Inspiración para el dibujo heroico

El dibujo satírico y las sagas guerreras reflejan a los celtas como un pueblo temible.

Los celtas han hecho a través del cómic un aporte a la cultura occidental con Asterix y Obelix, los galos más famosos del mundo. Esto que parece una incoherencia o al menos una sobreabundancia de identidades es simple de explicar: los galos son parte de la cultura celta y de hecho mantenían una cultura equivalente a sus parientes de Irlanda.

En «Asterix en Bretaña» los dos amigos galos sacuden con un barril de poción mágica en ayuda de sus parientes en Hivernia (Irlanda) y Bretaña, rodeados por los romanos. Uderzo y Gosciny, autores de las aventuras de los galos, dejan en claro la relación cultural entre las tribus de ambos lados del Canal de la Mancha, aunque cada uno con su idiosincrasia y modismos idiomáticos (el rugby aparece como un eslabón que aún hoy no se ha roto).

Para ser exactos, las islas británicas y las galias eran en tiempos de Julio César el último bastión de un vasto imperio celta que en el 400 antes de Cristo llegó a sitiar y saquear Roma al mando de un rey llamado Livy.

Fue Julio César, que como personaje ha sido una estrella invitada en toda la saga de «Asterix y Obelix», quien ha dejado los relatos más acabados de la forma de vida celta en Francia. Aunque no es posible certificarlo, es evidente que Gosciny y Uderzo se han documentado en los escritos del conquistador. De hecho, es posible identificar muchas de las apreciaciones que Julio César hace de los galos en las páginas del cómic.

Citado por Rice Holmes en el libro «Conquista de las galias por Julio César», en un relato crítico y cuidado de las costumbres galas, César explica: «Eran apasionados en la guerra pero se desaniman por los reveses del combate. Son extremadamente supersticiosos, sometiéndose a sus druidas en sus asuntos públicos y privados».

Casi no hace falta decir que este último aspecto aparece en toda su dimensión en la historieta. El druida Panoramix es el eje central de la aldea y de él y su poción mágica dependen los galos contra la supremacía romana.

Los druidas tal como lo explica César, confirmado por Estrabón y por las referencias de las leyendas irlandesas, eran el verdadero poder soberano celta, quedando excluidos del servicio militar y del pago de impuestos. Como en la religión budista, si un miembro de una familia se convertía en sacerdote druídico, ésta inmediatamente subía de posición en la escala social.

Otro aspecto del comportamiento de los celtas que es posible apreciar en la historieta y es definido por César, es su necesidad de novedades del exterior. Según el emperador romano, «los galos estaban ávidos de noticias, asediando a los comerciantes y viajeros para charlar».

Poco amigo de la admiración vana de sus enemigos, César no duda sin embargo en realzar la valentía de los galos, atribuyendo su desprecio por la muerte a la creencia celta de la inmortalidad del alma. En un relato sobre la guerra de las Galias, César describe la perseverancia de los guerreros celtas en la toma de una posición durante el sitio a una empalizada romana. Uno a uno caen hasta cuatro guerreros víctimas de la catapulta. Aun así César no tarda en reconocer que los galos pueden ser engañados con argucias y tácticas avanzadas.

Casta de guerreros

La estética guerrera celta es una fuerte inspiración para los dibujantes de cómics. Sus leyendas, cargadas de sangre y drama, son una fuente común para los guionistas.

Las referencias locales sacan del polvo de los años '70 a «Rodwin de las Galias», una saga publicada en la revista Dartagnan hasta principios de los '80.

Rodwin era un noble depuesto cuya familia había sido asesinada y que viajaba acompañado por su auriga (escudero) en busca de venganza. La historieta no era exacta en cuanto a vestimentas y usanzas, pero era rica en el aporte al relato de supersticiones y leyendas propias o basadas en la mitología celta.

Orgrund, armado con una espada temible, y Wolf, un guerrero criado por lobos que se cruza con las sagas artúricas, son ejemplo de la misma época en la historia del cómic argentino. Así como «Conan, el bárbaro» que salió de Marvel cómics a la cinematografía, no son ejemplos estrictos en cuanto a cultura celta, pero es evidente que toman mucho de sus elementos tanto estéticos como argumentales.

Más actual, a principios de los '90, la revista Skorpio publica «Almanzor», la historia de un hechicero que es condenado a morir cien veces, siempre que cumpliera con una acción de justicia y bondad. El relato está cargado de referencias de la superstición celta, con duendes, hadas y semidioses que se cruzan para confundirlo o supervisarlo en su búsqueda.

Exponente del antihéroe argentino, «Cazador» se vio envuelto en la historia más significativa de la leyendas celtas: la saga de Cuchulain, el guerrero más grande que haya tenido el Ulster.

Cazador encaja perfectamente en las batallas a través de Emain Macha, armado con un hacha enorme y coleccionando cabezas de las tropas de la reina Maev, enemiga de Cuchulain, a la que no duda en rugirle un piropo de cancha bien argentino del tipo «mamaza, vení que te chupo lahhs´teta».

Jorge Lucas, uno de los autores del cómic, tal vez el más significativo de los últimos años en la Argentina, no duda en ubicar a Cazador en la última batalla del héroe celta contra el clan Calatin.

Del cómic internacional fue el dibujante Simon Bisley quien con mayor trascendencia llevó la mitología celta al dibujo. Con «Slaine», Bisley relata la historia de un guerrero del tiempo de los mitos y leyendas, poseedor del hacha «comesesos».

Slain recorre el mundo junto a su escudero elfo llamado Ulkko, en busca de las armas prohibidas de Atlantis. Slain busca la unidad de las tribus celtas para enfrentar al terrible Dios Cornudo.

