Intenso y en cero
<b>Así fue y así terminó el duelo entre Godoy Cruz y un River que sigue añorando un goleador.</b>
Los dos se fueron a los vestuarios exhaustos y con un sabor agridulce en la boca. Jugaron con intensidad, buscaron por vías diferentes y finalmente tuvieron que conformarse con un empate. Godoy Cruz y River ofrendaron lo suyo, pero el 0-0 no se movió.
A ambos les faltó la puntada final y por eso la igualdad estuvo bien en la noche del domingo.
Interesantes y entretenidos 45 minutos iniciales jugaron en el Malvinas Argentinas. Lo único que faltó fue el gol, porque se fueron al descanso con los arcos vírgenes y la sensación de que ambos habían hecho algún tipo de mérito para marcar.
Los primeros 30 minutos del partido fueron exclusividad del Tomba. Agresivo en ofensiva el equipo de Martín Palermo. Metió una presión alta, soltó muchos jugadores en ataque y por los costados (sobre todo por el lateral derecho, donde se paró Leo Ponzio) sumó riesgo cada vez que entró en escena el rebelde Facundo Castillón. River perdía en todos los sectores del campo, no podía progresar y su dinámica de juego estaba reducida a la mínima expresión. Avisó el dueño de casa con un cabezazo de Óbolo a los 6’ y unos minutos más tarde, y tras una mala salida Millonaria, el gol lo tuvo Gonzalo Castellani, pero adentro del área y sin marca, tiró el balón a las nubes.
Apenas iban 10’ y Godoy Cruz volvió a hacer ensuciar a Barovero, que le ahogó el grito a Castillón. En River el único que entendía el libreto ofensivo era Carlos Carbonero, que sobre los 25’ armó una buena jugada y lanzó un centro ‘picante’; Gio Simeone definió bien, pero el arquero Jorge Carranza estuvo aún mejor con una ataja para ponerle marco. Y fue Carbonero el que sobre los 39’ volvió a desequilibrar y le cedió el gol a Lanzini, que tiró la pelota por arriba. Antes, Lértora había penetrado la defensa visitante, pero su disparo fue a dormir en paz a las manos de Barovero.
Como en el primer tiempo, el partido siguió intenso pero con demasiadas imprecisiones. Godoy Cruz bajó su nivel, pero River no encontró las vías para preocupar a Carranza por el hecho de que sus generadores de juego, Juan Manuel Lanzini y sobre todo Jonathan Fabbro, estuvieron perdidos en una nebulosa.
El Tomba contó con un par de chances muy claras. La primera a los 17, cuando Alexis Castro no alcanzó a cabecear un buen centro y Maidana rechazó cerca de la línea del arco; la segunda a los 31, pero Castillón no alcanzó a definir con fuerza y el duelo lo ganó Barovero.
River entretuvo la pelota, careció de profundidad y se transformó en un equipo predecible. Por eso y la incapacidad de definir, las cosas acabaron en tablas.
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