Instrucciones para extraterrestres III: El cine

Caballeros extraterrestres en esta última lección de la temporada nos prepararemos para concurrir a un lugar cerrado y oscuro que los humanos llaman cine. Convengamos que de alguna manera es un burdo remedo de los viajes temporales que ustedes hacen. Para los humanos hacer películas históricas es un ejercicio de reflexión sobre el futuro inmediato. Como por ejemplo: ¿Recuperaré los millones invertidos? ¿Ganaré el Oscar? ¿ Cómo iré vestida/o para la ceremonia?

Pero fíjense, queridos alienígenas que los humanos también se preocupan mucho por el futuro pero lo cierto es que los humanos, el futuro sólo pueden imaginarlo y el pasado recrearlo, y para ello, en principio, necesitan encerrarse en un cuarto oscuro del que hay tres modelos.

En el primero hay una cama en la que se acuestan y apagan la luz. Ahí generan imágenes oníricas que tienen que ver con el pasado, presente y futuro. Se llama dormitorio. El segundo modelo se llama precisamente «cuarto oscuro», donde se dice que incluso tienen la capacidad de elegir el futuro, pero al menos en la Argentina no está dando buenos resultados. Algunos dicen que es porque partimos de una falsedad: el cuarto no es oscuro. Quizás si eligiéramos a ciegas, nos iría mejor. Allí conjugan la realidad argentina en nuevos tiempos verbales: pasado añorado, presente imperfecto y futuro indefinido.

Y finalmente el cinematógrafo, gran sala a oscuras e ingenioso truco de luz que tiene la finalidad de hacerlos reír, llorar o asombrar. Los terrestres no sólo se alimentan de proteínas, sino también de emociones y generalmente les gusta hacerlo al mismo tiempo. De la misma manera que el televisor es un ingrediente más en la mesa, la garapiñada es infaltable en las butacas de cine.

Se supone que al entrar a una sala usted lleva puesto el camuflaje de humano que si quiere se lo puede sacar cuando apagan la luz, siempre y cuando se siente en la última fila. No se preocupe, no se va a sentir incómodo, esa fila es un lugar de desinhibidos sinceramientos.

Cuando comience a ver grandes imágenes frente suyo verá cómo la gente se sensibiliza con esas sencillas luces de colores formando imágenes chatas en una tela. Lo llamativo es que todo es falso, ¡bah! falso, los actores son verdaderos al menos antes de ser transformados en luz en movimiento. De todos modos si usted percibe que algunas moléculas de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno se condensa en la parte inferior de su órgano receptor de imágenes, es posible que esté entendiendo algo.

No salte de la butaca si en la oscuridad un rayo de luz barre la sala o lo apunta. No son los malditos Sharkims que lo buscan para destruirlo con su haz de plasma neutrónico, es el acomodador que quiere ubicar a malditos impuntuales. El único problema que puede llegar a tener es que una persona de cabeza grande se le siente enfrente y le arruine la película. De todos modos no se sienta desdichado, 36 millones de argentinos lo entienden de corazón y le son solidarios.

Horacio Licera

hlicera@rionegro.com.ar


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