Iniciativa

Pablo Verani sabe que en días de crisis, al igual que la lástima la pérdida de tiempo es lo menos aconsejable.

Y no ignora – claro está – que aun ante la decadencia fiscal de la provincia, su gobierno puede ganar elecciones. Pero también esmerilarse su poder.

La decisión de solicitar la renuncia al conjunto de su gabinete tiene – quizá, y nada más que quizá – ese marco de exigencias.

Y es «quizá y nada más que quizá» porque se ignora qué relación pueden tener en este caso concreto con las medidas que el gobierno tiene inexorablemente que adoptar para intentar zanjar la crisis.

Las medidas dependen de la convicción en la necesidad de tomarlas.Y de perseverar en esa convicción.

Perseverar sabiendo que la política es una lucha por rescatar una opción bajo la presión de las circunstancias. No se ignora que está en los planes de Verani cambiar ministros.

Pero independientemente del potencial vínculo entre las renuncias y qué hacer con la crisis fiscal, una cuestión está clara: con su pedido, Verani quiere emitir señales de que su gobierno está vivo.

Procura retomar la iniciativa tras varias semanas en que, ante la crisis, su poder funge destartaladamente. Sin fuerza.

Amarrado a la esperanza de un mejor futuro fiscal ahora que se plasmó su deseo: Fernando de la Rúa presidente.

Pero si la decisión es retomar la iniciativa se consume en un simple cambio de caras, la iniciativa no tendrá ninguna significación importante en relación a la crisis. Porque ésta solo puede ser encarada si el gobierno no se limita a lo convencional.

O sea, sin maquillaje.


Pablo Verani sabe que en días de crisis, al igual que la lástima la pérdida de tiempo es lo menos aconsejable.

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