negro abajo (no se sabe cómo fue recompensado Nordenström).


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