Como toda la obra de Bisley, «Slaine» está cargado de humor negro, batallas intrincadas y sangrientas. Aunque guarda una relación directa con la cultura y leyendas de la Irlanda antigua, está claro que se trata de una libre e imaginativa versión del autor estadounidense sobre los mitos celtas y sobre todo inspirado en la figura de Cuchulain.

El manga (los cómics japoneses), aunque culturalmente lejanos, se han acercado al género, al menos por una necesidad comercial. «Lodoss War» es un relato de caballeros, elfos y orcos que aunque proviene del espíritu celta, está más emparentado con los relatos tolkenianos que con la propia leyenda celta.

John Ronald Reuel Tolkien es en rigor el creador de todo un género de «espadas, dragones y hechicería» que toma elementos de celtas. La preponderancia del hechicero al estilo druídico o las estirpes de guerreros iluminados son dos ejemplos de lo que Tolkien toma de los celtas para crear un nuevo universo literario.

Las leyendas celtas

Cargadas de exaltaciones y exageraciones, los relatos de guerreros celtas cabalgan en la mística y la historia a la vez. Un ejemplo es el relato de la muerte del rey Conary, uno de los reyes milesianos, cuando la casa es atacada por paladines de la Morrigan, diosa de la perversidad. En la gran lucha que se precipita, un incendio se adueña de la mansión pero es sofocado con agua, vino y todo líquido que hay en la casa. Conary, que junto a su gente ha asesinado a cientos y por momentos es victorioso, comienza a morir de sed.

Mac Cetch, uno de los guerreros, sale en busca de agua para su rey y queda Conall «el de las victorias», su compañero de armas, a cargo de la defensa de su señor.

Mac Cetch recorre Irlanda en búsqueda frenética de agua, pero el pueblo de la magia que controla los poderes de la naturaleza, ha cerrado todos los recursos contra él. Los pozos de Kesair en Wicklow, los grandes ríos Shannon y Slainey, Bann y Barrow; todos y cada uno están escondidos para que no los encuentre. Alcanza el lago Gara, en Roscomon, que tarda en esconderse y ahí llena la copa para el rey Conary. Por la mañana regresa a la mansión con el bien precioso y encuentra a todos los defensores muertos. Decapita a uno de los enemigos y arroja una columna sobre otro.

Al mismo tiempo toma la cabeza decapitada de su rey muerto y le vierte agua en la boca. Inmediatamente el rey le habló elogiándolo y agradeciéndole la hazaña.

Cuchulain, héroe del Ulster

Cuchulain era en los relatos celtas un guerrero de aspecto aniñado pero que en la batalla tomaba formas bestiales y dimensiones titánicas y sobresalió entre sus pares desde el momento en que tomó sus armas. Se ubica en la historia irlandesa unos 700 años antes de Cristo.

En el rito iniciático de «tomar las armas de la adultez», Cuchulain quebró cada una de las lanzas que le trajeron y partió a patadas los carros que le acercaron. Cuando le trajeron las lanzas y el carro del rey, se quedó con ellas al no poder romperlas.

Cuchulain era tan atractivo que todas las doncellas se enamoraban de él. Incluso la Morrigan, diosa de todo lo perverso, se le aparece en forma de doncella para ofrecerle su amor, pero Cuchulain la rechaza. La Morrigan acosa al guerrero gran parte de su vida y finalmente se traba en lucha en un arroyo. La diosa se aparece en forma de serpiente y de plantas que se enredan en el cuerpo del guerrero para ahogarlo. Cuchulain la hiere y la vence y después de este incidente se convierten en amigos. Fue así como en antes de la última batalla de Cuchulain, la diosa le rompe la guía de su carro como advertencia.

Por el atractivo de Cuchulain con las mujeres, los hombres del Ulster le piden que tome una esposa. Sin que ninguna lo satisficiera, finalmente se enamora de Emer, Hija de Forgall, señor de Lusca.

Cuando se encuentran, Cuchulain deja en claro que es a Emer a quien ama y no a su hermana mayor Fial, quien debe casarse primero por ser la mayor. Cuchulain mirando por sobre la pechera de su delantal le dice «Mágica esta llanura, la llanura de noble yugo». «Nadie viene a esta llanura teniendo hazañas por realizar», responde ella.

Pensando en cómo prepararse para las hazañas que su amada le pide, vuelve Cuchulain a su hogar en Emain Macha. Es así como consigue la enorme lanza Gae Bolg (bella lanza) de la mujer guerrera Skatha luego de superar el obstáculo del puente. Skatha, quien sostenía hasta el momento que no había nadie merecedor de tal arma, enseñó durante un año y un día las artes de la guerra y el uso de la Gae Bolg, que se lanzaba con el pie y que si entraba en el cuerpo de los enemigos llenaba cada uno de sus miembros y el cuerpo entero con púas. Avido por probar su valor y ganar a Emer como esposa decide incursionar en pie de guerra contra Connacht, región que sostenía grandes luchas con el Ulster. Sus enemigos al verlo lo consideraron un muchacho, pero Cuchulain en lucha solitaria, uno a uno los mató y colgó sus cabezas en su carro.

La historia de Cuchulain llena de batallas y gloria, termina en forma dramática en la guerra contra la reina Maev. En la batalla en el vado de Forked Pole, Cuchulain vence a cada uno de los campeones de Maev y clava sus cabezas en picas. Al final enfrenta a su mejor amigo Ferdia y luchan amargamente hasta la muerte de este último, partido en dos por la Gae Bolg.

La muerte de Cuchulain sobreviene en medio de guerras en las que los hombres del Ulster defienden la provincia contra Maev. La desaparición de Emer, su prometida, sella su destino y a manos del clan Calatin, Cuchulain muere luchando hasta el final.

Gustavo Scattareggia


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