Impecable planificación
Marcelo Ochoa
El ingreso al banco, la espera de los empleados, la apertura del tesoro, la huida y hasta una falsa alarma como “cortina” estuvieron perfectamente planificados. Los delincuentes eligieron el vehículo para escaparse. Sabían que son varios los empleados que concurren a la sucursal con su propio auto, pero los ladrones, seguramente tras estudiar ese punto, optaron por un Peugeot 306 negro, con vidrios polarizados. De esa manera se alejaron 4 kilómetros, hasta un paradisíaco lugar, conocido como la Laguna “La Salada”, muy concurrido los fines de semana y en el verano como sitio de recreación y descanso. Rodearon el espejo de agua por un camino vecinal y tras pasar el mirador de La Cruz, se desviaron por una huella, para finalmente abandonar el automóvil entre los arbustos, sobre una loma, en un sitio casi inaccesible. Un empleado policial conocedor y experto en seguir rastros en los campos se escabulló entre las matas y encontró allí el Peugeot abandonado. Otros testimonios indicaron que se vio salir de allí a un automóvil blanco, pero para entonces los delincuentes contaban con varias horas de ventaja. Se especula que pudieron salir por esos caminos hacia el sur, rumbo a Patagones, o hacia el norte, tanto Médanos, Hilario Ascasubi o Mayor Buratovich. No obstante, el operativo cerrojo se amplió, ya que los caminos vecinales y las huellas podrían permitirles acceder a otras rutas, que al igual que el resto del atraco, deben haber sido estudiadas con sobrada anticipación. Una falsa alarma al teléfono de la única comisaría del pueblo, registrada minutos antes de las 10, es interpretada por los investigadores como un elemento más del desarrollado plan de la banda. A la hora en que escapaban del banco, una voz anunciaba a la policía que en el Establecimiento Las Isletas, en la zona rural, había una persona herida en estado de suma gravedad. Así intentaron distraer a las fuerzas policiales y finalmente se corroboró que el alerta era falso. La Policía intentaba ayer por la tarde instrumentar vuelos para rastrear a los malvivientes por vía aérea, al tiempo que los encargados de la investigación entrecruzaban datos sobre la posible identidad y apariencia de sospechosos, aunque con información hasta el momento imprecisa. (P.C.)
Marcelo Ochoa
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