Inspección ocular perjudicó a los acusados 

Se comprobó que los autos que vendían no habían sufrido siniestros, como ellos dicen. El juicio continúa hoy

 NEUQUEN (AN)- Al rayo del sol, en medio de la polvorienta meseta neuquina, el fiscal Ricardo Mendaña se jugó una de sus cartas más fuertes contra la banda acusada de vender autos robados. Durante una inspección ocular a las unidades comercializadas por los acusados quedó claro que ninguna sufrió vuelcos, choques ni incendios y que tienen su pintura original. Se desarmó así uno de los principales argumentos de los imputados, quienes aseguran que los vehículos que vendían eran reparados.

La diligencia judicial se realizó ayer al mediodía detrás del Parque Industrial, donde la Policía tiene una playa de estacionamiento para vehículos secuestrados. Hasta allí se trasladó el tribunal que realiza el juicio, integrado por Roberto Fernández, Cecilia Luzuriaga y Emilio Castro, el fiscal Mendaña y los defensores Orlando Funes y Gustavo Palmieri.

Asesorados por el sargento chapista José Wesilewski, inspeccionaron varios de los vehículos vendidos por los imputados Andrés Sarabia, Raúl Texeira, Fernando Gagliardino y Víctor Sedano Gómez.

Gran parte de la atención de los jueces se concentró en una flamante Ford Explorer que fue comercializada por Sarabia. Tiene la documentación de una camioneta idéntica que un directivo de la petrolera Total Austral volcó en la ruta 7.

Según los imputados, esa camioneta fue reparada a nueva. Pero el chapista aseguró que «si este vehículo hubiera volcado se notaría. No tiene soldaduras ajenas a las de fábrica, no fue repintada ni reparada».

Antes de la inspección ocular declaró el testigo José María González, administrativo de Total. Explicó que cuando un jefe de distrito de la empresa, de origen paquistaní, sufrió el vuelco con la Explorer, pusieron en venta los restos del vehículo. Sarabia fue el único comprador interesado.

La camioneta original era color azul pastel. La que fue secuestrada es gris. El perito chapista la raspó y no encontró debajo ningún rastro de la pintura original. «Tiene este color de fábrica», concluyó.

Ayer también declararon Armando Costantini y Humberto Llompart, propietarios de la empresa Automotores Armser de Rosario. Allí, los imputados compraron todos los vehículos secuestrados con su correspondiente documentación.

Como se ha informado, se los acusa de robar autos, blanquearlos con la documentación de vehículos idénticos que sufrieron destrozos, y venderlos.

Además de expresar su molestia por haber tenido que viajar hasta Neuquén a declarar, los empresarios rosarinos aportaron poco. Se limitaron a confirmar que Sarabia, Texeira y Gagliardino les compraban los vehículos, pero dijeron nunca vieron a los tres juntos. Esto es importante para la defensa, que trata de derribar la acusación de asociación ilícita que pesa contra los imputados.

También explicaron que los vehículos siniestrados que les vendieron «eran pasibles de ser reparados».

Costantini dejó caer una perla al final de su declaración.

-Años atrás tuve otro cliente de Neuquén… Daniel se llamaba.

-¿Puede ser Daniel Venezia? -le preguntó el fiscal.

-Sí, creo que sí. Me suena ese apellido.

La familia Venezia fue condenada por el mismo tribunal a pedido del mismo fiscal -pese a la oposición del mismo defensor, Funes- por sus maniobras con autopartes de vehículos robados. Daniel Venezia era el cabecilla de esa banda.

«¿Por qué tantas preguntas?»

NEUQUEN (AN)- «Pero, ¿a qué vienen tantas preguntas?». Molesto e inquieto, el testigo Domingo Faustino Menna reaccionó así ante el interrogatorio del fiscal. Serio, Mendaña le recordó que lo habían citado para contestar preguntas, no para formularlas.

Menna repitió con insistencia la muletilla «no recuerdo». Dueño de un desarmadero en Roca, dijo que conocía a los imputados «de la calle», y cuando se le pidieron más precisiones tuvo la reacción citada al comienzo. Después aclaró que «con Fernando (por Gagliardino) nos visitamos, somos amigos».

También vaciló cuando le preguntaron si Sarabia y Texeira eran clientes, y dijo no recordar qué les vendió.

Por sus manos pasó un camión que alguna vez estuvo a nombre de Sarabia. «Era comprado en un remate, tenía un papel que decía algo de eso», señaló. Entonces el fiscal le preguntó:

-Si le muestro una copia de ese papel, ¿lo reconocería?

-No -se cerró Menna una vez más.


 NEUQUEN (AN)- Al rayo del sol, en medio de la polvorienta meseta neuquina, el fiscal Ricardo Mendaña se jugó una de sus cartas más fuertes contra la banda acusada de vender autos robados. Durante una inspección ocular a las unidades comercializadas por los acusados quedó claro que ninguna sufrió vuelcos, choques ni incendios y que tienen su pintura original. Se desarmó así uno de los principales argumentos de los imputados, quienes aseguran que los vehículos que vendían eran reparados.

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